ARTE
Joaquín García: «Para una galería, ARCO es como las navidades para una familia»
El galerista Joaquín García analiza la actualidad de las instituciones, el vínculo con los artistas y los desafíos del circuito madrileño
La línea de García Galería es consolidarse como sitio de referencia de arte contemporáneo en Madrid. «Nosotros queremos ser una parte integral del circuito, pretendemos ser la primera opción para las personas de afuera que quieran saber qué es lo que está pasando aquí en la capital », apunta el director Joaquín García. Hay otras galerías muy buenas en arte contemporáneo, pero bien podrían estar situadas en cualquier otra ciudad, no tienen como objetivo contar lo madrileño.
El dueño define su empresa como una galería pequeña, al momento con nueve artistas, donde la relación galerista-artista se va desarrollando día a día y con el correr de los años. La mayoría de los artistas está desde la apertura en 2012, y comparte la visión de trabajo en común. «La idea es que estemos todos juntos aquí currando, no dejar las obras e irse. Con algunos artistas hay más conexión que con otros. No todos son conscientes del trabajo que uno hace, para alguno puede que solo seas el que le vende . Esto último trato de evitarlo, es cuestión de sintonía», manifiesta García.
Asimismo, el historiador del arte comenta que le gustan muchos artistas pero no se puede trabajar con todos . «Las razones son varias −explica García− porque trabajan con otra gente, simplemente no quieren trabajar contigo, o no puedes proporcionarle nada en su carrera por el mercado al que tienes acceso; primero está el deseo y luego está la realidad».
Con ARCO a la vuelta de la esquina, Joaquín García se muestra expectante y recalca la importancia del evento de arte contemporáneo más trascendente de España
La mayoría de los artistas que conforman García Galería, salvo algunas excepciones, es gente que está desde la apertura, que ha hecho sus primeros pasos en el circuito y desarrollado su carrera de la mano de la galería. « Nuestro plan es trabajar con los artistas a largo plazo , las cosas no se dan de un día para otro. Nos gusta pensar que esto es un barco en el que vamos los dos, el artista y la galería, y la idea es crecer juntos», dice el entrevistado
El local se encuentra situado en calle Doctor Fourquet , y comparte zona con más de una decena de galerías. Además, se halla muy cerca del Museo Reina Sofía. Esto hace del lugar un paseo de galerías de arte para propios y ajenos. Para Joaquín García la gente ya no visita las galerías como lo hacía antes , y el gran desafío es ampliar el flujo de gente.
«Aquí en el barrio había tres galerías, yo me puse de acuerdo con otros colegas y abrimos tres más. Después fueron llegando otras, y hoy somos 14. Nos hemos multiplicado, es una maravilla », exclama el entrevistado. Pero ahora la necesidad es trabajar en conjunto para educar en el coleccionismo.
ARCO como sitio de contacto
Con ARCO a la vuelta de la esquina, Joaquín García se muestra expectante y recalca la importancia del evento de arte contemporáneo más trascendente de España. Según el galerista, ARCO regula el calendario del mundo del arte y es un fenómeno cultural de jerarquía donde confluyen todos los agentes del circuito artístico y comercial. « Para una galería de arte, ARCO es como las navidades para una familia . Es un sitio de contacto entre artistas, comisarios, críticos y coleccionistas; cubre las expectativas de todos los sectores. De ARCO siempre esperamos lo mejor», dijo García.
La primera experiencia con su galería fue en 2015, pero García destaca el valor histórico de ARCO como el primer sitio donde los interesados en el lenguaje contemporáneo tuvieron la oportunidad de aprender y conocer cosas hasta entonces impensadas en Madrid. «Ahora estamos llenos de centros de arte y de iniciativas por parte de las instituciones, pero un par de décadas atrás no teníamos dónde ver cosas como las que exponía ARCO », comenta el entrevistado.
El exdirector de Helga habla sobre un giro en la concepción del arte dentro de las instituciones. No es más el museo tradicional que conserva, expone y restaura. García opina que en estos días la visita a un museo se asemeja a una experiencia familiar: como ir a Eurodisney, con tiendas, un recorrido ágil y puntos calientes. Los museos están siendo evaluados por lo que producen ; es decir, por el número de visitas que tienen. «No existe un valor alternativo al económico. Y la cultura no está exenta, es el reflejo de la sociedad», afirma.
En la misma línea, el galerista deja claro su desprecio por la visión de los museos como una carga económica para la sociedad y se refiere a la necesidad de concienciar sobre los beneficios de sostener las instituciones dedicadas a socializar el arte. «Tanto como persona, como contribuyente y como profesional del arte, estoy en contra de ese modelo de museo. La idea de que las obras de arte valen lo que valen en dinero deja de lado la responsabilidad social, histórica y moral; el deber de conservar las piezas que pertenece a todos», señala García. Las instituciones tienen una función social que debe estar por encima de la parte mercantil .
El trabajo de las galerías también ha tenido una evolución obligada producto de la propia dinámica en el comercio del arte. El director de García Galería sentencia a muerte la galería de arte como tienda de objetos. La galería actual no solo se ocupa del intercambio comercial de las piezas sino que ayuda a construir la carrera del artista. «Al artista hay que darlo a conocer, con el público en general, con el especializado, y también hay que crear canales de comunicación con críticos y comisarios; es un trabajo integral. No solo vendemos las obras, nos ocupamos del desarrollo del artista», explica.
Para el entrevistado lo más significativo es plantear la relación entre la galería y el artista como una retroalimentación, como un crecimiento mutuo y en conjunto. El galerista debe garantizar la libertad del artista para trabajar en las mejores condiciones ; más allá del apuntalamiento, es el artista el que elige las exposiciones. Además, es fundamental intercambiar información de manera constante con los demás actores del circuito artístico madrileño.
Para sostener una galería de arte en Madrid, García indica que lo imprescindible es dedicación y gusto por lo que se hace, y entender el mercado tal y como funciona en España. « Es difícil que alguien pueda tener una galería de arte por casualidad, es algo vocacional . Posicionarse es un trabajo del día a día, y si no te gusta es insostenible en el tiempo», expresa el director.
Circuito madrileño
Sobre el mercado actual en la península y sobre todo en la capital, el galerista es muy práctico al momento del análisis: «Cada mercado tiene sus características, debes conocer el tuyo, las cosas que tienes, las que te faltan y las que tienes a tu favor». Y establece una marcada diferencia entre las posibilidades del mercado español respecto al anglosajón. « El mercado europeo no es tan dinámico como el mercado americano , donde se vende en cantidades impensadas desde aquí. Las tradiciones de compra son muy distintas y eso no se cambia de la noche a la mañana», declara Joaquín García.
Para el entrevistado es imperativo fomentar una política que contemple un circuito completo y que no se interrumpa con el cambio de gestión. Es decir, propiciar una sala de exposiciones para gente joven, un museo que trabaje con un territorio determinado, otro centro de arte que brinde claves sobre lo que está sucediendo a nivel internacional, entre otras cosas. Según García, sería muy bueno contar con instituciones de distinto tamaño, distinta función, pero que en conjunto consigan crear una visión global de lo que está pasando aquí y afuera; con gente que está empezando y con los que tienen una carrera hecha; con colecciones fijas y con creaciones momentáneas. Poder cubrir todas las necesidades.
«El problema radica en que sistemáticamente se descabezan instituciones porque el responsable político de turno ha perdido interés cultural. Se abren sitios nuevos, comienzan a trabajar con muchísima fuerza y de repente se diluyen», comenta García. Y añade que en su recorrido ha notado que « desde la política no se valora el arte, independientemente de quien gobierne ».
Reconocimiento y gratificación
Consultado sobre el modelo de coleccionista que se acerca a su galería, García aclara que no existe un perfil definido. «Tenemos fama de ser un poco densos y de contenidos poco accesibles, pero así como manejamos coleccionistas especializados, también entra gente a comprar un cuadro como regalo para una boda», indica. Y agrega que hay gente interesada y muy bien formada en el lenguaje contemporáneo y gente que simplemente disfruta de una pi eza .
Según Joaquín García, hay muchas galerías fantásticas en España, que han logrado grandes cosas luchando históricamente contra viento y marea. Dice que en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla se pueden encontrar cosas muy buenas, pero en ciudades más pequeñas como Salamanca, Pamplona, y Vigo, hay trabajos no solo meritorios por sus características intrínsecas, sino además porque son galerías que se enfrentan a condiciones poco favorables. También recalca el buen nivel de los artistas españoles , aunque reconoce que no tienen la visibilidad internacional que se merecen.
Por último, a propósito de las cosas que dan satisfacción al director de una galería, García sintetiza que una exposición ideal se da cuando el artista está contento y ha logrado plasmar lo que pretendía, cuando uno ve a los visitantes recorriendo la galería gustosos por lo que ven, y cuando es consciente de que es su galería la que ha sido capaz de hacer algo muy bueno. De la misma manera, el entrevistado comenta que se siente gratificado cuando culmina un trabajo conjunto con el artista para exponer en una institución, o cuando va a la casa de un coleccionista y lo encuentra feliz de la vida con una pieza de su galería.
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