ARTE
Mujeres artistas de vanguardia en el IVAM
Una lectura en clave no local convierte «A contratiempo», en el IVAM, en un alegato sobre el papel histórico de las mujeres en el mundo del arte
Hasta septiembre, A contratiempo. Medio siglo de artistas valencianas (1929-1980) , a cargo de las comisarias Isabel Tejeda y Mª Jesús Folch, muestra en el IVAM una serie de obras y documentación que trata de dar cuenta del camino que las creadoras valencianas tuvieron que recorrer para conquistar su visibilidad en una época hostil. Retratan, así, el proceso de profesionalización en el mundo del arte desde el final de la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República, momento de latente emergencia de las mujeres en la vida pública, pasando por el franquismo hasta la década de los años ochenta, en la que la mayoría se consolida.
La exposición, que cuenta con 240 obras, reúne trabajos de autoras como Amparo Segarra, Jacinta Gil, Juana Francés, Ana Peters, Monika Buch, Isabel Oliver, Cristina Grau, Victoria Civera, Soledad Sevilla, Cecilia Bartolomé, Manuela Ballester y Carmen Calvo , siendo estas dos últimas las que cobran mayor protagonismo, principalmente por su actividad en la época que se reseña y por su notable presencia en la colección de la institución.
«Madres coraje»
La propuesta se divide en dos grandes bloques que trazan un recorrido de corte historiográfico y ordenación puramente cronológica. La primera parte agrupa la época de la II República y la Guerra Civil, con mucha carga documental, de archivo y propaganda política . También hay cartelería original. Una selección de revistas y afiches que representan guerrilleras y subrayan el concepto de «madre coraje» dan paso al segundo bloque, de carácter más artístico. Éste se centra en el periodo de la dictadura franquista y la Transición, ofreciendo una temática variada que recoge desde la crítica a la cosificación de las mujeres hasta las denuncias sobre el hecho de quedar relegadas a las labores domésticas.
La posición de la mujer en el hogar como individualidad tristemente fracturada se refleja en el apartado titulado «De profesión: sus labores», en el segundo bloque. En él, Carmen Calvo e Isabel Oliver combinan de manera experimental las tareas tradicionales, como la costura y el bordado en las que se instruía a las mujeres, con una materialización en obras de arte contemporáneo a través de la pintura y la instalación. De hecho, una gran instalación de Oliver pone punto final a la muestra con multitud de bordados instalados en bastidores sobre la pared, junto a una pieza que emula los antiguos tapices con escenas de caza.
Palabra de artista
Esta apuesta por la memoria colectiva y la visibilidad de las mujeres creadoras acompaña la exposición de una serie de encuentros con algunas de las artistas participantes para entablar conversaciones mediante mesas redondas y visitas comentadas. García Codoñer destaca la relevancia de la cita, lamentando que su carrera y la de la mayoría de participantes habría tenido mayor índice de éxito o apoyo general de haber existido una cierta normalización de su trabajo equiparable al de los hombres . «Se nos ha obviado a la mayoría. No existe conciencia de que hay mujeres artistas; hay que destapar eso y por ello esta cita es importante para la memoria colectiva», afirma. Sin duda un alegato que comparten y transmiten las comisarias de la muestra.