LIBROS

«Leer y vivir», todos somos culpables y corresponsables

Tzvetan Todorov falleció en 2017 dejando un gran vacío intelectual. En este libro de ensayos póstumo acierta de pleno -como siempre- en el diagnóstico sobre la memoria y el olvido

Todorov en 2008

CÉSAR ANTONIO MOLINA

Todorov (Bulgaria, 1939-Francia, 2017), en este libro póstumo de ensayos, no acusa a los alemanes, a todos, de los desastres de las dos Guerras Mundiales , sino que culpabiliza al ser humano. Y para ello se basa en dos testimonios muy importantes: el de Romain Gary y el de Germaine Tillion. Gary fue un gran escritor quien, además, participó como combatiente en la Segunda Guerra Mundial. Gary no quiso estigmatizar sólo al racismo de los nazis sin recordar que el mismo ejército norteamericano y los mismos EE. UU., en general, tenían todavía leyes de segregación racial. En Washington se conmemora el holocausto de los judíos, pero no el exterminio de miles de indios, ni la esclavitud de los africanos . Gary fue un autor al margen del existencialismo, del marxismo, del absurdo, o del «nouveau roman». Tampoco formó parte de la izquierda ni de ninguna tendencia de la misma, e igualmente aunque había luchado con De Gaulle tampoco fue gaullista.

El autor de «Educación europea» -de origen judío lituano de lengua polaca aunque escribió siempre en francés- comprobó en la contienda la ferocidad de los hombres , lo que le llevó a escribir, en este libro, que «el hombre se convierte en alemán, aunque sea un patriota polaco». El bien no lo representaban unos y el mal otros, sino que ambos habitaban indiscriminadamente en unos y otros. Los vencedores también habían sido contagiados por el mal.

Todorov, por supuesto, es partidario de la multiculturalidad . En el mundo nunca han existido sociedades formadas exclusivamente por personas de la misma cultura, «afirmar que estamos en contra de la pluralidad de culturas equivale a decir que estamos en contra de la Humanidad. Sin embargo, es cierto que, junto con esta pluralidad inevitable, toda sociedad debe también favorecer la existencia de elementos culturales comunes a todos, ya que compartir un código cultural facilita que todos participen en la vida colectiva. Manejar bien la lengua, saber interpretar una conducta, conocer los elementos fundamentales de la historia de un país, de su geografía, y sus principios y leyes son condiciones necesarias para que la vida social funcione. Si no manejamos el marco común , nos sentimos excluidos de la sociedad en la que vivimos» (en «La pluralidad humana»).

La verdad

Germaine Tillion fue una historiadora y etnóloga que estuvo en el campo de concentración de Ravensbrück . Cuando salió del mismo se dispuso a escribir un libro contra los alemanes basándose en su bélico carácter nacional. Ella, como casi todo el mundo, estaba convencida de que todos los alemanes-austríacos eran nazis. Pero mientras fue avanzando en su investigación se dio cuenta, progresivamente, de que esas conductas deplorables no eran específicamente alemanas. Y esto lo comprobó cuando en el año 1954 comenzó la guerra de Argelia. Muchos soldados y oficiales fran- ceses que habían luchado contra el nazismo y por la liberación de Francia y Europa, se habían incorporado al ejército francés de África o de Indochina. Aquellos héroes de la Resistencia ahora utilizaban las mismas tácticas que sus anteriores enemigos: prisiones, torturas, fusilamientos, castigos, injusticias en general. ¿Cómo podía estar pasando esto? se pregunta Tallion. La izquierda defendió la independencia de las antiguas colonias, con la excepción de un Camus dividido por su propia historia personal. Desde la derecha no fue así, aunque Raymon Aron estuvo con los independentistas. Una excepción. Ambos tuvieron una clara preocupación por la verdad.

Los testimonios de Romain Gary y Germaine Tillion vertebran las ideas de este libro

Tillion fue enterrada en el año 2015 en el Panteón. Había estudiado en Argel. Estuvo en la Resistencia y fue detenida durante un año, antes de ingresar en el campo de concentración de Ravensbrück para mujeres donde pasó dos años y donde murió su madre.

Ver las prisiones

Al salir en 1945 se dedicó a visitar las cárceles donde estaban los culpables de aquellas masacres . Lo mismo hizo trasladándose a Argelia durante la guerra para ver las prisiones y denunciar las torturas. Quería entender lo que había pasado y porqué aquellos males habían vuelto a reproducirse de manera casi inmediata. Al principio, en Francia, sus ideas fueron mal recibidas. Taillon, seguramente, coincidía con el ideal de mujer intelectual de Gary . El novelista llegó a manifestar que se desentendía cada vez más de todos los valores llamados masculinos. Gary reivindicó la feminidad, en lo que tenía de vulnerable y, al mismo tiempo, de comprensiva. Para él la civilización era cierta «ternura» y «dulzura» maternal, y todos los valores de la misma «eran valores totalmente femeninos».

Recuperar el pasado, en democracia, comenta Todorov, era un derecho legítimo, pero no podía convertirse en un deber. También existe el derecho al olvido. También en la vida pública se puede preferir el olvido al recuerdo del mal. Hay que evitar el rencor, el odio y promover la paz.

Murió Todorov en 2017. Vamos a echar mucho de menos su compañía: sabia, inteligente, racional, equitativa y siempre brillante. Se mueren nuestros referentes y ya nadie puede sustituirlos.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación