TEATRO
No quiero que me consuele nadie
Coinciden en la cartelera madrileña tres soberbios monólogos, «De algún tiempo a esta parte», «La plaza del diamante» y «El testamento de María», que nos presentan tres historias protagonizadas por intensos personajes femeninos
Mujeres luchadoras y supervivientes, a las que encarnan Carmen Conesa, Lolita Flores y Blanca Portillo
![Carmen Conesa en «De algún tiempo a esta parte»](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2016/03/09/Conesa--620x349.jpg)
Son tres mujeres en las que el sufrimiento se hace carne. Carne de cañón, pero también de resistencia. Tres luchadoras. Tres supervivientes. Son Emma, «Colometa», y María , personajes de, respectivamente, los monólogos «De algún tiempo a esta parte» (Teatro Español, hasta el 6 de marzo, interpretado por Carmen Conesa), «La plaza del diamante» (Teatro Bellas Artes, hasta el 17 de abril, que interpreta Lolita Flores) y «El testamento de María» (Teatro Valle-Inclán, hasta el 20 de marzo, con Blanca Portillo), que coinciden en la cartelera madrileña, dando muestra de un género en auge , en este caso en su vertiente dramática.
El monólogo siempre ha estado presente en las tablas, pero en los tiempos de crisis cuando los recursos y los presupuestos se limitan al máximo cobra un especial relieve. Pero, más allá de este motivo, su proliferación nos remite a que hoy, pese a todos los avances técnicos, de gran espectacularidad en muchas ocasiones, no se olvida la esencia del arte de Talía formada por e l texto, el actor y el espectador.
Un escenario desnudo
Quizá como en ningún otro género se hace realidad aquí la célebre apreciación de Peter Brook : «Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que necesita para realizar un acto teatral» . Si en este apogeo del monólogo en nuestros días se ha juntado el hambre con las ganas de comer, esperemos que la precariedad desaparezca, pero no este resurgir de un atractivo género enraizado en la más íntima naturaleza teatral.
Blanca Portillo en «El testamento de María» Por su parte, el autor irlandés bucea en «El testamento de María» en la figura de la madre de Jesús, que adquiere una dimensión desconocida en esta María humanizada y sufriente, que no comprende por qué su hijo tiene que morir. Las tres, golpeadas por la vida y testigos del odio y la sinrazón que se alzan a su alrededor, no se dejan, sin embargo, vencer. Y tampoco buscan nuestro consuelo, como proclama explícitamente Emma en el potente texto de Max Aub. Sus historias, vertidas en monólogos repletos de matices, son suficientemente elocuentes.
Sin duda, el monólogo seguirá obteniendo el favor del público si mantiene el listón tan alto como en estos tres montajes. Se prevé que así sea en otro ya próximo, también protagonizado por una atormentada mujer. Se trata de «Reina Juana», de Ernesto Caballero, que, bajo la batuta de Gerardo Vera e interpretado por Concha Velasco, aterrizará en La Abadía de Madrid a finales de abril.