¿Para qué esforzarse? ¡Aprobado para todos!

La ministra de Educación ha negado que, este curso, vaya a haber aprobado general : «Sería injusto». Una gran verdad: premiaría a los vagos, castigaría a los laboriosos y desanimaría a todos. Si todo vale igual, ¿para qué esforzarse? Lo malo es que ha añadido que se pasará de curso «como norma general»; este año, «más aún». La repetición de algún alumno será «la excepción» y «ha de estar sólidamente argumentada». (¿Cuántos profesores se atreverán a luchar contra estas consignas?). Es decir, que hemos vuelto, con otro nombre, al aprobado general: las maravillas del lenguaje «politiqués», que dice Amando de Miguel .

El PSOE sigue sin enterarse de que lo único de verdad progresista es que asciendan los que se esfuerzan, sea cual sea su origen social y económico. Sigue queriendo «que nadie se quede atrás» . Es decir, igualar por abajo. ¿Cree de verdad que así avanzará España?

A todo eso añade la jerga de los nuevos pedagogos . Por ejemplo, en julio habrá «actividades globalizadoras, interdisciplinares, lúdicas». Podría añadir: participativas, igualitarias, dinámicas, trasversales, feministas, progresistas, democráticas… Todos los tópicos. Claro que, para que no se enfaden los sindicatos, no tutelarán esas actividades los profesores sino monitores , todavía indeterminados.

Así, los alumnos seguirán obteniendo los títulos aunque tengan asignaturas pendientes y nuestro nivel cultural seguirá bajando cada vez más. ¿Qué importa eso? Estarán felices los alumnos , que en ningún caso suspenderán, y los padres, que se librarán, en verano, de un problema. ¡Qué admirable cantera de votantes, de cara al futuro! Y, en todo caso, de los posibles errores se echará la culpa a las Comunidades Autónomas, que para eso están. Es la fórmula mágica: ¡Aprobado para todos! Aunque algunos políticos merezcan el suspenso general.