DARÁN QUE HABLAR
José Castiella: «Mi obra es especulación constante, entre la alquimia y la ciencia ficción»
El joven José Castiella se niega a ser un «hijo de Duchamp»: «Se da por supuesto que tenemos que dar prioridad a lo intelectual sobre lo afectivo». Por eso su pintura (ahora en Ponce+Robles) es todo lo contrario. Y por eso da que hablar
Nombre completo: José Castiella. Lugar y fecha de nacimiento: Pamplona, 8 de enero de 1987. Residencia actual: Pamplona . Formación: Universidad del País Vasco, máster en Bellas Artes en la Goldsmiths University of London . Ocupación: Artista.
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Qué le interesa. La sensación que quiero transmitir con mi trabajo, tanto con las pinturas como con las esculturas, es que exista cierta lógica entre ellas. Que abunde la idea de pertenecer al mismo mundo, uno del que desconocemos las reglas, pero que se muestra coherente. El proceso se desarrolla entre la horizontal y la vertical, dos posiciones del lienzo, reflejo de dos formas antagónicas de entender la pintura. Pintura de acción y pintura como representación, que en mi labor se relacionan en un juego en el que me veo recorriendo la Historia de la Pintura tratando de generar un mundo nuevo analizando y catalogando especies como un biólogo. Un discurso plástico en el que, a través de una especulación constante, entre la alquimia y la ciencia ficción, encuentro contenido y sentido a un encuentro entrópico e imprevisible.
De dónde viene. De las exposiciones individuales que he realizado hasta la fecha, destacaría la que acabo de inaugurar en Madrid en la galería Ponce+Robles , «Waiting for the End to Come», hasta el 17 de Enero.
En 2014 expuse en Valladolid «Inhuman», en la galería Javier Silva, y «Encuentros con Entidades», en el Museo Patio Herreriano dentro del programa «lienzo mph». Por su parte, «Unknown Chronicles», en 2015, fue la exposición que hice en Python Gallery (Zúrich), conclusión a la serie de pinturas que hice en en el ultimo año en Goldmisths. En ellas llevaba el proceso inverso al que realizo ahora: Comenzaba creando un espacio representacional partiendo de la imaginación y posteriormente habitaba ese espacio con una mancha que se realizaba en el suelo tratando de responderlo.
«Un artista, si es consecuente con su arte, si trata de moverse por lo que le dice la intuición con honestidad, es un elemento subversivo en la sociedad, pero no de forma voluntaria, sino en la medida en la que trabaja bajo un paradigma diametralmente opuesto al sistema»
También he de mencionar «Atrocity Exhibition», una muestra para el Centro Huarte gracias a las becas de producción del Gobierno de Navarra. La instalación tomaba como nombre la novela homónima de J. G. Ballard y fue una reflexión plástica en torno a la idea de monstruo y lo informe. Esta exposición se expuso en la galería Libertad, en Querétaro, y posteriormente en Salón Acme, en ciudad de México.
En 2016, «Crops», de nuevo en la galería Javier Silva, fue el comienzo de los cuadros isométricos y el germen de lo que ha sido mi ultima exposición, deriva que va tomando mi mundo plástico.
También he presentado mi obra en algunas ferias. En 2014 expuse en la London Art Fair y en Scope Basel con Python Gallery. En septiembre de ese mismo año, en Summa, una cita que se organizó varios años en Matadero, con la galería Javier Silva. En 2015, con esa misma firma participé en la primera edición de Casa Leibniz. De 2016 a 2018, con Satélite de México, estuve presente en dos ediciones de Material Art Fair y ArteSantander . Este diciembre he tenido el placer de participar en Pinta Miami con Ponce+Robles, y en 2020 estaré en su stand en mi primera edición en ARCO .
Supo que se dedicaría al arte… De pequeño me gustaba dibujar cómics. La madre de un amigo nos dijo que para eso lo mejor era estudiar Bellas Artes. Esto del arte empieza como una pasión y acaba como una patología. Uno comienza a ponerse enfermo en el momento en que deja de hacerlo. Es la necesidad de la que hablaba Rilke en «Cartas a un joven poeta». Un artista, si es consecuente con su arte, si trata de moverse por lo que le dice la intuición con honestidad, es un elemento subversivo en la sociedad, no de forma voluntaria, no. Es subversivo en la medida en la que trabaja bajo un paradigma diametralmente opuesto al sistema.
¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el arte para «sobrevivir»? Trabajé un año reponiendo maquinas de vending. Otro, de camarero en la cafetería del centro budista del este de Londres. Me llamaban «Mr Tea» porque debía poner los peores cafés de la zona. Al llegar de Inglaterra, estuve un año trabajando de ilustrador haciendo caricaturas en una sección de «Interviú» hasta que cerró.
Hubo unos años en los que tenía cierto complejo de pintor y eso me llevaba a ponerme una especie de traje postmoderno en el que no me encontraba del todo cómodo. Mas inmaduro e inseguro, trataba de adaptarme a un sistema en el que tienes que aplicar a una serie de convocatorias de una determinada manera, generando proyectos cuando creo que la pintura va por otro lado, tiene otros tiempos.
«Es importante ver el arte en las galerías, en directo, no pensar que por haber visto algo en la pantalla del móvil conoces la obra de determinado artista. Trato de ir todo lo que puedo al Museo del Prado: en ese edificio esta todo lo que uno tiene que saber de pintura»
Se da por supuesto que todos tenemos que ser hijos de Duchamp, es decir, que tenemos que dar prioridad a lo intelectual sobre lo afectivo. Me incomoda hacer un arte en el que sepa el resultado final desde el planteamiento. Cada vez me siento mas lejano a esta concepción. He de añadir que el formalismo puro tampoco me convence. Para mí, el arte tiene que tener un equilibrio misterioso entre forma y un contenido difícil de reglar. Un contenido que aparece en el hacer y es indisoluble de este.
Esa forma de hacer arte sabiendo el resultado final desde el comienzo es publicidad, puro signo. Hay exposiciones en las que el discurso es tan cerrado que sales con la sensación de estar en una catequesis: «¡Qué de acuerdo estamos todos, ay!, ¡qué bien, oiga». El arte tiene que pertenecer al mundo del símbolo.
Su yo «virtual». Utilizo Instagram sabiendo que es un arma de doble filo. Para un medio como la pintura, favorece solo a un tipo. Es importante ver el arte en las galerías, en directo, no pensar que por haber visto algo en la pantalla de tu móvil conoces la obra de determinado artista. Yo trato de ir todo lo que puedo al Museo del Prado, en ese edificio esta todo lo que uno tiene que saber de pintura.
Como consumidor, últimamente estoy esuchando el podcast que graban J. F. Martel y Phil Ford, «Weird studies» , sobre arte y filosofía. Me lo descubrió un compañero de Goldmiths y se está convirtiendo en una adicción. Es curioso que un podcast con semejante nombre sea de lo mas sensato que hay por ahí.
Dónde está cuando no hace arte. Cuando no estoy ni pintando, ni dibujando, me gusta estar con mis hijos, leer o componer música electrónica en el ordenador. Me encantaría tener más tiempo, más vidas.
Le gustará si conoce a... En los últimos años, El Bosco ha sido un referente clarísimo. Cada vez que voy a Madrid trato de pasarme a verlo. También Brueguel y Matthias Grunewald. Siento gran atracción hacia las perspectivas raras del «quatrocentto». Asimismo, todo tipo de representaciones del mundo encantado: de los monstruos y maravillas en la imaginería medieval, a los yōkai japoneses. También me han influido muchos dibujantes de cómic pero hay uno en concreto: Jean Giraud , Moebius. Desde que me encontré una colección de «Metal Hurlant» en una caja de cartón en Bilbao me ha acompañado hasta ahora. Curiosamente, se está haciendo una exposicion suya en el Max Ernst Museum, que es otro de mis referentes clave.
Francis Bacon, Gerard Richter, Hayao Miyazaky y Katsuhiro Ōtomo. Cecily Brown, Mike Kelley, Jim Shaw y Neo Rauch. Son nombres que me vienen a la cabeza. En Bellas Artes en Bilbao, las estructuras de las chabolas de los cuadros de Alfonso Gortazar, o las manchas misteriosas de Joseba Eskubi. En Pamplona descubrí a Juan José Aquerreta , alguien que es capaz de emocionarme pintando un bodegón con varias frutas. De mi generación destacaría a Álvaro Gil, a Víctor Manzanal, a Saelia Aparicio , Nadia Barkate, Gorka Mohamed, Jabi Egaña Ojeda, y, por supuesto, a Javier Muñoz, al que siempre acudo en busca de consejo en momentos de dudas.
Qué se trae ahora entre manos. Ahora mismo, estoy preparando una obra de gran formato que llevaré a ARCO al stand de Ponce+Robles. Estoy entusiasmado porque la exposición me ha abierto muchas vías por las que seguir jugando. Estoy en medio del proceso y no sé si conseguiré llegar al final. Con el componente de azar tan grande que tiene mi quehacer hay muchas obras que se quedan por el camino. Tengo un salón de los rechazados en el estudio de lo mas extenso.
Proyecto favorito hasta el momento. «Waiting fo the end to come». Ha sido mi primera exposicion individual en Madrid y el proceso ha estado lleno de magia, de conexiones con referentes de toda mi vida: Moebius, Max Ernst y el Bosco. La pieza central es un díptico en la esquina de la galería formando un abismo en la pared al que titule «Chaos, abyss, yawn», tres palabras relacionadas que generan una serie de lecturas en torno al hastio, el caos y lo que no tiene fondo, el abismo. He expuesto una serie de esculturas que llamo «geometrías blandas» y que generan un diálogo con la pintura, algo que llevaba tiempo buscando. L as considero como «props». Me ayudan a crear un ambiente y a salir al espacio.
¿Por qué tenemos que confiar en él? Lo de confiar en un artista es complicado: los artistas no tenemos claro lo que hacemos, aunque creamos tenerlo todo atado. Otra cosa es la obra. Algunas veces, no muchas, uno llega a crear algo autónomo que pertenece a otra dimensión y en lo que no te reconoces como autor. Soy un romántico y quiero creer que si uno trabaja de forma honesta y trata de mirar con atención lo que la vida le va presentando, tiene la capacidad de llegar a una visión personal y única. Lo digo en la época del «Big Data», pero, ¡oye! Es lo que siento y lo que me dice la experiencia, ¡qué le voy a hacer!
¿Dónde se ve de aquí a un año? Trato de vivir el presente, semana a semana. Me veo pintando, haciendo escultura, dibujando, o trabajando en el ordenador en alguna animación. Esto de la creación es una patología irremediable.
¿A quién cedería el testigo de esta entrevista? A Víctor Manzanal , un artista navarro que me interesa muchísimo y que tiene mucho que decir.
Defínase en un trazo.