Daniel Clowes se hizo un nombre con sus cómics sobre personajes neuróticos en pequeñas ciudades estadounidenses : «Como un guante de terciopelo forjado en hierro», «Ice Haven», «Ghost World»... Pero ya con su anterior novela gráfica, « El rayo mortal » (Reservoir Books, 2013), se había alejado del realismo para ofrecer una mirada muy oscura sobre la idea del superhéroe.

Con « Paciencia » (Fulgencio Pimentel, 2016), Clowes ha seguido cambiando de géneros pero al mismo tiempo ha creado su historia más intimista. «Paciencia» es una especie de muñeca rusa inversa: con cada capa en la que profundizamos la historia se hace más y más grande . Empieza pareciendo una trama policiaca muy típica, al estilo de «El fugitivo», para luego convertirse en una aventura de ciencia ficción, sección viajes en el tiempo. Pero debajo de todo ese artificio vemos que «Paciencia» es, ante todo, una gran historia de amor .

De amor problemático, eso sí. El protagonista es uno de los personajes más duros que Clowes haya creado nunca (y ya es decir) : un hombre de vida miserable, perdido en el mundo y que sólo encontró sentido a su vida cuando conoció a la que sería su mujer, la Paciencia –nombre de resabios puritanos– que da nombre al cómic. Y cuando esta es asesinada, se convierte en un ser destructivo, capaz de cualquier cosa con tal de impedir la tragedia .

Primero caerá en la amargura y la autodestrucción, pero cuando ve la posibilidad de volver atrás y cambiar lo sucedido, los únicos reparos que tendrá para chantajear, robar, torturar y matar aparecerán cuando piense que esas acciones pueden poner en peligro su misión.