ARTE

La necesidad humana de Alfonso Berridi

El Círculo de Bellas Artes (Madrid) responde al confinamiento y propone una muestra virtual del que fuera ilustrador de ABC

Una de las obras de Alfonso Berridi

Carlos Delgado Mayordomo

El actual confinamiento obliga a comprender la realidad mediante su representación, lo que ha acelerado el tránsito del «mirar» al «visualizar». La experiencia cultural mediada por la pantalla , que muchas instituciones ya habían desarrollado para ampliar sus modos de comunicar, se presenta hoy como la única alternativa posible.

El Círculo de Bellas Artes ha ampliado sus recursos digitales con una muestra virtual e interactiva de la obra de Alfonso Berridi (1958-2013), que ha sido instalada en la sala Minerva. Resulta inevitable interpretar la iconografía recurrente del artista -grupos de personas concentrados en una actividad minuciosa y enigmática- desde la necesidad de repensar colectivamente nuestra sociedad. Pero ante la belleza inmóvil de sus obras surgen preguntas inéditas: cuando, tras el desgarro, volvamos a la calle, ¿qué posibilidades estéticas nos van a quedar? ¿Qué discursos culturales van a mostrarse inoperantes en el contexto que nos espera?

En este momento álgido de la pandemia, sigue activo el deseo de producir y reinventar un diálogo eficaz entre la industria cultural y el público; pero la urgencia y la improvisación están revitalizando antiguas y nuevas servidumbres: entre las primeras, la estandarización de lo cultural, su fantasiosa gratuitad y su utilidad como mera distracción ; entre las novedosas, la consolidación de una «nueva creatividad» que exige y celebra dar respuestas inmediatas, aunque no sean eficaces. Todo ello se explica en el contexto de una gestión política de la cultura que, durante esta crisis, acentúa sus dos principales faltas: de aprecio y de recursos.

La visita virtual a la exposición de Berridi es una propuesta necesaria y otra minúscula gota en ese océano de ofertas de ocio que es Internet. Su indudable interés se diluye en una red global que, ahora más que nunca, opera desbordando nuestra capacidad de elección. Una capacidad que siempre se mueve a través de filtros: las predicciones que sobre nuestros intereses llevan a cabo los algortimos informáticos, o unas redes sociales donde intervienen convenciones censoras . Una crítica cultural que aspire a ser útil no puede obviar el alcance de esta distribución estética regulada y cuantificable. La exposición de Berridi permite visualizar obras de 2010 y que supusieron, dentro de su trayectoria, un contundente giro figurativo. Elaboradas durante otra gran «crisis», entonces financiera, el artista decidió recrear grupos humanos en un sereno y productivo diálogo. Esta reivindicación del «nosotros» como dimensión esencial de la existencia es hoy el más útil de sus múltiples legados.

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