LIBROS

«Mi padre, el pornógrafo»: palos y astillas de Chris Offutt

Del guionista de series como «True Blood», coinciden en librerías una novela -con ecos de autoficción- y un libro de relatos

El escritor norteamericano Chris Offutt
Rodrigo Fresán

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Ante semejante horda incontenible de «memoirs» domésticas y novelas testimoniales y literatura del yo y autoficción cabe pensar que no estaría del todo mal la pronta fabricación de algún tipo de ingenio que calibrase primero y recién autorizara después si el narrador o narradora en cuestión auténticamente cuenta con algo real que sea necesario evocarse. De ser esto así, está más que claro que lo que recuerda Chris Offutt en «Mi padre, el pornógrafo» tiene todo para superar el test con excelente calificación y así convertirse en uno de los libros más apasionantes de los últimos tiempos sin que importe si su material es verídico o no. Podría ser una ficción pura y dura y el resultado sería el mismo: la saga doméstica de un hijo, Chris Offutt (Kentucky, 1958) intentando desentrañar el misterio de su padre, Andrew Jefferson Offutt V, y en el proceso volviéndolo aún más apasionante y nunca del todo comprensible.

Lo de Offutt es un tema casi clásico de la remembranza familiar -cómo hacer las paces con un progenitor siempre en pie de guerra- pero que aquí aparece en la más original y acaso única de las variaciones. Así, el hijo que siente que le debe su vocación literaria al hallazgo del tesoro en aquel libro de Robert Louis Stevenson con isla, pronto descubre que se trata de la herencia de un hombre déspota quien, durante los años 70 siempre fue un casi secreto pero compulsivo tecleador de novelitas porno-«pulp» (con piratas y fantasmas y vampiros y personajes históricos y agentes secretos y detectives y zombis y atlantes) para alimentar primero a su familia y luego devorarse a sí mismo. Acompañan, también, la siniestra figura de un abusador sexual digno de las páginas más «dark» de Carson McCullers así como la verdadera heroína del asunto: la madre de Offutt.

Un hijo intenta desentrañar el misterio de su padre y en el proceso lo vuelve apasionante

La historia es tan formidable que podría ser filmada alternativamente por Wes Anderson, los hermanos Coen, Jim Jarmusch, David Lynch o Tarantino y -más allá de las diferencias estética- mantener intacta su singular atracción. Dentro de la vida fluye la sangre veraz y legítima de la obra y nada es casual y -aunque no hace mucho Offutt se ganó la vida escribiendo guiones para las series «True Blood», «Weeds», y «Treme»- lo importante está en otra parte.

Clásico moderno

El volumen de relatos de Offutt «Kentucky seco» (Sajalín, 180 págs, 19 euros) -su debut en 1992- es hoy considerado uno de esos clásicos modernos del cuento norteamericano junto a, por ejemplo, «Airships» de Barry Hannah o «Hijo de Jesús» de Denis Johnson o «Rock Springs» de Richard Ford o «Knockemstiff» de Donald Ray Pollock. Es decir: tramas medulares de parias de ocre pueblo chico alcanzando, de tanto en tanto, el deslumbrante imperio de la epifanía.

Así, los argumentos unitarios de «Cuarto menguante», «Lo que queda» o «Serrín» acaban conformando un todo que -como el propio Offutt explica en un epílogo- está ensamblado con material de sus idas y vueltas por ahí mientras, en casa, su padre no paraba de desnudar a sus creaciones para comprarle ropa a una criatura y a sus creaciones que, por suerte, por fin, han conseguido de todo eso y llegar a nuestro idioma. Y de paso -cabe esperar, ojalá que así sea- enseñarle a unos cuantos, a demasiados, que así es la vida.

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