Rosalía de Castro, la escritora que renovó la novela española

El rescate de «El primer loco», su última obra, es una buena ocasión para desmentir los tópicos alrededor de esta gran autora, que falleció el 15 de julio de 1885

Rosalía de Castro (Santiago de Compostela, 1837-Padrón, 1885) en un retrato coloreado

JOSÉ MARÍA PAZ GAGO

Su condición de figura prominente de la poesía romántica peninsular eclipsó sin duda la nada desdeñable obra narrativa en castellano de Rosalía de Castro . Salvo «El caballero de las botas azules», justamente valorada por la explícita innovación que a todas luces representa, la escritora compostelana escribió otras cuatro novelas que han sido relegadas al olvido , tanto por los estudios de literatura española como por el lector. Un capítulo necesitado de urgente revisión en la historia de la novela del siglo XIX es, sin duda, el de las aportaciones realizadas por Rosalía de Castro al género. Con estas palabras expresaba por primera vez el crítico Germán Gullón la necesidad de volver la mirada de la investigación literaria hacia la autora de «El caballero...», que él interpretaba muy acertadamente como una farsa de las letras decimonónicas.

Las novelas rosalianas no sólo se cuentan entre lo más interesante de la narración romántica y fantástica hispánica, sino que sugieren las nuevas vías que estaba tomando la novela, en tránsito entre un romanticismo en declive y el vigoroso realismo de Galdós o Pardo Bazán, entre nosotros. Al costumbrismo más pedestre, a la imaginación y la fantasía del romanticismo más tópico les inocula la escritora compostelana los antídotos de la sátira y la parodia, el humor y la farsa.

Primera edición

A sus novelas de juventud, «La hija del mar» (1859) y «Flavio» (1861) que la autora subtitula con toda intencionalidad «ensayo de novela», suceden sus obras narrativas más logradas, «Ruinas» (1866) y la citada «El caballero de las botas azules» (1867), caracterizado genéricamente por Rosalía como «cuento extraño», al igual que su última novela, «El primer loco (1881)», reeditada ahora por la compostelana Alvarellos Editora que reproduce la primera edición madrileña realizada por el librero Moya y Plaza. Henrique Alvarellos, siempre preocupado por recuperar obras inéditas u olvidadas de grandes escritores gallegos como Cunqueiro, Manuel Antonio o la propia Rosalía, nos ofrece esta cuidada edición facsimilar, con un apéndice fotográfico del bosque de Conxo , espacio natural bien reconocible donde se desarrollo la acción de «El primer loco».

Sus novelas sugieren el rumbo que tomaba el género, entre el romanticismo y el realismo

Si tanto «El caballero...», raro ejemplo de novela fantástica en nuestras letras , como «Ruinas» tuvieron numerosas ediciones a lo largo de todo el siglo XX, tampoco «El primer loco» cayó en un absoluto olvido editorial. Quizás por afán conmemorativo, ante la inminencia de su centenario, en 1980 aparecen dos ediciones, una en Santiago (Galí) y otra en Barcelona (Fontamara). Además de su inclusión en las diferentes «Obras Completas» (Turner-Biblioteca Castro, 1993), los noventa se abren con una edición «oficial» del Patronato Rosalía de Castro , al cuidado de Ángel Abuín, y en el nuevo siglo ve la luz una edición comercial de la editorial Eneida.

Aparentemente, «El primer loco» significa darle la espalda al realismo entonces en boga y volver a la narración lírica y fantasmagórica, con huellas sensibles de Hoffman o de Poe , no en vano la amada por la que el protagonista enloquece se llama precisamente Berenice. Pero Rosalía da a la convención romántica -el lirismo y la exacerbación de los sentimientos que conducen a Luis a la locura- una vuelta de tuerca tan genial como moderna : el protagonista decide financiar la creación del manicomio de Conxo y así se convierte en su primer interno.

Modernización

Contra la opinión común, las novelas de Rosalía, tanto «El caballero de las botas azules» como «Ruinas» y también «El primer loco» dan cuenta de los procesos de transformación social y urbana, de la modernización que se estaba produciendo en las últimas décadas del siglo XIX. El frondoso e idílico bosque y las ruinas del Monasterio de Conxo en que se desarrolla la trama van a dejar paso a un moderno e higiénico sanatorio para dementes cuya inauguración , apoyada por la propia Rosalía, se producirá cuatro años después de la publicación de su novela. Bajo el manto formal del romanticismo trasnochado que confundió a la crítica, la escritora gallega da cuenta del cambio de mentalidades y de realidades que empiezan a plasmar las novelas de Zola, Galdós o Pardo Bazán.

Lo más inadecuado, a mi juicio, de esta preciosa edición facsímil, es un estudio introductorio de tono demasiado académico y desproporcionado, redactado por Germán Labrador y María do Cebreiro Rábade Villar, excelente especialista en la vida y la obra de la autora de «Follas novas». Todo un compendio de los tópicos difundidos por las teorías críticas hoy en boga en los ámbitos universitarios: Conxo es el lugar de memoria alienada para cuya comprensión se recurre a la historia de la locura, la biopolítica, el espiritismo como religión política moderna, la crítica de género y la ecología radical… ¡Ahí es nada!

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