ARTE

Will Gompertz: «Necesitamos pensar con imaginación»

«Podríamos perfectamente llamar artista a un científico o a un emprendedor». Así lo cree este teórico, que en su último ensayo invita a desarrollar las habilidades creativas

Will Gompertz durante la entrevista, en su última visita a Madrid Ángel de Antonio

LAURA REVUELTA

No resulta sencillo que un libro sobre arte contemporáneo escale los peldaños de la lista de los más vendidos. Al menos, aquí, en España. Sucedió con el ensayo divulgativo «Qué estás mirando. 150 años de arte moderno», de Will Gompertz (Kent, Reino Unido, 1965). A Gompertz se le fue la mano un poco en lo divulgativo y en lo irónico de las lecturas . Un toque «british» subido de tono, tal vez porque antes que escritor ocupó los puestos de jefe de arte de la BBC y de director de comunicación de la Tate Gallery. Gompertz, el espectáculo y la extravagancia las lleva escritas en su mirada espabilada y en sus teorías a contrapelo , como las que difunde es su útlimo trabajo «Piensa como un artista» (Taurus). Para muestra este botón: « Ai Weiwei no hace arte, pero se está enfrentando a todo un imperio como el chino, desafiando sus posturas sobre la libertad de expresión y la independencia judicial, y no por ser un político, ni disponer de un ejército o una campaña». No está mal la tesis, si tenemos en cuenta que esta disidencia cotiza en el mercado del arte a precios inasequibles al desaliento .

–Después de todo, no me queda claro si usted es un defensor o detractor del arte contemporáneo.

–Creo que es fascinante. El arte influye en los cineastas, publicistas, arquitectos, diseñadores… Se filtra a través de nuestras vidas, refleja cómo nos vemos a nosotros mismos y, en cierto sentido, también cómo vemos en general. Creo que podemos aprender mucho de los artistas y, a medida que avanzamos hacia una época en la que la creatividad humana va a tener cada vez un valor mayor, aún más. El arte contemporáneo siempre es el más difícil porque los artistas tienden a ir por delante y nosotros tenemos que ponernos al día. Ahora estamos emocionados con el arte moderno, ya hemos visto los precios que alcanzaron en Nueva York Modigliani, Picasso, Van Gogh, Giacometti… En fin, conocemos los nombres. Pero dentro de 50 años los artistas que ahora ignoramos serán las grandes estrellas.

–También ha puesto sobre el tapete algunas de las supuestas mentiras del arte contemporáneo...

Dentro de 50 años, los artistas que ahora ignoramos serán las grandes estrellas

–¿Mentiras? Quizá incomprensiones… Pero siempre ha sucedido lo mismo. Cuando Cézanne, por ejemplo, empezó a pintar en dos perspectivas reveló la mentira del Renacimiento, según la cual veíamos las cosas desde una perspectiva, desde un único punto de fuga. Pero no, porque tenemos dos ojos, vemos desde dos perspectivas…

Pero sí que se ha metido con el encumbramiento mercantil del arte, y le saco a colación a Ai Weiwei, ejemplo de cómo este medio puede tasar la obra (no obra) de un disidente.

–No es su culpa, no son ellos quienes ponen los precios. Además, algunos de los precios de venta más llamativos se ven en el mercado secundario. Esta obsesión por el dinero como un camino hacia el interés de los medios de comunicación y la fama es una auténtica pena. Observas un Jeff Koons, un Damien Hirst, un Miró, lo que sea, pero no puedes verlos, porque lo único que distingues es la marca, el ruido, los cotilleos, y piensas que estás delante de algo que vale dos millones de libras, y dejas de percibir la obra.

–¿Cómo se «piensa como un artista», tal y como titula su libro?

–Depende de lo que llamemos «artista». Lo que quiero decir es que podríamos llamar artista perfectamente a un científico o a un emprendedor. Es sólo que hemos decidido emplear esa palabra concreta, atribuirla a una acción concreta, y elevar su estatus en la sociedad.

–Entonces, ¿cualquiera puede ser un artista? Al cabo, eso es lo que ya sentenció Duchamp.

–¿Si creo que cualquiera puede ser un gran pintor o escultor? No. Creo que todos y cada uno de nosotros tenemos la capacidad de pensar como un artista; de usar las extraordinarias facultades que tenemos como seres humanos para imaginar y materializar esa imaginación. Duchamp es un ejemplo fantástico, porque fue un artista penoso, pero nadie «pensó como un artista» tan bien como él. Las ideas que tuvo, y que están sintetizadas en el urinario, eran: ¿Por qué tiene que ser bonito el arte? ¿Por qué tiene que hacerlo un artista? ¿Por qué tiene que ser exclusivo? Cualquiera podría haber tenido estas ideas, tú o yo sin ir más lejos.

–Si todos podemos ser artistas, ¿quienes están en los museos qué son?

Duchamp fue un artista penoso, pero nadie «pensó como un artista» como él

–En líneas generales, los artistas están en los museos en la misma medida en que los escritores están en una estantería. La gente que pasa la prueba del tiempo ha encontrado una forma de comunicarse que nos ha emocionado profundamente, y siempre lo hará. Nos comunican un universo de temas que nos parecen reveladores o conmovedores. No estoy diciendo que todos tengamos la capacidad de escribir como Hemingway o de pintar como Picasso. Creo que ellos tenían unas facultades extraordinarias, pero el motivo por el que hicieron lo que hicieron no era contar con unas facultades técnicas extraordinarias, sino su forma de pensar. Todos tenemos esa capacidad de pensar. Exactamente la misma. La ciencia, por ejemplo, me parece una parte realmente infravalorada de la industria creativa, al igual que la ingeniería.

–Si me lo permite, me parece una idea en exceso romántica.

–Si la tecnología del siglo XX se quedó a cargo de los trabajos físicos, creando las clases medias y el tiempo libre, en el siglo XXI la tecnología se encargará de otras actividades rutinarias para las que hemos estado usando el cerebro. Nos hemos quedado libres para poder hacer aquello que se nos da realmente bien, que es ser creativos. Estoy convencido. Creo que es una oportunidad extraordinaria a nuestra disposición, para nuestra generación y la de nuestros hijos, en un mundo que necesita desesperadamente pensar con imaginación, de manera colaborativa, y cambiar las cosas.

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