LIBROS

Los miedos de Mircea Cartarescu

La obra de este escritor rumano -habitual en España, uno de los países donde más ha sido traducido- alcanza su desarrollo más complejo y radical en su último trabajo: «Solenoide»

Mircea Cartarescu con su último libro entre las manos EFE

MERCEDES MONMANY

Poeta desde sus comienzos, el escritor rumano Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956) se revelaría en su país como genial y revolucionario prosista precisamente en el año de la caída del Muro, en 1989. El ya mítico texto aparecido, en parte censurado, cuando su autor aún no tenía 30 años, llevaba por título Nostalgia . Abría el volumen el relato «El ruletista» , que se puede considerar, sin temor a exageraciones, todo un clásico moderno, de las mejores piezas de su excelente producción.

Desde entonces y la aparición de su innovador y fascinante experimento, la epopeya heroico-cómica El Levante , las legiones de lectores que acompañan cada una de las apariciones de sus libros se habituarán poco a poco a sus hipnóticos y fantásticos laberintos , a los singulares mundos literarios, entre realidad y fantasía, entre sueño y alucinación, entre parábolas y alegorías, o entre juego y parodias desopilantes, que ensalzaban sobre todo una soberbia puesta en escena de una imaginación sin límites ni fronteras de ningún tipo.

Cartarescu se ha convertido en uno de los más grandes e indiscutibles autores contemporáneos, figurando de forma invariable, año tras año, en las listas del Premio Nobel . A lo largo de su carrera, como sucede en la actual y deslumbrante obra recién traducida, Solenoide -de sus más ambiciosas creaciones junto al ciclo de Orbitor , compuesto por tres volúmenes-, el lector asiste a parecidos, siempre transmutados, recorridos vitales de raíz o no autobiográfica, que se traspasan vigorosamente de un texto a otro.

Una búsqueda permanente de la verdad y una indagación profunda, multiforme, casi visionaria, de la complejidad a veces indescifrable de la realidad , en todas sus vertientes y apariencias. Como él mismo explicaría, sus comienzos, aún dentro del régimen comunista que dominó de forma totalitaria su país, habían estado marcados por el fértil submundo literario que latía marginal, explosivo, apasionado, a espaldas del poder, en los cenáculos de jóvenes escritores que se reunían para compartir sus textos.

Descomunal exigencia

Hay que decir que de los países de nuestro entorno europeo donde más se ha traducido a Cartarescu es España. Esto se debe a un encomiable empeño editorial por parte de Impedimenta donde han aparecido un gran número de títulos. Pero se debe también a una excelente traductora, Marián Ochoa de Eribe , que ha llevado a cabo la no fácil tarea de un autor estilística y literariamente de una descomunal exigencia. Un autor, con un espléndido y riquísimo manejo de un lenguaje realmente espectacular, barroco, hipnótico , de alto voltaje poético, trufado sin cesar de brillantes reflexiones y especulaciones metafísicas, en las que no está ausente un humor refinado y exquisito.

En su novela Solenoide nos volvemos a encontrar con un personaje familiar en su literatura. El protagonista es un joven escritor que trabaja como profesor en una barriada de Bucarest, inmerso en la inercia de una semivida diaria. Cada día se traslada en tranvía a ese submundo gris, escuálido, siniestro, plano, cercano a lo grotesco , mientras alterna con colegas no menos absurdos, cada cual con su peculiaridad. De forma paralela, este personaje lleva a cabo un diario y habita por las noches en un mundo onírico de pesadillas complementarias. Uno de los conceptos clave de esta obra será el miedo.

Un miedo cerval (la palabra socorro ocupará varias páginas seguidas): miedo a corromper su destino como artista fracasado, miedo al dolor y el sufrimiento en todas sus formas, miedo a falsificar y prostituir su mensaje y su lugar en el mundo y miedo a no poder evadirse jamás de la cárcel que lo encierra. «El arte -dirá- no tiene sentido si no es huida. Si no nace por la desesperación de sentirse prisionero». Una obra magnífica y descomunal , no habitual, como siempre sucede con este autor, en su ambición y ansia de perdurar más allá del vulgar y rutinario paso del tiempo.

Los miedos de Mircea Cartarescu

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