ARTE
María Hesse, feminismo y compromiso
María Hesse le debe su fama a Frida Kahlo, David Bowie y Louisa May Alcott. Pero ellos le deben los trazos sublimes que muestra ahora el Museo ABC
En la planta baja del Museo ABC de Dibujo y la Ilustración , en Madrid, se desarrolla esta pequeña exposición dedicada a la ilustradora andaluza María Hesse (Huelva, 1982), una artista en cierto modo sensible a esa tentativa de recuperación del dibujo ingenuo o adolescente que se dio en Sevilla -su ciudad adoptiva- a lo largo de la pasada década y que se caracteriza por el mantenimiento de una cierta literalidad o inmediatez propias del dibujo infantil (en particular, la inexistencia de la perspectiva, el escorzo, la justificación espacial…), y por el uso de todos esos códigos procedentes del cómic que forman parte hace mucho de nuestra cultura visual.
Al mismo tiempo, su obra ha sido siempre definida como feminista , y, de hecho, la mujer, a la que caracteriza de un modo especial e inconfundible, es la protagonista de todos sus dibujos, especialmente de los que ha expuesto, en una docena de ocasiones, en espacios alternativos.
Hesse -seudónimo tomado del escritor alemán cuyo Demian supuso para ella, como para tantos otros adolescentes, una revelación- se hizo famosa con su primer libro, Frida Kahlo. Una biografía , editado por Lumen en el año 2016 y que va por su decimoquinta edición y que se ha publicado en doce países.
Estilo inconfundible
Es un libro delicioso, profusamente ilustrado, que puede consultarse en el museo y del que se muestran algunos originales. Tanto el imaginario onírico, femenino y organicista de la pintora mexicana como su leve ingenuismo y su visceral -literalmente- romanticismo fueron asimilados por una ilustradora crecida y educada en un mundo de imágenes mucho más artificiales y eficaces, dando lugar a ese estilo inconfundible que busca fusionar lo sintético con lo orgánico pero que evidentemente rechaza todo el barroquismo presente en la obra de Kahlo: si algo caracteriza las ilustraciones de María Hesse es la notable ausencia de detalles inútiles, de elementos paisajísticos, de accesorios .
Su famoso corazón con ramas es un buen ejemplo del tipo de narrativa que cultiva la andaluza: ese icono, que reproduce la conocida «visión de rayos X» típica del dibujo infantil y asimilada tempranamente por el cómic, evoca tanto la representación tópica del amor romántico -y de la femineidad- como su crecimiento en el tiempo y el espacio. Es narrativa visual en sí mismo, es dinámico, es una historia que se desarrolla; es naturaleza y organicidad, es sentimiento y sensación… Y al mismo tiempo, depende de un código tan arcano -el corazón visible a través del tórax ya se da en el arte gótico- como contemporáneo.
Sin ordenadores
Las otras dos series que se exponen corresponden a las ilustraciones para el Mujercitas de Louisa May Alcott (editado por Alfaguara en 2018) y al David Bowie. Una biografía , de Fran Ruiz (Lumen, 2018). Para el primero ha optado la artista por la aguada a tinta china, y tienen estas ilustraciones un cierto aire retro. En el segundo emplea su técnica característica, el gouache (nótese que este retorno a las técnicas tradicionales no es frecuente en los dibujantes actuales, como puede verse en la exposición de ilustradores mexicanos que se desarrolla un piso más abajo: María Hesse es de las pocas artistas que no hace uso del ordenador ).
Y, efectivamente, los dibujos dedicados a la vida del camaleónico David Bowie, a su bisexualidad, su visceralidad y su mesianismo , tienen ese perfume a adolescencia, a estereotipo, que el famoso personaje, su época y el culto al ídolo juvenil requieren: en esta última obra María Hesse demuestra de nuevo, sin renunciar a su estilo, que no es una artista mecánica, sino una lúcida y comprometida intérprete de los textos que ilustra.