MÚSICA
Lo mejor de 2019 en la música pop
Aldous Harding, Weyes Blood, Michael Kiwanuka o Ian Noe triunfan en un año donde el soul, el jazz y el country tallan nuevos nombres
1
Clásicos... y vientos de renovación
Año de renovación muy potente en el terreno musical. Hemos querido elegir discos a los que no les sobra nada, en general nombres nuevos en el panorama. Quedan fuera discos señalados, como el soul de P. P. Arnold , la vuelta a la vida de Leonard Cohen y J. J. Cale , aires nuevos para el pop con Maggie Rogers , para el folk con Jake Xerxes Fussell , Bill Callahan o Joan Shelley , reediciones espectaculares como la del London Colling de The Clash , Abbey Road de The Beatles y el No Other de Gene Clark , grandes discos de artistas consagrados como Bruce Springsteen , Lana del Rey , Yann Tiersen , Joe Henry , Lee Scratch Perry , la vuelta de The Who , Van Morrison , los hermanos Gallaguer , Edwin Collins , Neil Young o unos sorprendentes Coldplay . Pero es que hay que elegir solo diez.
2
Nick Cave & The Bad Seeds, «Ghosteen» (Bad Seed)
Nos encontramos ante un disco situado fuera del tiempo y, si me apuran, del espacio. Una obra que intenta el desesperado y, a la vez, tan común deseo de superar la barrera entre lo inmanente y lo trascendente, de ascender por un sendero inaudito que supere la pérdida y realice el encuentro. Todo por el anhelo de comunicarse con el hijo de Cave , al que perdió de una manera tan absurda. La escucha es desgarradora y al mismo tiempo de gran belleza . Un tour de force no apto para corazones hipersensibles. Su banda de acompañamiento, los Bad Seeds, hacen un ejercicio cuasi religioso, mientras hablamos con un Cave que canta empañados los ojos en lágrimas durante una hora y ocho minutos.
3
Michael Kiwanuka, «Kiwanuka» (Polydor)
Las generaciones se suceden, los problemas permanecen. El británico Michael Kiwanuka ya deslumbró con . En este su tercer trabajo otorga un tratado canónico de soul y R&B donde al respeto por la tradición de los grandes del género se suma un sello personal inequívoco. El disco, de una sorprendente originalidad, llega a su cénit de manera apoteósica con «Hard to Say Goodbye», pero es que ya desde el arranque, con «You Ain´t The Problem» engancha al oyente con sus cantos de sirena. Ecos de Marvin Gaye llegan de la mano de quien ha sido llamado a ser uno de los grandes de la música negra en los próximos años. Disco sin concesiones, que pretender enamorar y no engatusar con trucos ni artificios, derrocha pura emoción, atmósfera y sensualidad, sin olvidar la lucha.
4
Weyes Blood, «Titanic Rising» (Sub Pop)
A priori lo de Weyes Bloo d es de esos discos conceptuales que suenan a desbarre sin recorrido alguno. Por suerte, confiaron en la californiana para este su cuarto disco y su idea loca de recrear un universo imaginario que en lo musical muestra una madurez intimidante. Se trata de un disco que hay que escuchar como un todo, donde las partes se nutren unas de otras, con momentos estelares como la canción «Andrómeda» . Natalie Mering , su verdadero nombre, aún cree que Laurel Canyon es algo más que un bonito lugar para turistas y películas de Tarantino . Como Father John Misty , mantiene la llama de una potencia creativa «con altura», la que vio crecer a los Byrds , , los Carpenters o The Beach Boys . De manera encubierta, también The Beatles , toda es música insuperable, en la cima, corre por las venas de esta artista excepcional. También Joni Mitchell , los Monkeys , Zappa . La Mering lo tiene, y además lo sabe.
5
Ian Noe, «Between the Country» (Thirty Tigers)
Es acostumbrado hacer arriesgadas comparaciones con Bob Dylan , cuando hablamos de songwriters americanos. No vamos a caer en la trampa, pero el de Kentucky ha realizado uno de esos discos, pese a su temprana edad y a pillar a todos con el pie cambiado, memorables de principio a fin, contando ni más ni menos que la terrible realidad de la vida en la mitad de la nada, en la América vaciada , que ríase usted de la española: esto no es nada, comparado con aquello. Vivirlo para creerlo. Y como Faulkner o Dylan, Ian Noe te lo cuenta y te lo canta con una energía y una vitalidad que hace que lo adoptes de inmediato y te hagas fan irredento. Por lo que nos pueda deparar Ian en el futuro. Pero aunque no hiciera más discos, este «En medio de ninguna parte», tan quijotesco, ya debería tener su lugar en la historia.
6
Aldous Harding, «Designer» (4AD)
Nueva Zelanda es ese lugar donde invierten los ricos, que saben que se acerca el final. Que nos pillen confesados. La Harding es un espectáculo ella misma, cuando canta poniendo los ojos en blanco, como poseída, reina de la teatralidad y el efecto, o cuando se transmuta en el escenario como los nahuales, aquellas almas que toman cuerpos animales para el deleite nocturno sin trabas morales. Saberes ancestrales domina esta gran artista, de lo más sorprendente desde Kate Bush , Bjork o P. J. Harvey . Solo por esa canción inmortal llamada «The Barrell» , canción del año, el esfuerzo habría estado ya amortizado. Aunque hay mucho más, como «Zoo Eyes», para darle nuestras enhorabuenas. Y a Cate Le Bone , por ofrecerle su vieja casa galesa en Cardiff, que le ha sentado la mar de bien.
7
Garrett T. Capps, «Allright, All Night» (Shotgun)
Texa s no es un lugar cualquiera. Quienes han vivido allí saben de su atractivo incomparable, algo que puedes contar, pero que mejor es vivirlo. Garrett T. Capps , natural de San Antonio, se presenta con una de las más certeras definiciones del espíritu del Estado de la estrella solitaria, la de Johnny Cash, Blaze Foley, Buddy Holly, Joe Ely, Townes Van Zandt, Guy Clark, Willie Nelson y tantos astros de la música country. País de forajidos de leyenda, Texas es reflejado aquí con un sentido de la realidad y una capacidad de síntesis admirable. Precisión y pasión en un perfecto equilibrio que no decae ni un segundo. Un disco bendecido por los dioses, que ha pasado desapercibido para las luminarias de las revistas que se hacen llamar especializadas.
8
Tyler Ramsey, «For the Morning» (Concord)
Lo vimos en Madrid hace unas semanas y despejó todas las dudas. El alma mater de los laureados Band of Horses , «perito en lunas» y otros objetos estelares, vive enamorado de la vida. Peregrino a Santiago, Tyler crea banda sonora a nuestro doloroso caminar por la tierra roja, bálsamo de una verdad tan resplandeciente que alumbra el camino, como la de aquellos pioneros científicos del XVII de la sociedad lunar de Birmingham de la que hablan los viejos libros. Canciones que son como maná caído del cielo, como «A Dream of Home», un bastoncito donde apoyarnos en el día a día. Es Tyler de una humildad que desarma, algo solo al alcance de los elegidos. Y él es uno de ellos, de los que bajan a la tierra cada cierto tiempo, para cumplir con su mundana misión ocultos entre la multitud.
9
Purple Mountains, «Purple Mountains» (Drag City)
Uno de los misterios de lo humano es el dolor tan intenso que puede llevar a un alma a desaparecer. El poeta David Berman anunciaba un nuevo disco en diez años, tras su retirada, filmada en una cueva, rodeado de sus fans. Antes de publicarse el disco que anunciaba su vuelta, Berman se quitaba la vida . Este disco póstumo está lleno de pequeñas piezas de orfebrería, recuerdos de las caricias maternas, en un a posteriori triste epitafio. De estructura muy meditada, en diez canciones, va ganando a medida que se van desplegando los versos envueltos en pop-rock de uno de los anti crooner más influyentes de la generación post grunge . A veces, tener un padre poderoso puede llevarte a la autodestrucción , si el corazón es proclive a verse roto en pedazos. Para misterios, la vida misma y los fantasmas no resueltos del pasado.
10
Big Thief, «U.F.O.F.» (4AD)
¿Un huerto en Nueva York ? Uno de los más acuciantes temas de actualidad es el cambio climático y, por consiguiente, nuestro modo de vida asociado a ello. He aquí que aparece, en la ciudad del Apolo de Harlem, de Lou Reed , del hip-hop East Coast, el CBGB, Blondie , Television y The Ramones , una banda que saca dos discos, dos, en este 2019, reivindicando una bajada de la tensión eléctrica, por así decirlo, una vida en otro nivel de deseos y expectativas, tanto en el consumo como en el encuentro con tus semejantes. Unos hippies , para entendernos, de nuevo cuño, en el corazón de la Gran Manzana. Hasta aquí la cosa no dejaría de ser anecdótica, si no fuera porque Big Thief facturan canciones pregnantes, como «Cattails», también de las mejores de este año. Algo está ocurriendo ahí fuera y nos haríamos un flaco favor si no estamos atentos a lo que se avecina.
11
The Comet is Coming, «Trust in the Lifeforce of the Deep Mistery» (Impulse! UMG)
En los últimos años se ha producido un fenómeno más o menos underground de renovación del jazz que está sentando las bases de una nueva era. Sin tener pánico a la electrónica, muy al contrario se aprovechan de las líneas de investigación del ambient o la música más espacial para generar improvisación con instrumentos orgánicos tradicionales como el trombón, la batería, el bajo, la trompeta, la flauta o el saxo. Es el caso de esta apasionante elucubración armónica por lugares interestelares, un futurista viaje de la mano maestra de Shabaka Hutchings . Una apertura de miras que anuncia una rama nueva que está creciendo dentro del árbol genealógico del jazz, un movimiento donde habría que incorporar también a Sarathy Korwar, Binker Golding, Theon Cross o Angel Bat Dawid .