FOTOGRAFÍA

Normandía, paisajes de la memoria

¿Puede la foto rememorar un episodio histórico tan trascendental como el «Día D»? Eduardo Nave lo persigue en Tabacalera

Imagen de la serie «Les rivages du débarquement», de Eduardo Nave

Francisco Carpio

El amanecer del jueves 6 de junio de 1944 no fue el inicio de un día más. Esa jornada iba a marcar el destino de la Historia reciente de Occidente y de los occidentales. El llamado «Día D» supuso el Desembarco de Normandía y el futuro de uno de los conflictos bélicos más decisivos y emblemáticos de toda la Historia contemporánea.

Es indudable que, desde una perspectiva artística, y fundamentalmente fotográfica, resulta difícil sustraerse a las míticas imágenes capturadas por Robert Capa . Esas famosas once magníficas (que en realidad sólo fueron 10) son las únicas fotos conservadas de aquel momento y también, posiblemente, una de las más importantes series fotoperiodísticas de la Historia.

Vuelta al escenario

Recientemente se ha cumplido el 75 aniversario de esta efemérides . En este contexto se inscribe la exposición de Eduardo Nave Normandie: Les rivages du débarquement , dentro del programa de PHotoEspaña'19 . Se trata de un proyecto que presenta Les rivages du débarquement y Mulberry Harbor , dos series de 2003 y 2005, junto a otras obras recientes, de 2019, tras su regreso al mismo enclave de las playas de Normandía.

Si aceptamos el hecho -y yo apuesto decididamente por ello- de que la foto es el lenguaje visual que mejor ha sabido capturar la memoria, debemos convenir en que ese ha sido sin duda el objetivo de Nave: hacernos participes y testigos de unos acontecimientos que ya están perennemente grabados a fuego y sangre en la memoria histórica de occidente, y hacerlo justo en un paisaje que ha sido recurrente para él en los últimos años.

Una primera parte recoge el trabajo realizado a principios de la década de los 2000 a través de las dos series ya mencionadas. En ellas vemos reflejadas esas potencias del recuerdo y de la memoria a las que antes me refería y que, a mi juicio, encuentran en el lenguaje fotográfico su mejor aliado. Así, nuestros ojos, y nuestra imaginación, pasean por esos espacios cargados de Historia; la Historia de un pasado que parece, casi por el arte de magia de la magia del arte, estar aún bien presente en nuestros días. Se nos muestran imágenes del puerto artificial Mulberry Harbour , magnífico testimonio de lo que fue una de las principales obras de ingeniería militar de la Historia, y, asimismo, podemos recorrer visual y emocionalmente las cinco playas testigo del desembarco, todas con sus nombres claves: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword . Son fotos cargadas de una hermosa, espectral y poética nostalgia, que saben sugerirnos a través de su contemplación la energía que queda todavía acumulada en esos parajes, aparentemente tan pacíficos y tan carentes de huellas de violencia.

La propuesta se completa con diverso material documental (destaca la presencia simbólica de una muestra de arena de esas playas, y algunos números de la revista Life dedicados a este suceso), así como una videoinstalación que recoge fragmentos recientes de este singular territorio de la memoria. Sin embargo, esta última sección, pese a volver a usar metafóricamente la arena y también el rumor del mar , queda anclada más en una dimensión de espectáculo, y no consigue transmitir esa sutil sensación de evocadora remembranza que sí es privilegio de la fotografía.

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