ARTE

Maribel Domènech, acciones cotidianas

Media vida dedicada al arte, a la costura como escritura y memoria, se condensa en el Centro del Carmen con Maribel Domènech

Detalle de una de las obras de la artista

Marisol Salanova

La expresión social y política de lo cotidiano toma forma de instalación artística, conjugando vídeo, foto y escultura, en la exposición Acciones cotidianas , de Maribel Domènech (Valencia, 1951). Comisariada por Rocío de la Villa para el Centro del Carmen , la muestra revisa una trayectoria de más de 35 años creando obra comprometida y feminista , a menudo, de carácter colaborativo.

El recorrido, estructurado a través de una docena de estancias, cuenta con una decimotercera «sala» construida exclusivamente de forma virtual, a la que se accede a través de la obra Reina 135 (2005). La pieza es una caja de luz en forma de casa desarrollada en 3D, y ofrece la oportunidad de disfrutar de un contenido adicional al que cada visitante accede desde su móvil. Códigos QR sustituyen a la hoja de mano , y las medidas sanitarias que contribuyen a huir de la masificación, en este caso, potencian poder intimar con las obras. Porque la iluminación tenue a base de focos cálidos contribuye a ello, y baña el cableado telefónico con el que están confeccionadas gran parte de las piezas, a excepción de las cajas de luz de su primera etapa y las esculturas en hierro. La mayoría de las obras de Domènech están tejidas con cables.

Tejer representa una acción que se asocia históricamente con lo femenino y el paso del tiempo. Así pues, la mujer es para la creadora valenciana guardiana del recuerdo. Su madre era modista, y la artista aprendió a coser desde muy pequeña. Para ella, tejer es un sustituto silencioso del poder de la palabra. Por eso la forma de un vestido y los vestigios de la confección son una constante.

Al llegar a la última parte de la muestra, una escultura emana luz roja, y vemos sobre la pared unos seis metros de mensaje transferido en vinilo del mismo color. Es este un memorial a las mujeres víctimas de la violencia machista que recoge la web feminicidio.net desde que empezaron a ser contabilizadas en España. Hay que inclinar la cabeza para leer desde tan arriba tal cantidad de nombres, que suenan familiares porque los hemos visto en su día en prensa, sepultados en la memoria de los sucesos. Caer en la cuenta de que casi los habíamos olvidado empaña nuestros ojos.

Más allá, imágenes de manifestantes se proyectan sobre la pared atravesando una baliza flotante en la que cada boya simboliza la fuerza de las mujeres al unirse . Se escucha romper el oleaje de las mareas feministas, y la instalación más reciente de Maribel Domènech, En movimiento constante (2020), nos recibe como un abrazo final de esperanza.

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