Molière, más allá de la leyenda

Y, sobre todo, ir más allá de la leyenda, tanto la que le sube a un pedestal como la que da carta de naturaleza a bulos, entre otros que Armande Béjart, que le llevaba una diferencia de veinte años cuando se casó con ella -lo que, aclara Forestier, era bastante habitual en la época-, era su propia hija, pues su madre, la actriz Madeleine Béjart, había sido amante de Moliére y mucho más que eso: les unía su amor a la escena, y ambos fundaron la compañía L’Illustre Théâtre, cuya constitución y numerosos avatares se recorren en este trabajo.

La leyenda comenzó con una obra que marcó todas las posteriores: ‘Vie de M. de Molière’, de Jean-Léonor Le Gallois, señor de Grimarest. Aunque publicada en 1705, su influencia ha sobrevivido hasta nuestros días, como por ejemplo se puede apreciar en el filme ‘Molière’, de Ariane Mnouchkine , que, si bien espléndido desde un punto de vista cinematográfico, recoge buena parte de la inexacta visión de Grimarest. A diferencia de otros biógrafos, que no se atrevieron a rebatir a Grimarest, a lo sumo acomodar sus investigaciones a esta fuente, Forestier, se alza contra él, a través del exhaustivo buceo en documentos y testimonios olvidados y desconocidos, y de la lectura novedosa de las piezas de Molière: ‘Las preciosas ridículas’, ‘Don Juan’, ‘Tartufo’ -está en gira un estupendo montaje a cargo de Ernesto Caballero-, ‘El misántropo’, ‘El avaro’, ‘El enfermo imaginario’...

Forestier descarta el verlas prácticamente como reflejo de preocupaciones muy personales y a sus personajes como ‘alter ego’ del comediógrafo galo -lo que se ha hecho sobre todo con Alcestes, de ‘El misántropo’, una figura especialmente ambigua, según analiza Forestier-, para centrarse en su proceso de creación. Un asunto que estudia en detalle, junto a sus orígenes familiares, su formación intelectual -fue un gran lector-, las relaciones con Madeleine y Armade, con su ‘troupe’ y su rivalidad con las competidoras, con el público y con su protector de lujo, el rey Luis XIV, los estrenos de sus obras...

El Molière resultante no es un muchacho con un padre férreamente opuesto a su vocación, un marido que sufre las infidelidades de su joven esposa, una débil víctima de sus perseguidores, un amargado con la sociedad, un enfermo crónico, un autor al que le cuesta mucho escribir... y que murió en el propio escenario vestido de amarillo representando ‘El enfermo imaginario’. De la propuesta de Forestier, emerge un Molière complejo, con claroscuros, aunque de «una coherencia intelectual y artística sorprendente». Este año que conmemoramos el cuarto aniversario de su nacimiento, esta biografía nos permite disfrutar de un clásico indiscutible , visto con otra mirada.