ARTE
¡Libertad, paridad, fraternidad!
El festival «Miradas de mujeres» se asienta definitivamente como bienal con una interesante programación que demuestra que las creadoras merecen un importante hueco en el mundo del arte español, más allá de cuotas
![Agnes Daroca, en una fotografía de Marta Aschenbecher](https://s2.abcstatics.com/media/cultura/2016/05/16/miradas2_xoptimizadax--620x349.jpg)
¡Libertad, paridad, fraternidad! La revolución tranquila pero constante de las mujeres contra su discriminación ha llegado para quedarse , por lo que parece. Desde la necesidad y la urgencia, desde la reivindicación y la lucha igualitaria, pero sobre todo desde la legitimidad, su aspiración a no ser menos que los hombres ha ido calando en el imaginario e instalándose en los aspectos formales de manera decidida. Así, la mayoría de las estructuras culturales de este país tienen presente, al menos por ley, y si no en formato de autocrítica, un cierto cuidado especial en el recuento de los números, las cuotas, los tantos por cierto… No hay jurado al que uno asista que en algún momento no vuelque la mirada sobre sí mismo y se pregunte, entre temeroso e incómodo, «¿cuántas mujeres hemos seleccionado?» .
La discusión es siempre la misma, y en ese momento surge el debate de si las fórmulas cuantitativas son necesariamente simétricas a las cualitativas , de si no será un mal menor, una medida forzada, a veces por exceso y otras por defecto. Ejemplo tipo: un puñado de finalistas para repartir los tres primeros premios de cualquier concurso, uno de ellos específicamente atribuido según las bases a una mujer. Si hasta ese momento el criterio de selección había intentado primar aspectos internos al proyecto o la obra, obviando otros como los curriculares, el lugar de origen (hace algún tiempo, la representación territorial suponía otro tema delicado , y la misma autocensura llevaba a inclusiones forzadas por motivos geográficos), las edades, la raza... ¿Cómo continuar?
Estructura horizontal
La propia teoría feminista advierte que, alcanzada como en la actualidad la preeminencia de mujeres en la formación ligada a las artes, su representación profesional se iguala a la de los hombres cuando se imponen la transparencia en los criterios de selección y las evaluaciones ciegas. La pregunta clave, pues, será determinar si esa «ceguera» ha de ver o no la identidad de género como un factor neutro.
Miradas de Mujeres nació en formato de festival en 2010 para abordar estos temas y promover eventos culturales que tuvieran a la mujer como centro. Desde entonces, tres ediciones y esta, convertida ya oficialmente en bienal, han ido ofreciendo un escaparate donde la creación femenina es el foco de atención . Ahora la estructura participativa y organizativa ha cambiado, y se impone un modelo más horizontal y colaborativo, asambleario , a la vez que «para eliminar toda reticencia economicista» se han suprimido las cuotas de participación. Además, ensaya un modelo desligado del territorio específico –la ciudad–, para abrirse a más escenas , desde Latinoamérica a Arabia Saudí, pasando por Andorra o Villafranca.
En cuanto a programación, los cinco eventos seleccionados (en convocatoria abierta, elegidos por un comité interno, y patrocinados por la organización), sobre el papel se muestran menos atractivos que los invitados, donde se concentran los platos fuertes de una bienal que, inaugurada en marzo, se prolonga a diciembre.
Nombres sólidos
Entre estos últimos, destacar la implicación del CA2M- Móstoles , con las colectivas «La réplica infiel» y «El cuerpo como archivo», junto al análisis que Patricia Esquivias (Caracas, 1979) lleva a cabo sobre la identidad de la arquitectura española de los 50, así como de las relaciones que estableció con el resto de las artes plásticas, configurando las nuevas señas de identidad estética del régimen. Dos nombres propios de largo recorrido aportan solidez al programa: Paloma Navares (Burgos, 1947), partiendo de las obras depositadas en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante , ofrece una pequeña muestra como pionera en hacer preguntas desde la consciencia de género. Y la austriaca nacionalizada española Eva Lootz (1940), en los espacios madrileños de Tabacalera , presenta una retrospectiva centrada en algunas de sus instalaciones emblemáticas que tienen la Naturaleza y su transformación por el ser humano como hilván argumental.
Finalmente, lo más apetecible del recorrido lo completa Daría von Berner (México, 1959), que también ha desarrollado lo fundamental de su carrera entre nosotros, con su imponente intervención en la no menos apabullante sala de Abierto por Obras , de Matadero. En sentido opuesto, intentando aprehender lo imposible, lo apenas tangible, lo mínimo, Laura G. Gibellini (Madrid, 1978), en la madrileña galería Slowtrack .