LIBROS

«Hombre sin fin», el infierno está en uno mismo

José Manuel Jiménez debuta acertadamente en la narrativa con una novela compleja y exigente

El escritor murciano José Manuel Jiménez M. Bueso
Juan Ángel Juristo

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José Manuel Jiménez (Murcia, 1971), creador y gestor cultural del Festival de Artes Rendibú , ha publicado su primera novela, «Hombre sin fin», una narración densa, de tremendas implicaciones psicológicas e intensas obsesiones, lo que hace de ella una de las aventuras literarias más curiosas que me han sido dadas a leer últimamente. «Hombre sin fin» es una novela que se parece a muy pocas de las que se publican ahora, dadas al «thriller», al policial duro, cuando no al tradicional realismo trufado de moderno «gore», y es de felicitarse por ello, ya que nos encontramos, y más tratándose de una primera novela, con un mundo propio que además no parece que incurra en esa manía de los principiantes de enmascarar apenas experiencias personales, universo propio que está acompañado de un ramillete de distintos tratamientos estilísticos que hacen de esta novela un gozoso campo de experimentación narrativa , lo que, en suma, es la literatura.

Ocultas entretelas

«Hombre sin fin» es una indagación profunda en las entretelas más ocultas de la personalidad del ser humano. Miguel, a quien podemos calificar de protagonista, aunque el libro mantiene de principio a final la obsesión con Elena, que lo ocupa todo, vive ya en otro mundo desde que ésta es atropellada . A partir de ahí comienza a darse cuenta de que los mimbres en que hasta entonces han sustentado su vida, son soportes de una fragilidad zozobrante por lo que tenían de equivocadas. El infierno, sin embargo, no son los demás, que también, como quería Sartre , sino que ese descenso a las tinieblas comienza con uno mismo y con uno mismo debe acabar, si quiere encontrar la luz .

Estamos ante una obra de enorme complejidad estilística, con saltos narrativos muy estimables . Por ejemplo, entre el capítulo titulado «Lo que no puede ser contado» y el llamado «www.peopleyastizz.org» hay tal diferencia de tratamiento que se diría provienen de narraciones distintas: a la voz que nos recuerda la del « nouveau roman », tan próxima a la voz en «off», viene ahora a añadirse las de los «chats», de un plano realismo, pero que otorga color a una novela cuyos planteamientos están muy lejos de la crónica sin más. Lo mismo cabría decir de las complicadas relaciones personales presentes en el Café de Flores, lugar de reunión de este microcosmos de personajes que rondan a Miguel y Elena, descrito con tremenda agudeza por el autor y que se quiere reflejo del mundo.

«Hombre sin fin», el infierno está en uno mismo

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