ABC Cultural 30º Aniversario
Las palabras en el tiempo
Dos proyectos marcarán el futuro de la RAE, el ‘Diccionario Histórico’ y el denominado ‘Lengua Española e Inteligencia Artificial’

Tomo a préstamo para este artículo el título que utilizó el insigne lexicógrafo y gramático Manuel Seco Reymundo en su discurso de ingreso en la Real Academia Española el día 23 de noviembre de 1980. Le contestó Rafael Lapesa Melgar, no menos reconocido sabio en materias lingüísticas. Ambos hablaron de los diccionarios históricos. Seco trazó la lamentable historia de la acumulación de retrasos y calamidades que afectaron a la elaboración del ‘Diccionario Histórico de la Lengua Española’ desde que se inició en 1914, gracias al impulso del entonces director Antonio Maura.
El primer diccionario de esta clase, el alemán de los hermanos Grimm, comenzó a elaborarse en 1838. Ellos dejaron terminada, a su muerte (la de Jacob en 1863 y la de Wilhem en 1859), la cuarta parte del léxico (hasta la mitad del volumen IV), pero la finalización de la obra se prolongó hasta 1961; 107 años después de la publicación del primer volumen se llegó a la edición del último de los 32 que componen el ‘Diccionario’.
El segundo gran diccionario histórico por orden de aparición fue el ‘Diccionario inglés de Oxford’, publicado de 1888 a 1928 en doce grandes volúmenes, ampliados más tarde con ‘Suplementos’. La tarea de levantar ese monumento recayó sobre los poderosos hombros de un lexicógrafo excepcional, James Murray. Su gigantesco trabajo ha sido novelado (S. Winchester, ‘The Professor and the Madman’, Harper, 1999) y llevado al cine con éxito (Mel Gibson es Murray en el filme). Como también habían hecho los hermanos Grimm, la ‘Philological Society’ había pedido ayuda a todas las personas conocedoras de la lengua inglesa que quisieran colaborar y llegó a sumar a más de 170 voluntarios. Pero cuando Murray se hizo cargo de la dirección del ‘Diccionario’ hizo nuevos llamamientos y llegó a reunir el segundo año más de 800 colaboradores.
Biografía de todos los vocablos
Lamentablemente el español, segundo idioma del mundo por el número de hablantes nativos, no tiene todavía un diccionario histórico. Un diccionario histórico es, siguiendo la descripción de Seco, un catálogo que, usando documentación que abarca toda la historia de la lengua, establece la evolución de cada una de sus unidades léxicas. Suelo precisar que su objetivo es fijar, mediante estudios monográficos de cada palabra, la biografía de todos los vocablos de nuestro idioma. Es decir, un trabajo que tiene el propósito de examinar el nacimiento, la evolución y transformaciones de las palabras, la formación de derivados o familias, y el vigor o decadencia de cada una de ellas.
En España, cuando se empezó, en 1914, la tarea de preparar el ‘Diccionario Histórico’ apenas hubo especialistas que se sumaran. Los resultados del proyecto fueron muy limitados: se editó el primer volumen en 1934, que comprendía la letra A y tres años más tarde otro que abarcaba la letra B y parte de la C.
Los trabajos no continuaron hasta 1947 en el marco del Seminario de Lexicografía que se había creado en la Academia el año anterior. Su primer director, que fue Julio Casares , utilizó la fórmula del llamamiento público para que se sumaran a la ardua tarea de preparar fichas «todos los amantes del idioma». Pero pocos años después el proyecto volvió a atascarse por falta de recursos personales y económicos.
La dificultad mayor para descentralizar el trabajo, sumando equipos o personas especialistas de cualquier localidad, universidad o institución cultural, deriva de que las fichas y papeletas que hay que utilizar están archivadas en la sede académica de la calle Felipe IV de Madrid y la consulta directa es imprescindible. Pero una vez que se ha procedido a la digitalización del ‘Corpus del Diccionario Histórico’, que también comenzó ahora hace 30 años, y contamos con herramientas de redacción accesibles desde cualquier lugar, la obra puede recibir un impulso hasta ahora impensable y la RAE puede llamar a la tarea a lingüistas de todo el mundo para que colaboren en la misión.
Estamos en ello. Hemos hecho ya esa convocatoria y contamos con una primera nómina de más de 300 colaboradores. Refundiremos y aprovecharemos los artículos preparados por nuestros antecesores y esperamos contar en pocos años con un diccionario histórico esencial. La utilización de la tecnología digital está siendo del todo imprescindible. Nos permitirá, por fin, situarnos en la senda de las grandes obras alemana e inglesa antes citadas.
'Nueva economía de la lengua'
Dos proyectos marcarán el futuro de la RAE, el indicado ‘Diccionario Histórico’ y el denominado ‘Lengua Española e Inteligencia Artificial’ (LEIA), con el que pretendemos que las regulaciones académicas sean acatadas por las máquinas pertrechadas de inteligencia artificial. Los dos son vitales para nuestra lengua y por eso hemos solicitado (esperemos que con éxito) que se incorporen al PERTE ‘Nueva economía de la lengua’, aprobado por el Gobierno. Posiblemente no pueda citarse ningún otro más relevante para nuestro idioma, teniendo en cuenta los fines que persiguen y la institución que los dirige.
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