LIBROS

Sir Paul Preston, tan ameno como parcial

Sus libros se ven lastrados por una visión maniquea

Paul Preston (Liverpool, 1946)
Luis Ventoso

Esta funcionalidad es sólo para registrados

En la actualidad viven dos Sir Paul hijos de la peleona clase obrera de Liverpool. Uno es obvio: el «beatle» Paul McCartney. El otro es Sir Paul Preston , honrado por la Reina el año pasado, un mes antes de caerle los 72. El mérito que esgrimió la Corona fueron «sus servicios a las relaciones anglo-españolas». Ciertamente Preston, formado en las universidades de Cambridge y Reading, ha trabajado a destajo y durante años en la atribulada historia de la España del siglo XX, centrándose en la catástrofe de la Guerra Civil y sus aledaños. Como narrador resulta amenísimo, fiel a la escuela británica , que frente a la tradición española de una historia soporífera que se contaba por acumulación de datos, sabe que aburrir es el mayor pecado. «No hay nada que no se pueda decir de una manera mejor, más simple y elegante», ha dicho alguna vez, y él lo cumple.

Su problema estriba en que sus prejuicios ideológicos sesgan su mirada sobre la República y la Guerra Civil . Sus amenos y muchas veces trabajados libros se ven lastrados por una visión maniquea, donde se escamotean las fallas y crueldades del bando republicano, que también las hubo.

Preston, que es un buen tipo, tampoco oculta sus tendencias. Criado en una familia de tradición izquierdista le fascinó desde joven la República española y se hizo hombre sintiendo «la indignación por su derrota y la solidaridad con el bando derrotado». Stanley Payne , que encabeza la visión contraria, le ha sacado alguna vez los colores por su mirada parcial. Por lo demás, el historiador inglés es un fantástico conversador , muy divertido y extrovertido.

Pasar por su casa del norte de Londres garantiza pasar un buen rato (una vez salí de allí con un singular obsequio: especias para mejorar los «gin tonics»). Hincha impenitente del Everton y profesor desde 1991 de la London School Economics, su izquierdismo nunca lo llevó a los extremos : «No dejé de ser católico para hacerme marxista», ironiza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación