CINE

Jonas Mekas, retratista de la Generación beat

Hace unos días nos dejaba Jonas Mekas, uno de los autores que mejor ha fusionado el cine con el vídeoarte más experimental

Mekas en una de sus últimas comparecencias en Madrid Isabel Permuy

ANTONIO WEINRICHTER

Pocos en el mundo del cine pueden presumir de haber lucido tantas chaquetas como el recientemente fallecido Jonas Mekas (1922-2019) . Literato, editor, crítico, comisario impulsor de la nueva ola estadounidense, empresario alternativo fundador de cooperativas de distribución y gestor de la gran filmoteca -y del archivo más completo- del cine experimental, agitador y polemista…

Y todo esto sin empezar a mencionar su prolífica carrera de cineasta que continuó por otros medios -por todos los medios- en el terreno del vídeo y en el proceloso mundo digital: bien pasados los noventa años dirigía y alimentaba una página «web» personal de referencia. Y ya casi centenario se mantenía tan activo como siempre: visitó Madrid hace apenas un año invitado por Filmadrid para presentar una exposición retrospectiva y la traducción de uno de sus escritos, para repartir su visión filosófica y resistente del cine y de la vida, seduciendo a propios y extraños .

Para toda la vida

Mekas nació en la ciudad lituana de Seminiskiai, en el año 1922. Fue hecho prisionero durante la ocupación nazi junto con su hermano y también cineasta Adolfas, y durante cuatro años vivieron en campos de personas desplazadas hasta que pudieron emigrar a Estados Unidos en 1950: esa traumática experiencia es evocada de forma lacerantemente bella en una de sus obras mayores, «Reminiscences of a Journey to Lithuania» (1972).

José Luis Guerín lo calificaba de franciscano, y no se puede mejorar el calificativo

Durante su primera década americana subsiste trabajando de operario pero también se compra su primera cámara, la legendaria y diminuta Bolex, que es parte de su imagen icónica de cineasta durante la era del cine analógico y del formato en celuloide.

En 1954 funda la seminal revista «Film Culture» , por donde entra la política de los autores en el ámbito norteamericano y para la que contrata a su amigo y antagonista Andrew Sarris. Pero más relevante aún es su incorporación como crítico al influyente «Village Voice», en 1958. Sus columnas se reúnen en 1972 en un libro esencial, «Movie Journal» , largo tiempo agotado, lo que ha difuminado su influencia real: esas apasionadas reseñas le convierten en el gran profeta de un cine experimental con autores muy diferentes a los que había defendido en «Film Culture».

Un movimiento disperso que se aglutinó bajo el nombre de «New American Cinema» , y que se organizó con la creación de la «Film-makers Cooperative» y de la filmoteca «Anthology Film Archives», siempre con la presencia activa y determinante de Mekas.

«Películas sucias»

El famoso manifiesto de esa «nueva ola» americana coincide con el estreno de Jonas Mekas en el campo del largometraje; su último párrafo es una adecuada descripción del cine que había defendido en sus escritos y que iba a firmar ahora: «No queremos películas falsas, impolutas, eficaces; las preferimos desabridas, sucias, pero vivas; no queremos películas de color de rosa : las queremos del color de la sangre». «Guns of the Trees» (1961), su primer largo en formato industrial, es un retrato de ficción de la forma de vida «Beat», cuyas luminarias ( Allen Ginsberg ...) aparecerán luego de forma documental en su obra posterior. En 1964 «The Brig» gana el Grand Prix de Venecia al mejor documental … pese a tratarse de una soberbia filmación expresionista de una polémica función del afamado Living Theatre. Los méritos de estas primeras piezas no deben ocultar que, a diferencia de un Kubrick, a quien es opuesto en todo, Mekas no hace «obra», sino que hace cine, según la sabia distinción godardiana.

Su primera cámara, la legendaria y diminuta Bolex, es parte de su imagen icónica de cineasta

Quiere decirse que rueda sin cesar, rueda el mundo que le rodea, rueda cuando viaja, y rueda siempre a sus amigos, de Lennon y Yoko Ono a Warhol y el fluxus Maciunas . Y todas esas filmaciones sin «propósito» son las que luego ensambla en sus famosos «Diarios» , en donde funde lo personal autobiográfico y la observación del mundo social, con un estilo sencillo y directo cuyo despojamiento llega a lo poético: su compinche José Luis Guerín , con quien cruzó una serie de emocionantes vídeo-cartas en el proyecto «Correspondencias», lo calificaba de franciscano, y no se puede mejorar el calificativo.

Ensayos audiovisuales

Mekas no sólo fue prolífico sino innovador, al ser junto a Marker, Pasolini y Godard uno de los pioneros en el hoy tan cotizado campo del ensayismo cinematográfico. Originalmente agrupa diversas filmaciones bajo el título «Diaries, Notes and Sketches», cuya primera pieza, «Walden», entrega en el año 1968.

Pero luego se van acumulando diversos volúmenes, desde «Lost Lost Lost» (1976) hasta su retrato póstumo de Ginsberg, ya en vídeo, en el año 1997. Estos ensayos audiovisuales contienen bloques observacionales, pasajes musicales y frecuentes irrupciones de la voz de Mekas , que entona todo tipo de digresiones y las reflexiones íntimas que le provoca ver pasar, literalmente, su vida filmada ante sus ojos.

«Collages» extraidos de su inmenso archivo personal de filmaciones, son como un soliloquio que no quiere ser relato ni novela. Y representan una solución triunfal al dilema que el propio Jonas Mekas había planteado así en su texto «The Diary Film»: «Por supuesto, a lo que me enfrentaba era al viejo problema de todos los artistas: fundir la Realidad y el Yo , para emerger con esa tercera vía».

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