SERIES
El paraíso de las miniseries
«Happy Valley» es el último exponente de la inigualable calidad británica en las distancias cortas. Su protagonista, una sargento de policía poco atractiva y atormentada por las desgracias, es uno de los mejores personajes de la temporada
Nadie «corre» las miniseries como los británicos . Su capacidad para comprimir historias en la media distancia de los seis capítulos es comparable a la resistencia genética de los atletas de las islas en los 1.500 metros o, mejor aún, en la carrera de la milla. En seis episodios cabe todo y no sobra nada. Los personajes tienen el tiempo justo de crecer sin la posibilidad de adormecerse en la rutina . Entran todos los matices, pero no hay sitio para la repetición. Impulsadas por su tradición teatral, las miniseries del Reino Unido toman la salida a toda velocidad, mantienen el ritmo en las primeras vueltas y, cuando vislumbran la línea de meta, descubren fuerzas desconocidas para esprintar, con el corazón en la boca. Al público solo le queda aplaudir.
En « Happy Valley », a todas esas virtudes se añade uno de los grandes personajes de la ficción actual, una protagonista a contracorriente, madura, poco agraciada , un sargento de la policía cuyo pasado ha sido construido con una argamasa de desgracias alicatadas con sus propios errores. Es una mujer obsesionada, a primera vista mediocre, que sin embargo sabe cautivarnos .
Un lugar «feliz»
Antes de resumir su drama, un apunte geográfico. El nombre de Happy Valley es, por supuesto, irónico. Es así como la Policía de Calder Valley, en Yorkshire Oeste, al Norte de Inglaterra, denomina a esta zona deprimida por el tráfico de drogas . Ni siquiera su río, castigado por la polución textil y química, es mucho más navegable que el Manzanares madrileño.
Catherine Cawood (una impecable Sarah Lancashire ) no ha superado el suicidio de su hija, mientras cuida de su nieto, fruto de una violación. A la tragedia se une el desentendimiento de su yerno, que ve en el crío la cara del monstruo. Bajo el uniforme de la protagonista vive una persona abrumada por las contradicciones , más dolorosas aún porque posee una inteligencia superior a la triste media. Que este personaje tan rico y poco común sea obra de una mujer no puede ser casualidad. Sally Wainwright no ha dejado de trabajar desde finales de los ochenta. Hasta la fecha, su título más conocido era « Coronation Street ».
«Happy Valley» es una especie de cruce entre «Fargo» y el cine de Ken Loach . Incluso mejora algunas de las virtudes de ambos. El argumento es menos caprichoso que el de los hermanos Coen y el punto humano y social del segundo viene desprovisto de sus habituales efectos secundarios, como las de ganas de demostrar alguna tesis. La serie añade la rara habilidad de la sorpresa, unida a la aún menos frecuente lucidez sociológica .
Mal y estupidez
Bajo la apariencia inofensiva y semirural del municipio en el que transcurre la acción, la serie es capaz de mostrar que el mal anida en todas partes, a menudo aliado con la estupidez . Un contable incapaz de contener su mezquindad, un Walter White desprovisto de cerebro, desencadena la acción y pone en marcha un crimen real, nada que ver con los crucigramas policiales de Agatha Christie . En el fondo, «Happy Valley» tiene también algo de Hitchcock , todo queda entre británicos, con una intriga «in crescend»o, que alcanza su clímax, casi insoportable, en el cuarto capítulo. Algunos espectadores británicos, de los 7,64 millones que vieron la primera temporada, protestaron ante la BBC por poner al ser humano ante un espejo tan cruel , aunque seguramente lo expresaron con otras palabras. La serie, en todo caso, fue un éxito a contracorriente, porque tras su pase en la cadena pública, sus seis episodios tuvieron aún más público (y esto ya es excepcional) a través del servicio BBC iPlayer, en internet . La segunda temporada acaba de empezar esta misma semana. En España puede verse desde el miércoles en Movistar+ , casi en «directo».
En seis capítulos caben todos los matices y no hay sitio para la repetición
Lo mejor de todo es que la televisión británica tampoco ha roto ningún molde con esta miniserie. En los últimos años es creciente el número de producciones que llegan a nuestro país, de un modo u otro . Incluso la televisión en abierto nos regaló los seis capítulos de «Broadchurch», otra investigación criminal de altura que ahora está disponible en Netflix . «Black mirror», «Inside Men», «La caza (The fall)», «Sherlock», la comedia mestiza «Episodes», «Catastrophe», «Peaky Blinders» y «The missing» son solo algunos ejemplos de la riqueza y variedad de las que dispone el aficionado a las series, sin duda una de las especies más malcriadas de nuestro tiempo.