ARTE
Jakob Bill: «Para max bill, todo se da la mano»
Por su gran interés, reproducimos la conversación entre Manuel Fontán del Junco –director de exposiciones de la Fundación Juan March- y Jakob Bill, hijo del polifacético artista suizo max bill (1908-1994), máximo representante del «arte concreto». El texto original está publicado en el catálogo de la muestra madrileña
Las páginas que siguen recogen una larga conversación sobre max bill –especialmente sobre su pintura y su escultura–, que tuvo lugar en la biblioteca de la Fundación Juan March en Madrid, el 20 de abril de 2015 . A la vista del considerable número de textos sobre la obra del artista suizo, desde los escritos de Margit Staber y Eduard Hüttinger hasta los más recientes, la idea de esta entrevista surgió como una posibilidad de añadir a todo ese cuerpo documental el testimonio de un testigo muy «familiarizado» con el bill artista: Jakob Bill (Zúrich,1942). Doctor arqueólogo y artista, es hijo de max y Binia Bill y h a sido un observador privilegiado no sólo de la vida, sino también de la obra de su padre durante varias décadas. Además de por su condición de hijo, el testimonio de Jakob Bill es especialmente relevante por otras razones: la primera, porque él mismo es artista –no hace mucho, la Haus Konstruktiv de Zúrich le dedicó una retrospectiva–; la segunda, porque ha trabajado como comisario y asesor de muchas de las exposiciones de y sobre su padre; y por último porque, como responsable de la max, Binia + Jakob Bill Stiftung [Fundación max, Binia + Jakob Bill], el conocimiento de la trayectoria y de la obra de su padre se extiende a los escritos de este último, de los que ya ha editado una parte importante, en concreto los dedicados a la arquitectura y el diseño.
¿Intentó algo así en otros casos, con otros materiales?
Sí, con acero. La «Konstruktion aus drei gleichen kreisscheiben» [«Construcción de tres discos circulares»], con tres discos oscilantes. Entonces no había placas de acero lo suficientemente grandes como para cortar piezas con un diámetro de tres metros. o con cerámica de alta tecnología, como la empleada en los relojes de la casa Rado. La empresa encargó una serie de obras de arte. bill hizo con ese tipo de cerámica la escultura técnicamente más grande posible que permitía el material, «Einheit aus sechs gleichen elementen» [ «Unidad a partir de seis elementos iguales» ], un mástil de 50 cm de altura. No podía ser mayor, y además se hubiera necesitado un pegamento especial, porque el nuevo material ¡no tenía poros!
Así que en el caso de la escultura a bill le obsesionaba la aproximación a los límites de lo factible. ¿Dirías que fue un tema que le preocupó también en pintura?
No. Dos por dos metros es la superficie máxima que uno puede pintar usando la espátula sin necesidad de asistentes.
¿No te parece sorprendente que max bill, con todo el tiempo que dedicó a la arquitectura y al diseño, nunca pintara frescos?
Bueno, no exactamente: para realizar pinturas sobre pared empleó otro método, las planchas esmaltadas, que también pueden usarse en el exterior. E hizo también un múltiple con ese tipo de pintura. Las planchas se pueden montar en una pared o montarlas a modo de escultura exenta. Éste es el método que empleó en sus columnas: en las dos que hay frente al Bauhaus-Archiv de Berlín, en la de la Clínica Universitaria de Ulm, en la del Mercedes-Museum de Stuttgart, en la de la Clínica Universitaria München-Grosshadern de Múnich, etc.
¿Por qué empleó en algunos de sus cuadros el formato de diamante, de rombo?
Es un formato muy interesante: permite crear la ilusión de que la pintura penetra más en el espacio. bill no inventó el formato. Mondrian, Van Doesburg o Marlow Moss, una discípula de Mondrian, ya lo habían empleado antes que él. Al colgar un cuadro en esa posición se produce un movimiento hacia el exterior que va más allá del formato del cuadro propiamente dicho. Nuestro ojo completa, por ejemplo, un cuadrado, aunque sus esquinas estén cortadas. Eso se ve, sin ir más lejos en la serie «Acht transcolorationen» (12. «reihe) [«Ocho transcoloraciones (serie 12ª)].
Sus últimas esculturas eran cada vez de mayor tamaño. Elegía la medida de manera que estuviera al límite de lo factible
Nos acercamos al fin de la entrevista y antes de terminar quería preguntarte, aunque lo has mencionado antes, por la presencia de la ciencia (la matemática y la física) en la obra de bill, sobre la ciencia positiva como fuente de inspiración.
Es difícil decir si fueron fuentes de inspiración, pero se interesó y se ocupó de cuestiones científicas. Conocía a físicos como Fritz Zwicky o a matemáticos como Norbert Wiener o Adrien Turel… este es un tema que preocupó al bill de los años cincuenta. En esa época montó exposiciones –la más conocida, «Die gute form», de la que ya hemos hablado, o una que instaló más tarde en los escaparates de la cadena de grandes almacenes Globus y que llevó por título «Die unbekannte gegenwart» [«El presente desconocido»]–, en las que se trataba de integrar lo más novedoso de la ciencia y la técnica. bill se confrontaba con lo que entonces era de actualidad, y de nuevo se acercaba a los límites. En esa época había una revista americana muy interesante, «Fortune», más o menos científica, de la que podían extraerse ideas…
¿Leía bill publicaciones científicas?
Sólo con fines precisos, con el foco puesto en lo que le interesaba. ¿Qué me interesa? ¿En que situación estamos en el campo de la ciencia? ¿Qué es interesante para el desarrollo de la historia de la cultura? se hacía ese tipo de preguntas.
Y otras muchas veces su aproximación a la ciencia sería más bien intuitiva, como en el caso de la escultura «Unendlichen schleife» [«Cinta infinita»], de la que hizo muchas variaciones.
Proyectó esta escultura en 1935, y sólo después descubrió que se trataba de la famosa cinta de Moebius. Pero no se amilanó por ese hecho y, efectivamente, realizó muchas estructuras y esculturas basadas en esa idea.
Le interesaron los vídeos, pero le parecía que, como arte, no eran nada especial. Ya estaba el cine
¿Qué crees que hubiera pensado bill de los nuevos medios artísticos? ¿De la red, del vídeo?
Le interesaron los vídeos, pero le parecía que, como arte, no eran nada especial. Ya estaba el cine. No era necesario considerarlos como arte.
¿Te parece que la obra de bill sigue siendo hoy una fuente de inspiración para la pintura?
Deberías decir: «para el arte de hoy», porque la pintura es, en cierto sentido, un «modelo anticuado». La obra de bill puede ser fuente de inspiración, aunque la materialidad hoy es otra, más de acuerdo con la tecnología actual. Yo mismo soy, en este sentido, como un dinosaurio.
Por último, ¿cómo definirías la aportación específica de bill al arte del siglo XX?
Esa pregunta es muy difícil de responder para mí, porque soy juez y parte. Soy «partidario» de bill. No puedo responderla con objetividad.
Sí, pero eso no impide que seas objetivo. No se me ocurre nada mejor ahora, para el futuro lector, que recordar aquí algo que tu padre escribió sobre ti en un texto precioso que ya he citado, el publicado por la revista «Du» en 1976 bajo el título «La magia de los objetos configurados». En esas páginas bill repasaba y comentaba muchas de las obras de arte y los objetos de los que se rodeaba en su ambiente de trabajo. «Necesito –decía– esas obras […] extraigo energía de todos esos objetos de mi entorno cotidiano. Son los baremos de calidad que realmente me interesan». Y el último de esos «objetos» es una pintura tuya de 1973, y el texto que escribió tu padre en esa revista y que aparece junto a la ilustración de tu cuadro dice así:
Jakob Bill (1943) es experto en Prehistoria y trabaja como tal en el Schweizerisches Nationalmuseum [Museo Nacional Suizo] de Zúrich. muy comprometido con la investigación científica, ha cosechado un gran reconocimiento con su tesis doctoral: «La cultura del vaso campaniforme y los albores de la Edad del Bronce en la cuenca francesa del Ródano y sus relaciones con el sudoeste de Suiza». Desde su infancia siempre ha pintado por su cuenta sin que nadie lo dirigiera y ha seguido su camino, a pesar de la oposición que ha encontrado. Ésta se debe a que es mi hijo y, por tanto, según la opinión general, tendría que haberse vuelto contra el padre. Pero como eso no ha ocurrido, sino que, incluso, con su dedicación a la prehistoria, sigue los pasos de su abuelo y de su bisabuelo, sólo puedo reconocer que, para mí, se trata de un ejemplo especialmente logrado de tradición ininterrumpida, aún con toda la independencia que caracteriza su quehacer. Pinta cuadros que sólo están emparentados con los míos en la tendencia, cuadros que yo jamás pintaría y que, por eso, aprecio tanto y tengo a mi alrededor como si fueran los de cualquier otro artista joven. La obra reproducida aquí es un ejemplo típico de sus creaciones de hace algunos años: nr. 12 [n.º 12], 1973, óleo sobre lienzo, 120 x 120 cm.27
El subrayado es mío, Jakob: «aún con toda la independencia que caracteriza su quehacer», decía el primer bill del segundo bill. Como a tu padre, también a mí me han parecido tus respuestas «un ejemplo especialmente logrado de tradición ininterrumpida». Gracias.
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