ARTE

Juan Rulfo, el escritor fotógrafo

Susan Sontag definió a Juan Rulfo como el «mejor fotógrafo de Latinoamérica». Esta técnica no fue una afición más en el escritor. El Museo Amparo, en Puebla, la revisa con una extensa exposición y la sitúa a la altura de su narrativa

«Anciana sentada en el umbral de la casa de un pueblo» (c.1950), de Juan Rulfo

MARINA VALCÁRCEL

La escalera de azulejos de gresite por la que se sube al departamento en la colonia de Guadalupe Inn (Ciudad de México) en el que Rulfo vivió delata sus orígenes arquitectónicos en los setenta. Y no es un dato menor porque toda la obra del mexicano parece suspendida en un tiempo distinto.

Las casas de este barrio no superan las tres alturas: aún así, desde este piso soleado, no se ven las jacarandas. Como todas las mañanas, frente a la casa del escritor, empieza una nueva historia en ese espacio al aire libre con su depósito de agua y su cuerda para colgar la ropa.

Ni cama, ni perchero

Víctor Jiménez, director de la Fundación Juan Rulfo , nos recibe en este piso que -inmediatamente comprendemos- fue transformado en archivo. No está ni la cama de Rulfo, ni su vaso de agua sobre la mesilla de noche, ni su perchero con una vieja chaqueta para escribir. Todo -el cuarto de Clara y Juan, el de los cuatro hijos, hasta el cuarto de baño interior que «conserva la temperatura fresca y la oscuridad necesarias para la conservación de los documentos»- es una sucesión de clasificadores, estanterías y mesas repletas de primeras ediciones de «Pedro Páramo» . Y, sobre todo, fotos colgadas de las paredes. A la muerte de Juan Rulfo (1917-1986) fueron casi 7.000 los negativos que aparecieron en cajas de zapatos, algunas medio perdidas en el cuarto de esa azotea con vistas.

En el salón trabajaban esos días tres colaboradores de Jiménez ultimando el «reporte de condición» de las obras preparadas para salir hacia la exposición «El fotógrafo Juan Rulfo» que, con motivo del centenario del nacimiento del escritor, acaba de inaugurarse en el Museo Amparo , de la ciudad de Puebla, donde pueden ya verse 119 imágenes, algunas de ellas consagradas en la Historia de la fotografía mexicana. Hay también una treintena de fotos inéditas , documentos del archivo y de la biblioteca de Rulfo que se muestran por primera vez.

La fecha de 1980 es importante en la vida del Rulfo fotógrafo porque, en el marco del homenaje que ese año se le hizo en México, se celebró en el Palacio de Bellas Artes una gran exposición de su fotografía. Hasta entonces poco se sabía de la extensión y calidad de esta faceta creativa del escritor que algunos creyeron una afición más entre las suyas: la música barroca, la lectura y el cine . Desde entonces llegó el reconocimiento y esa frase contundente de Susan Sontag en su libro «Sobre la fotografía»: «Juan Rulfo es el mejor fotógrafo que he conocido en Latinoamérica».

La gallina y el huevo

A pesar de que hoy sabemos que, antes de escritor, Rulfo empezó a hacer fotos alrededor de 1930, las décadas de 1940 y 1950 fueron centrales en su vida: hizo su corpus fotográfico al tiempo que aparecían «El llano en llamas» y «Pedro Páramo», actividades que compaginaba con su trabajo como vendedor de neumáticos para la firma Goodrich Euzkadi . De estos viajes y de su afición temprana por el montañismo -tanto caminaba que su tía Lola le llamaba «Juan pata de perro»- surgen muchos de sus proyectos fotográficos como sus series sobre estaciones y ferrocarriles, además de las del cine.

En 1958 termina de escribir «El gallo de oro» y fue la industria cinematográfica la que se acercó a él . A finales de 1955 se filmaba la primera película basada en un cuento suyo: «Talpa», coincidiendo con el de la película «La Escondida». Rulfo estuvo presente durante toda la filmación. Utiliza ahí su cámara y se conservan unas 150 fotografías de actores , sobre todo de María Félix, mientras descansaban, actuaban o posaban para él.

Las décadas de 1940 y 1950 fueron centrales en su vida: hizo su corpus fotográfico al tiempo que aparecían «El llano en llamas» y «Pedro Páramo»

Sin embargo, la arquitectura, la arqueología y el indigenismo fueron el centro de sus textos y fotos cuajadas de ruinas de civilizaciones precolombinas , desde pirámides hasta esculturas zapotecas; de haciendas abandonadas y los hombres y las almas que los habitaban; de iglesias barrocas y palacios hispánicos; de paredones agujereados por balas y de las distintas maneras de reflejar una muerte constante, parca, siempre suspendida, como sus cielos, en el silencio y en el blanco y negro de la obra de Rulfo.

También el paisaje y la vegetación mexicanas son protagonistas : los árboles consumidos por la aridez o los cactus; los horizontes infinitos de maguey y los ágaves, esa familia de plantas plateadas y pencas bordeadas de pinchos con las que endulzamos el café, pero que también son la especie embriagadora de la que salen el pulque y el tequila.

Se ha escrito mucho sobre las semejanzas entre la obra literaria y las fotos de Rulfo. Hay quienes creen que la fotografía fue su primer manuscrito hecho con la mirada. Sin embargo, fue el propio Rulfo quien explicaba por qué ambos eran mundos diferentes. Para él, el único camino para la escritura era la imaginación : «La realidad no me dice nada literariamente aunque pueda decírmelo fotográficamente. Admiro a los que pueden escribir acerca de lo que oyen y ven directamente; yo no puedo penetrar la realidad, es misteriosa».

Sin embargo, donde sí pueden unirse literatura y fotografía en Rulfo es en su aprendizaje. De la misma manera que la escuela de un escritor es, desde su infancia, la lectura, la formación autodidacta en fotografía de Rulfo viene de los libros . En su biblioteca, que constaba de unos 10.000 volúmenes, alrededor de 800 eran sobre fotografía. Alberto Ruy Sánchez , novelista y editor, describía algunas de sus conversaciones con Rulfo: «Cuando hojeábamos algún libro de fotos se detenía a comentar las texturas de las imágenes y la composición. Hablaba de con qué tipo de cámara y película se lograría ese efecto intenso para los sentidos. Especialmente para el tacto a través de la vista».

Fuera del tiempo

Rulfo llenaba carpetas de imágenes recortadas de revistas en las que aparecían reproducciones de la Historia del Arte. A veces las compraba dobles por si, al cortar un cuadro en la página opuesta, había otro que le gustara. Las fotos de Rulfo, que fueron tomadas hace ya más de medio siglo, parecen estar fuera del tiempo, quizás porque el México rural que fotografió ya no existe: y quizás también por una consideración «clasicista» de su estilo en su alejamiento voluntario de los planteamientos de las vanguardias y por su proximidad a Álvarez Bravo, que hoy podría proyectarse en el trabajo de los latinoamericanos Graciela Iturbide o Sebastião Salgado.

Rulfo usaba una cámara Rolleiflex con el visor en el lente superior, casi siempre por debajo del tórax. Eso le permitía llegar a un enfoque tan cuidado, meditado y profundo.

En «El fotógrafo Juan Rulfo» (Editorial RM ), el libro que acompaña a esta cita, Víctor Jiménez dedica un capítulo a la correspondencia entre la obra de Paul Strand y la de Rulfo . El fotógrafo norteamericano llegó a México en 1932. Allí inmortalizó el mar, las redes de los pescadores y el movimiento de las olas. Existen en la biblioteca de Rulfo dos libros sobre Strand, además de «Retrospective», título de John Berger en el que define a Strand por «intentar encontrar una ciudad en una calle, el modo de vida de una nación en una cocina». Apunta también Berger que «para Strand, el momento fotográfico es un momento biográfico; no está a la caza del instante, sino que permite que surja el momento del mismo modo que uno podría incitar a la narración de un cuento». Y en este punto es difícil no levantar la vista de la lectura para pensar en Rulfo y en ese Comala a mitad de camino entre el mundo de los vivos y el de los muertos, como un paraíso infernal de cactus, empalizadas y luces.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación