DARÁN QUE HABLAR
Marina González Guerreiro: «Siento que siempre estoy balanceándome entre el orden y el desorden»
El de Marina González Guerreiro es un trabajo de tesón que le ha llevado lejos. Y eso que ella construye con lo mínimo. Habitual de la galería Rosa Santos, acaba de celebrar su primera gran individual en insittución en La Casa Encendida
Nombre completo: Marina González Guerreiro. Lugar y fecha de nacimiento: A Guarda (Pontevedra), 1992. Residencia actual: A Guarda (Pontevedra). Formación: Graduada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y Máster en Producción Artística en la Universidad Politécnica de Valencia. Ocupación actual: Artista y estudiante de doctorado.
Qué le interesa. Mi proceso creativo parte a menudo de la acumulación de materiales encontrados. El estudio se convierte así en un lugar donde los objetos conviven, en un espacio de ensayo donde estoy todo el rato resignificando las cosas. Siento que siempre estoy balanceándome entre el orden y el desorden, el control y el azar. Me obsesiona el tiempo, cómo ubicarse en él, la posibilidad de dejar de medirlo, cómo evadirlo, cómo condensarlo, cómo alterarlo… A menudo pienso que en el taller busco encontrar un tiempo propio. Me interesa una práctica artística que enriquezca la vida, y me alejo de toda concepción del arte como sacrificio.
De dónde viene. Recientemente expuse 'Buen Camino', en La Casa Encendida , que pudo visitar hasta el 19 de junio. Fue mi primera exposición individual en Madrid y también mi primera vez en solitario en una institución. De forma colectiva, en Madrid he estado en espacios como Salón, Cuarto de invitados, la Sala de Arte Joven o CentroCentro, entre otros. He estado viviendo seis años en Valencia y allí he de destacar las exposiciones individuales 'Una promesa', en la galería Rosa Santos y 'LMXJVSD', en Pols. El año pasado tuve también la experiencia de montar fuera de España en Chertlüdde (Berlín) e Intersticio (Londres).
Supo que se dedicaría al arte… En verdad, siempre pensé que el arte sería para mi una actividad secundaria, paralela a la vida laboral. Me sorprende verme en la posición de artista profesional, que a veces me genera contradicciones. Hice el bachillerato artístico porque me gustaba mucho la fotografía y porque tenía muchas ganas de irme a Vigo. La decisión de estudiar Bellas Artes, siento que fue bastante azarosa, pero acerté. Allí, en Salamanca, descubrí la pintura y el placer que es tener un taller, y me enganché. Disfruté mucho en Salamanca, adoro la facultad, creo que estar en aquellas naves fue fundamental para que me enamorase del proceso, del día a día.
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? Durante unos cuatro años aproximadamente me dediqué profesionalmente al vídeo y fotografía de bodas. Junto a las que fueron mis dos socias, recorrimos España entera y pasamos unos veranos muy bonitos, intensos y agotadores. Aprendí mucho. Es fascinante ver a las familias por dentro: las diferencias sociales, culturales, económicas... Nunca lo hice desde la frivolidad, a menudo me temblaba el pulso de la emoción. Guardo un gran cariño y respeto a aquella etapa.
Su yo «virtual». Como hace años tenía que trabajar muchas horas usando el móvil y el ordenador, acabé asociándolos al trabajo y no he conseguido volver a tener una relación lúdica con ellos. Los uso de manera práctica, pero no soy una apasionada de las redes ni me siento cómoda compartiendo mi día a día online. La cuarentena y el contexto covid también ha hecho que muchos hayamos sufrido un hastío de lo digital y pongamos en valor lo presencial.
Uso mi web personal a modo de portfolio y la actualizo un par de veces al año. Tengo Instagram, aunque me parece una red social monstruosa. Soy de esas viejas que sigue entrando en Facebook. Youtube me parece una grandísima herramienta para aprender de todo y veo el correo a diario. Desde adolescente he hecho amigos por internet que se han convertido en personas importantes en mi vida, y me sigue ocurriendo.
Dónde está cuando no hace arte. Llevo años matriculada en el doctorado y sigo perdida como el primer día. Me gustaría terminar mi tesis en algún momento, aunque cada vez lo académico me cuesta más. Hace unos meses he vuelto a mi casa familiar y he instalado un horno de cerámica que espero usar como imán para que amigos vengan a visitarme con la excusa de cocer. Espero que funcione para atraer a las visitas. Raúl Lorenzo Pérez y yo tenemos una pequeña publicación pendiente de terminarse desde hace demasiado tiempo. También he de decir que soy un poco manitas (o chapuzas, según se mire) y siempre que puedo estoy arreglando algún mueble o haciendo algún invento para casa. Por ejemplo, ahora quiero construir una mesa de hormigón, como las que hay en los merenderos, para ubicarla en la finca de mi abuelo.
Le gustará si conoce a... Me gustaría mencionar aquí a compañeros y amigos que nos acompañamos y retroalimentamos desde hace tiempo: Susana Pérez Gibert , Daniel Dobarco, Raúl Lorenzo Pérez, Paula Noya de Blas, Paula García-Masedo, Gema Quiles, Sandra Mar, Juan de Dios Morenilla...
Qué se trae ahora entre manos. El de La Casa Encendida ha sido mi proyecto más grande hasta ahora. A mi vuelta a casa después de toda la aventura del montaje procuré descansar. Este 2022 tendré la suerte de poder trabajar en el Museo Oteiza (Navarra), en el Casal Solleric (Mallorca) o en el TEA (Tenerife). Estoy preparando también varias actividades para llevar a cabo en el marco del Programa Art i Context del IVAM (Valencia), lo que me apetece mucho.
Proyecto favorito hasta el momento. Suele pasarme que lo último que he hecho es con lo que más me identifico o con lo que más contenta estoy. Cada exposición es de alguna manera testigo de un momento vital, y, por ello, conecto. En 'Buen camino' daba forma a una idea que lleva rondando mi cabeza desde hace algo más de un año: ¿Cómo construir un puente?
Un puente une dos orillas, construye un camino para salir de uno mismo e ir a hacia el otro. Para mí, es un símbolo que nos habla de tránsito, de cruzar para llegar a otro lugar, de sobrevolar el vacío. Pero también un símbolo de unión, de amor. La labor de construcción de un puente articulaba toda la exposición, que estaba llena de detalles y conexiones entre las diferentes piezas.
¿Por qué tenemos que confiar en ella? No lo sé. ¡Haced lo que consideréis! [ríe]
¿Dónde se ve de aquí a un año? Estoy bien donde estoy y me gustaría que esta etapa dulce durase. ¡Ojalá que con mucha salud! Me veo quizás haciendo planes para irme a alguna residencia artística fuera de España una temporada si tuviese la oportunidad, pero de momento todo viaje lo pienso de ida y vuelta.
Defínase en un trazo.
¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Gema Quiles .