LIBROS
Ismael Belda, más allá de Twitter
El escritor valenciano se supera a sí mismo en su segundo poemario, «Asombrosas aventuras», que ahora ve la luz
Es el segundo libro de poesía de Ismael Belda (Valencia, 1977). Si el primero, «La Universidad Blanca», revelaba la existencia en nuestras letras de un poeta secreto e inmensamente original, «Asombrosas aventuras» es, en muchos sentidos, todavía mejor. Es un libro muy fino, y la concentración de poemas asombrosos es tal que uno casi desearía que hubiera más composiciones menores para poder recuperar un poco el aliento. El libro está compuesto por una sucesión de falsos sonetos y una serie de poemas más largos que podríamos denominar «narrativos» . Estos últimos son como espejismos de novelas. Son como la novela debe ser en la mente del novelista cuando la sueña. A esta variedad pertenecen «Nuestra autora», una especie de biografía de una evanescente autora madrileña, «In memoriam»... o el poema que da título, una formidable construcción del lenguaje y del pensamiento que nos recuerda a los mejores poemas largos de Roberto Bolaño , aunque Belda va mucho más lejos.
La poesía de Belda está hecha de sensaciones que provienen de la vida, pero no de este lado de la vida, sino del otro, el lado de la realidad, todavía no interpretado por la mente y por los conceptos. Él se alimenta del lado salvaje de la percepción , ese que no es todavía humano. Rara, preciosa libertad del lenguaje que nos descubre territorios en los que nuestro pensamiento, nuestra percepción y nuestra memoria navegan continuamente pero de los que no somos conscientes porque no tenemos palabras para describirlos y fijarlos. La intuición de que nuestra vida no es real, de que vivimos medio en sueños, de que hay algo que falta, que nuestra vida verdadera está en otra parte. Y la belleza de las imágenes, la creación de una lengua que es a un tiempo áspera y contemporánea y tan musical como Stevens o Ashbery en sus más musicales momentos.
La parte soñada
Generalmente en la poesía española la palabra «yo» representa al poeta, mientras que en la inglesa es una construcción, un personaje. El «yo» de estos poemas es de esta segunda clase, investigaciones en psiques lejanas, a veces femeninas, a veces transpersonales. Voces que se pierden en un mundo de viajes, de autopistas, de hoteles, de paisajes del final de la mente. Quizá alguna vez lleguemos a entender qué es lo que hace exactamente en nosotros la lectura de estos poemas que parecen traernos recuerdos de la parte soñada de nuestra vida. Leer a Ismael Belda es someterse a una aventura psíquica.
No escribiría esta reseña si no pensara, con todas las fuerzas de mi ser, que Ismael Belda es un gran poeta, y que «Asombrosas aventuras», que muy bien podría pasar completamente desapercibido en este panorama literario nuestro, hecho de relumbrón y de twitter, es la aventura más asombrosa que leo en la poesía española desde hace mucho, mucho tiempo.