ARTE

Eduardo Hurtado: «Mi obra cobra sentido trabajando con otros»

El artista vallisoletano residente en el País Vasco pone en marcha en Espai Tactel de Valencia un proyecto en tres partes que continuará en Basauri y Bilbao

Eduardo Hurtado, durante la inauguración de la muestra Nacho López

MANUEL MUÑIZ

Con «Recolectar», la exposición que acaba de presentar en el valenciano Espai Tactel, Eduardo Hurtado (Valladolid, 1986) comienza un proyecto en tres partes que continuará en febrero en la Torre de Ariz (Basauri) con una exposición en colaboración con Elssie Ansareo titulada «Cazar», y culminará en marzo con «Vibrar», en La Taller (Bilbao).

–¿Cómo surgió el realizar este proyecto en tres partes y en tres lugares distintos?

–Se trata de aprovechar oportunidades y darle la vuelta a una situación. Me invitan a hacer una exposición en Espai Tactel como parte de la programación anual, en la fecha que me tocaba según su programación . Luego, aparte, me invitan a hacer una exposición individual en Torre de Ariz que coincide justo en estas fechas. Lo que en un primer momento podía ser un problema, el hecho de tener dos exposiciones individuales tan cerca –que es algo que no he hecho nunca y tampoco sé si estoy muy de acuerdo en que haya tanta visibilidad de trabajo al mismo tiempo–, le di la vuelta y me di cuenta de que podía llegar a formar parte del diseño de la exposición, que a lo mejor tenía sentido intentar aprovechar esa situación. Y la tercera pata surge al hilo del proceso. Yo empiezo a trabajar en un espacio que se llama La Taller , en Bilbao, y surge la posibilidad, para completar el diseño del proyecto, de hacer allí también una exposición o una lectura. Para mí son el mismo proyecto las tres cosas, sólo que ocurre en tres espacios diferentes y en tres momentos diferentes.

–Entronca con un tema que aparece a veces en su trabajo, lo fragmentario y lo efímero.

–Sí. Básicamente el proyecto es un proceso de autolectura, tanto metodológico, como formal, como de procesos y vital. Ocurre en un momento determinado, vitalmente muy intenso, además, en el que están pasándome muchas cosas. Y tengo una necesidad de ver cómo estoy, dónde estoy y quién me rodea. Y, efectivamente, el proyecto tiene mucho que ver con esa manera de trabajar desde lo roto, desde lo que está como caído y fragmentado.

–En «Recolectar» parecen estar presentes muchas de las obsesiones que se repiten en su obra: las máscaras, la construcción, el ritual corporeizado...

El mercado del arte me genera muchos conflictos, pero eso me hace crecer, resolver preguntas

–«Recolectar» tiene que ver con esos focos de interés, esos puntos más obsesivos a nivel de imagen, a nivel de construcción de imaginario, a nivel de archivo. Es decir, dónde estoy buscando, qué tipo de cosas me interesan, qué tipo de cosas estoy buscando. Y cómo ese material que se ha ido acumulando en estos años se puede reorganizar para establecer relaciones, de dónde viene todo esto. Es una puesta en escena de esas obsesiones a través de una repetición.

–¿Tiende a sobreexponerse como artista, ponerse como centro de la obra?

–En este caso sí que como artista estoy puesto en primer plano, el artista como protagonista, pero porque es el imaginario del artista puesto encima de la mesa, como origen de lo que yo entiendo que son cosas que después empiezan a vivir por sí mismas. En este proyecto sí existe una deliberada sobreexposición de mí figura, ponerme el foco encima de la cabeza. Pero es casi un ejercicio irónico, porque a mí no me interesa esto. Lo que creo que tiene sentido es que el artista no tenga esa dimensión. Lo importante es la pieza, la cosa, hablar de lo que está pasando ahí y de la operación de construcción, de lo que reflexivamente el arte genera. No me interesa tanto la persona que lo hace. En este caso sí, porque es un proyectoque quiero hacer para mí, que necesito que me sirva a mí para poder seguir creciendo y para poder seguir generando cosas. Es un proyecto de Eduardo Hurtado, pero tampoco me interesa especialmente que sea sobre mí. En este caso estoy jugando todo el rato en el límite, es un arma de doble filo, porque efectivamente yo no creo en esto.

–Con esta interrogación sobre su proceso de creación, ¿ha descubierto cosas de las que no se hubiera dado cuenta antes?

–Pues, conectando con la pregunta anterior, cada vez me doy cuenta más de que me gusta trabajar con gente. Donde yo me encuentro a gusto y donde creo que tiene sentido lo que hago es en una relación con el otro. Y, además, estableciendo relaciones cada vez más horizontales. Estoy descubriendo cómo lo que hago se levanta mejor cuando hay otras personas que me ayudan a levantarlo. Y creo que es desde ahí, desde un acto de compartirlo y de aprender juntos, donde esto tiene sentido. Al final el arte tiene que ver con hacer cosas con otros, o que otros estén mirando y tú haces y otros hacen... Y esto es lo que más me interesa. Efectivamente, he encontrado cosas muy nuevas y enlaces formales nuevos y metodologías nuevas. Se trata de obligarme a dar un paso y en ese sentido estoy contento porque está pasando.

–Esto entronca con la labor que ha hecho como docente.

–Tiene que ver con lo que a uno le hace bien y dónde uno está a gusto en la vida, para qué estamos aquí. En ese sentido, una parte de lo que yo he aprendido enseñárselo a otros, o tratar de mostrarlo a otros para ver si ellos son capaces de aprender algo, o les sirve para algo. Cada vez más me siento en ese papel de agente facilitador de procesos. Puede ser cuando estoy haciendo una labor docente, o de conferenciante, o cuando estoy haciendo cosas como artista, o cuando estoy ejecutando tareas más comisariales o de coordinación. Pero en el fondo es lo mismo, se trata de convertirse en una especie de agente enzimático, de facilitar las cosas.

–¿El querer ser un agente facilitador es una reacción a que –como ha declarado otras veces– el mundo del arte le agota?

Este proyecto es un proceso de autolectura, metodológica, formal, vital y de procesos

–Para mí sistema, mercado y arte son tres cosas diferentes. Se relacionan entre sí, pero se puede estar en el arte sin estar en el mercado. Es verdad que es un espacio que me genera muchos problemas, muchos conflictos. Precisamente por eso me interesa trabajar ahí: cuando estoy jugando a esto es porque me interesa lo que pasa ahí. Y el hecho de que a mí me genere un conflicto, o me lleve en determinados momentos a plantearme si lo que estoy haciendo está bien o no, o si es legítimo o no, o si es válido o no, o si ideológicamente me pilla los dedos, hace que sea cuando mejor estoy, porque es cuando estoy creciendo y cuando me está resolviendo cosas. El mercado del arte da muchos problemas, genera muchas dudas, pero para mí es beneficioso y a mi trabajo le viene bien, porque me permite compartir cosas con gente que también tiene esos problemas. Pero es agotador.

–¿El éxito y los premios lo han hecho más agotador o más sencillo?

–No cambiaría nada del recorrido. Es verdad que ahora, mirando hacia atrás, haría cosas de una forma un poco distinta, pero también reconozco que todo lo que me ha pasado hasta ahora y las oportunidades que se me han brindado, los premios y las becas que haya tenido me han hecho crecer en determinada dirección y me ha hecho aprender (creo que pronto) las claves para poder comprender cómo funcionan esas reglas del juego de las que estábamos hablando. Sí que creo que ha habido cosas que han pasado antes de tiempo y que me han obligado a crecer más rápido o a dar zancadas cuando quizá no tocaba. Pero es verdad que me han hecho madurar y que mi trabajo en estos años ha madurado mucho y a una velocidad importante. Y estoy contento. Es ahora cuando creo que estoy encontrando un camino en el que estoy honestamente a gusto y donde cada vez las cosas tienen más peso. Es ahora donde yo mejor me reconozco.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación