CINCO MINUTOS DE GLORIA

La nueva normalidad: el lenguaje como arma de doble filo

Lo de la «nueva normalidad» acuñado por los políticos es un oxímoron como la copa de un pino

Una mujer y su hija pasean en la playa de El Masnou, Barcelona, esta semana EFE

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El otro día, entre tostada y tostada del desayuno, me desperté con la siguiente reflexión a modo de bofetada: «Lo de la nueva normalidad es un oxímoron como la copa de un pino» . Y cuánta razón tiene esta sentencia mañanera que no sale de boca de ningún tertuliano radiofónico y rezuma tanta cafeína sin edulcorar que coloca, por primera vez en muchos días y de un simple plumazo verbal, los puntos sobre las íes. La deducción de la sentencia queda resumida en el siguiente planteamiento: la normalidad no puede ser considerada como algo nuevo , porque algo que es nuevo no ha alcanzado todavía el estatus de normalidad, aún le queda por atravesar el largo y tortuoso camino de la rutina. No crean que se trata de un galimatías o de un trabalenguas, sino de pura lógica y a buen entendedor...

No se dejen llevar a engaño. Una vez más, nuestros políticos y voceros de turno de oficio nos zarandean las meninges con un desconocimiento entre frívolo y supino del lenguaje o, directamente, con la tergiversación a su antojo del mismo. Me pregunto si saben en qué consiste esto del oxímoron o les suena igual que xilofón. Quién sabe. Pongamos esos puntos sobre las íes: la normalidad no ha llegado ni se la espera en los próximos meses.

Lo que vivimos desde hace siete semanas y media -y lo que nos queda- no puede ser calificado así, a no ser que ellos mismos se crean -y quieran hacernos creer- que las medidas excepcionales que ha traído la pandemia se puedan eternizar . Dejémoslo en que todo esto que estamos viviendo y soportando en nuestras propias carnes -ataques de ansiedad incluidos, y estos sí que normalizados en nuestro discurrir cotidiano- se resume en el adjetivo «nuevo». Todo lo que nos sucede desde que supimos del confinamiento resulta nuevo para nosotros: no salir a la calle, teletrabajar, ir enmascarados… Y no queremos, ni por asomo, que se convierta en normal.

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