LIBROS
Los mejores versos para regalar
Los críticos de ABC Cultural han elegido los poemarios de Manuel Machado y Jesús Munárriz como los más sugerentes aparecidos en este género en 2019
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Manuel Machado, directo al corazón
Manuel Machado: «Poesías completas». Renacimiento, 2019. 776 . 39,90 euros
Sólo los sectarios prejuicios políticos han relegado durante años a Manuel Machado , colocándolo a la sombra de su hermano Antonio. En realidad, los dos estuvieron siempre juntos, en la vida y en la poesía. Así hay que recordarlos. Los dos tienen las mismas raíces: los cantos populares andaluces; el liberalismo de la Institución Libre de Enseñanza; el sentimentalismo profundo de Bécquer; la revolución modernista de Rubén; la sentenciosa profundidad de los cantares. Aciertan al reeditar las «Poesías completas» de don Manuel, en la edición (1993) preparada por Antonio Fernández Ferrer, ahora sin el aparato erudito, con una introducción de José Luis García Martín.
Encontramos aquí al Manuel Machado que se identifica con los cantares : «Hasta que el pueblo las canta, / las coplas, coplas no son». Al que continúa a Jorge Manrique, en su epitafio a Alejandro Sawa (modelo de Max Estrella, en «Luces de bohemia»): «Jamás hombre más nacido para el placer / fue al dolor / más derecho. / Jamás ninguno ha caído / con facha de vencedor / más deshecho». Al que se autocorrige, con sabio escepticismo: «Porque ya / una cosa es la poesía / y otra cosa, lo que está / grabado en el alma mía. / Grabado, lugar común. / Alma, palabra gastada. / Mía… no sabemos nada. / Todo es conforme y según». Nadie ha expresado con tal aristocrática elegancia la confesión autobiográfica: «Mi voluntad se ha muerto una noche de luna / en que era muy hermoso no pensar ni querer…».
Resume su poesía Dámaso Alonso, mi maestro: «Lo que nos da es el alma de las cosas. Expresó la gravedad por medio de la ligereza». Y mi amigo Ricardo Gullón: «Desigual, sí, pero, cuando acierta, nadie llega más directamente al corazón del lector». No es extraño que, en los últimos años, muchos de los más originales poetas hayan vuelto los ojos a su poesía. Por Andrés Amorós
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Jesús Munárriz y sentir el tiempo fibra a fibra
Jesús Munárriz: «Escaramujos». Pre-Textos, 2019. 74 páginas. 16 euros
«Escaramujos» es un libro de poesía perfecto para leer en Navidad, un libro escrito desde la contemplación, desde ese misterio de las cosas sencillas en el cual lo aparentemente intrascendente encierra mensajes, imágenes enormemente significativas. Esa nieve que recoge las huellas de un hombre y las huellas de un perro, las acacias perfumando la oscuridad, el petirrojo que busca semillas entre las hojas secas. Escrito en haikus , en «Escaramujos» la contemplación es una vía, un camino hacia ese relámpago de tres versos, diecisiete sílabas donde la emoción y el asombro se mezclan con la vida cotidiana, la naturaleza o el silencio. Estructurado como un retablo de las estaciones, Munárriz sabe ver en ellas no solo el tiempo sino esos momentos dignos de guardar en un puñado breve de palabras, con los que sentirse acompañado y leer y celebrar la realidad. Todo cabe en estos haikus, desde el apunte de viaje a la escena pictórica, desde lo terrenal a lo espiritual. Aquí no hay dualidades, no hay fronteras.
Todo dialoga, se abre, todo refleja el impacto sentimental de un fragmento de lo real, todo nos interroga: el perro muerto cubierto de rocío, el tren que traspasa la niebla de noviembre, el chaparrón que se lleva las flores de los cerezos. Munárriz es uno de los editores más atentos a la poesía de Oriente, a la poesía japonesa, y como poeta no ha dejado de realizar ese viaje hacia la mirada como relámpago, esa apelación al instante como momento de eternidad, de epifanía que tenemos en mucha de la poesía de aquella cultura. «Yo de algún modo me he ido preparando para esa sorpresa casi total que es el Japón», dijo Borges.
Tal vez la poesía de Munárriz, en su diversidad de tonos e intereses, encuentre en esta forma concisa, emocionante, donde el símbolo no sustituye a la realidad sino que la nombra, ese tono de confidencialidad, de intimidad, de naturalidad alejada de cualquier artificio, esa intensidad que hacen de «Escaramujos» un libro excelente con el que sentirse acompañado, con el que recordar aquello que Eugénio de Andrade pedía a la poesía: sentir el tiempo fibra a fibra. Por Diego Doncel