ARTE
Paul Klee, el artista total
El Pompidou de París dedica una gran exposición a Paul Klee que recorre toda su ecléctica trayectoria
El Centro Pompidou acoge una magnífica exposición del artista suizo Paul Klee (1879-1940), una de las figuras centrales del arte del siglo XX. Si pueden visitar París, no se la pierdan. La muestra reúne unas 230 obras –dibujos, pinturas, pequeñas esculturas, marionetas y grabados– que se presentan en siete secciones, con un orden cronológico. En ellas, se pretende reconstruir la trayectoria de Klee desde sus inicios , sus aproximaciones y contrastes con los movimientos de la vanguardia: cubismo, dadaísmo, surrealismo, constructivismo y la figura especial de Picasso , hasta sus años finales, marcados por el acceso de los nazis al poder, la guerra y la enfermedad.
Está dedicada al gran músico Pierre Boulez , fallecido el pasado 5 de enero, que situó en Klee –también excelente violinista– una de las más altas cimas de intercomunicación entre las artes visuales y la música . Todo ello se expresa en el hermosísimo libro «El país fértil», que publicó en 1989. Si la dimensión musical atraviesa las obras de Klee, que hacen arder el silencio , no menos relevante es el trasfondo poético, literario, que igualmente alienta en ellas: el juego contínuo de sus títulos y rótulos con las imágenes, el desvelamiento interior de sus escritos autobiográficos, sin olvidar la profundidad de sus textos pedagógicos y teóricos. En definitiva, en Paul Klee encontramos una de las síntesis más rotundas de lo que podemos llamar el artista total .
Ironía dual
El eje conceptual de la exposición se sitúa, desde una perspectiva genealógica, en el concepto romántico de ironía , al que se alude en el título. En 1797, el pensador Friedrich Schlegel caracterizó así la ironía: «En ella todo debe ser broma y todo debe ser serio, todo debe resultar cándidamente sincero y profundamente simulado a la vez». Esa dimensión dual de la ironía, con lo que conlleva de oscilación entre los antagonismos, entre la afirmación y la negación, es sin duda una interesante clave de interpretación de la obra de Klee en su conjunto. En enero de 1906, él mismo escribió en sus «Diarios»: « No hay ninguna necesidad de ironizar a mi costa, yo mismo me encargo de ello ».
El pequeño formato habitual en Klee tiene que ver con su dinámica de introspección, de mirada hacia dentro , que se expresa en esa consideración sobre la autoironía, y que atraviesa todo su trabajo. Uno de los signos más claros de esta cuestión es el dibujo de 1919, y los subsiguientes grabados, con el título de « Ensimismamiento »: una especie de autorretrato distorsionado en el que vemos sus ojos intensamente cerrados, los de un personaje confrontado consigo mismo , de una intensísima vida interior.
«Insula Dulcemara», pintira de 1938 Paul Klee. «La ironía en práctica»
Centro Pompidou. París. Comisaria: Angela Lampe. Hasta el 1 de agosto