LIBROS
Inés Martín Rodrigo se reconcilia con el pasado
‘Las formas del querer’, premio Nadal, es una formidable novela que muestra la sobresaliente capacidad narrativa de su autora

Esta formidable novela se ve enriquecida por diferentes planos, pues contiene una historia personal (la de la protagonista, de nombre Noray, y su enfermedad), una crónica familiar (desde sus bisabuelos hasta sus padres), y una crónica sociopolítica de España ( ... el final de la República, la Guerra Civil, la posguerra, ETA y hasta el 23-F son hitos presentes). Lo más interesante es que no son compartimentos estancos, sino que están comunicados mediante una sobresaliente capacidad narrativa.
Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) tiene veta de narradora, y la ha puesto al servicio de un inteligente dispositivo de captación de interés de lo colectivo por la vía de la historia familiar. A ellos se une un último plano, el metaliterario , pues lo que leemos es un manuscrito que Noray ha dejado escrito y que, mientras se debate entre la vida y la muerte, está leyendo (con nosotros) su amante Ismael en la habitación del hospital. Que esa metaliteratura coincida con el tópico de la escritura como salvación es tesis que no estoy seguro necesitara ser servida desde el melodramatismo que añade Ismael en las escenas de la clínica. La novela no las necesita, pues me parece suficientemente interesante cuanto se cuenta en ella.

De unos y otros
La idea de fabular la Historia a través de la memoria personal y familiar proporciona a ‘Las formas del querer’ el ingrediente de reconstrucción del pasado español de la guerra y posguerra que en algunos puntos es coincidente con el programa llevado a cabo por Almudena Grandes. Se separa de ella, sin embargo, en que el punto de vista no quiere ser una crónica de los vencidos, sino de unos y de otros, pues el núcleo afectivo principal, los abuelos de la protagonista, Carmen y Tomás, excelentes personajes que llenan la trama, quedaron en el bando llamado nacional, y él es policía armada durante el régimen de Franco.
Pero basta saber que Tomás tiene un hermano, Sixto, que es «más rojo que los pimientos coloraos», y así han vivido separados por esa brecha que tiene a este país todavía en saldos. Novelas como ésta quizá ayuden a calibrar la necesidad de que aquel pasado se supere. Después de todo, Tomás quedó en un bando , pues marchó desde su pueblo a Zaragoza, y Sixto lo hizo para Valencia, y ambos hicieron la guerra que les tocó en el sitio en el que estaban. Esta dialéctica no maniquea la nutre Inés Martín Rodrigo con otras, mediante figuras como la de un cura de ideas republicanas (al que hacen paseíllo los milicianos) o personajes como el teniente Paco, casado con la sobrina de una marquesa, pero que se mueve en ayuda del homosexual cruelmente asesinado en la cárcel.
No es de menor calidad la derivación última del relato: la anorexia de la protagonista
La novela histórica es, por tanto, una compleja saga familiar , puesto que fue en las familias donde la guerra se vivió, del mismo modo que en la vida familiar se concentró ‘Patria’, de Aramburu. Lo de las familias desdichadas de Tolstói está muy bien, pero una cosa es San Petersburgo y otra e l pueblo extremeño en el que transcurre parte de la trama, donde todo estaba cruzado en 1936, como fue en la realidad, y donde todo se sabe, también el amor lésbico de la Trini y tanta vida de mujeres que en su avanzadilla vital fueron creando las condiciones de una mirada sin culpa, profundamente humana , que Inés Martín Rodrigo ha ido creando, en algún punto idealizado más allá de lo verosímil, pero es dado a la ficción llevar la realidad a un lugar simbólico de reconciliación, que puede ser un camino a transitar cuando la literatura convierte en luces y sombras tanto la vida de las familias felices como la de las desdichadas.
Aunque la historia de los abuelos sigue siendo la mejor, y se percibe magnífica, también en la transmisión de formas de oralidad que esa zona de España ha atesorado, no es de menor calidad la derivación última del relato de la anorexia de Noray, enfermedad muy bien contada, llena de un interés muy vívidamente representado.
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