ARTE
No es fácil ser Mercedes Azpilicueta
La que tenía que ser gran presentación de la argentina Mercedes Azpilicueta en Madrid (CentroCentro) se queda en una sucesión de tópicos pseudofeministas
![«Paris is Breathing», vídeo de Mercedes Azpilicueta](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2019/11/22/azpilicueta-paris-kDOB--1248x698@abc.jpg)
Es difícil ser artista. No basta con hacer cosas bonitas o asombrosas. Tampoco es suficiente sorprender o emocionar al público. Es necesario además ser original, crear algo completamente nuevo . Por eso precisamente el arte se transforma. Deja de ser una mera producción de objetos exquisitos para convertirse en acción o en instalación.
La argentina Mercedes Azpilicueta trabaja dentro de la doble tradición de la performance y de la instalación. De hecho, sus instalaciones parecen más bien escenarios de alguna de sus acciones. A pesar de que, en su cita -titulada Bestiario de lengüitas - aparecen vídeos, dibujos y esculturas, todo su trabajo se articula dentro de este registro teatral. La exposición se recorre como si se tratara de la visita a un teatro , con su vestíbulo, su escenario, sus bambalinas y camerinos, y, en cada una de estas secciones, la artista va presentando diversos elementos que tienen parcialmente que ver con la imagen y el trabajo de la mujer .
El esfuerzo de interpretar
Ya no es posible juzgar estéticamente este tipo de cosas. Uno no puede acercarse por allí y decir: «¡Oh, qué bonitos vestidos ha cosido la artista en compañía de sus amigas!», «¡Oh, qué coros tan simpáticos!», «¡Oh, que maravillosas esculturas de cañas y barro!». Ahora se necesita el esfuerzo de la interpretación. Uno pone al respecto toda su buena voluntad y se apresta a leer el catálogo que acompaña la exposición, que se encuentra gratuitamente a disposición del público. Y solo entonces lo que inicialmente parecía una mezcla confusa de temas y lenguajes se convierte en una mezcolanza indigesta de objetos y de ideas , y en una exposición definitivamente infumable.
![«Soft Armour 4»](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2019/11/22/soft-armour-kQbC-U303362722291ofB-120x220@abc.jpg)
La artista afirma colaborar con muchas otras artistas, diseñadoras, sastras, cantantes de coro e investigadoras de distinto pelaje y condición. Entre todas ellas parecen ir cocinando tópicos vagamente feministas, etnográficos y antropológicos , según los cuales, al parecer, la brujería y la santería son los primeros antecedentes del feminismo contemporáneo. Por eso, Azpilicueta no duda en organizar rituales de purificación por las salas . También por eso coquetea con los olores y las plantas, las tradiciones botánicas y científicas que mezcla sin pudor en la exposición con invocaciones a las meigas y hasta con los chotis madrileños.
Desde Beuys , muchos han sido los artistas que han desarrollado rituales chamanísticos para ejemplificar los poderes curativos del arte. Particularmente en Brasil ha habido algunos, como Lygia Clark o Ernesto Neto , que han coqueteado con antiguas prácticas rituales y con el uso de hierbas, aromas y bebedizos, para añadirle una nueva fuerza simbólica a su trabajo. Pero en el caso de Azpilicueta, uno tiene la amarga sensación de que aquí lo que se mezclan en la pócima son tópicos insustanciales y manidos.
La cosa no tiene finalmente un pase. El preparado ideológico resulta en conclusión una bazofia, en la que no hay una idea sensata que aparezca bien desarrollada o bien articulada. La artista afirma «reactivar dispositivos de conocimiento protocientíficos que han caído en desuso» y reivindica -cuarenta años después de Omar Calabrese - una estética neobarroca. Pero ni por esas.
No es fácil ciertamente ser artista.