LIBROS
Memorias de Barack Obama: Retrato de un legado (casi) borrado
Primera entrega de la autobiografía del exmandatario, que recoge los ocho años del primer presidente negro en la Casa Blanca
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El primer volumen de las esperadas memorias de Barack Obama llegó a las librerías de todo el mundo, de manera simultánea, solo unos días después de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre. Ni él ni nadie imaginaba lo que estaba a punto ... de suceder, el rechazo pueril y peligroso de Donald Trump a reconocer su derrota y la victoria de Joe Biden; así como el asalto a uno de los símbolos de la democracia de EE.UU., el Capitolio. La lectura de las memorias de Obama nos empuja, de manera inevitable, a comparar dos formas visceralmente opuestas de hacer política y de servir a un país.
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Publicadas casi cuatro años después de dejar la Casa Blanca (es el
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expresidente más rezagado en presentar sus memorias en el último siglo), Una tierra prometida (Debate) también es el texto más extenso: solo el primer volumen alcanza las 850 páginas. «Esperaba hacerlo en 500 páginas y tardar un año», reconoce el expresidente. Su falta de mesura ha dado lugar a un documento exhaustivo con el que parece querer asegurarse de que todos conozcan su trabajo y su legado, a día de hoy casi borrado por su sucesor en el cargo. Meticuloso y con un estilo literario sencillo pero elegante, el presidente ha recurrido a sus diarios personales, escritos durante su estancia en la Casa Blanca.
Una tierra prometida no solo abarca su etapa como presidente, sino que se retrotrae a su infancia, sus orígenes familiares -que marcaron sus inquietudes adolescentes-, así como los ideales -y las ambiciones- que le llevaron a dedicarse a la política, a pesar de la reticencia de su esposa, Michelle , de quien afirma «odia» la política.
En la introducción, Obama explica el objetivo de sus memorias: ofrecer «un retrato honesto de mi tiempo en el cargo», así como «inspirar a los jóvenes» a plantearse una vida de servicio público. El primer punto serán otros los que juzguen si lo ha logrado o no; y en cuanto al segundo, el futuro dirá si la semilla ha germinado.
Altas expectativas
A lo largo del relato se puede apreciar el cambio de tono del expresidente, pues pasa del optimismo exultante -y cierta arrogancia- cuando está a punto de alcanzar la cima del poder, a la frustración y el miedo a no poder cumplir sus promesas. «Has sido maldecido por la carga de las altas expectativas de la gente. Eso implica que les decepcionarás pronto. Es algo que me resulta conocido. Me temo que puede ser una trampa», le advierte el expresidente checo, Václav Havel, a Obama tan solo un mes después de asumir la presidencia de EE.UU.
El mandatario estadounidense no tardará en ver cómo sus leyes más ambiciosas, como la reforma sanitaria, se da de bruces, una y otra vez, contra el muro republicano, en un escenario político cada vez más dividido.
Primer presidente afroamericano de EE.UU. y declaradamente antibelicista, Obama llegó al despacho Oval cuando el pueblo estadounidense todavía tenía abiertas las heridas por los atentados del 11-S, y estaban activas dos guerras: Afganistán e Irak. La lucha interna entre lo que quería y lo que debía hacer -según sus asesores- se repetirá a lo largo de su presidencia. Esto le llevará a sentir incluso «vergüenza» cuando, pocos meses después de asumir el cargo, le conceden el Premio Nobel de la Paz en un momento en el que «me estaba planteando enviar más soldados a la guerra», admite.
Obama confiesa que sintió «vergüenza» cuando le concedieron el Premo Nobel de la Paz, en un momento en el que estaba pensando mandar más soldados a la guerra
Una tierra prometida, que abarca hasta las elecciones de medio mandato, en 2011, y, la localización y muerte del enemigo número 1 de EE.UU., Osama bin Laden, aborda también las dificultades para sacar al país de la grave crisis económica que les golpeó y que se extendió al resto del mundo, la reforma de Wall Street, así como sus retos más personales, como la inmigración o el cambio climático. En cuanto a política doméstica, reflexiona sobre fenómenos como la irrupción de Sarah Palin y el Tea Party , un peligroso antecedente de lo que estaba por llegar.
Para aligerar la digestión de tanta geopolítica, marida el texto con escenas familiares sobre cómo la familia Obama se adapta a su nueva realidad en la Casa Blanca, concediendo un especial protagonismo a su esposa Michelle con la que, asegura, tiene «una deuda eterna».
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