CÓMIC

Hergé y Tintín, canónicos

Ya ha aparecido en Francia el primero de los doce volúmenes de «Hergé. Le Feuilleton Intégral», edición definitiva de la obra del creador belga. Nos la acerca Fernando Castillo, autor de «El siglo de Tintín» y «Tintín-Hergé, una vida del siglo XX»

Tintín y otros personajes creados por Hergé

FERNANDO CASTILLO

La Factoría Moulinsart , que en tantas cosas recuerda a la warholiana y neoyorquina Factory, especialmente en lo referido a la explotación de la imagen y a su concepción del original y de la copia múltiple , ha autorizado la que puede considerarse la edición definitiva de la obra de Georges Remí, Hergé . Y lo hace, como no podía ser menos, de la mano de la Editorial Casterman, que ha emprendido la publicación de las obras completas de Hergé, pero además a partir de su versión original. La obra del dibujante belga se va a editar con el nombre de «Hergé. Le Feuilleton Intégral» en doce volúmenes, y lo va a ser con pretensiones de rigor, pues incluirá toda su producción tal y como apareció desde sus comienzos en la década de los veinte, publicada bien en tiras semanales en medios de Bruselas como «Le Petit Vingtième», «Coeurs Vaillants», el colaboracionista «Le Soir» de los años negros o en las páginas del «Journal Tintin».

La obra completa y original de Hergé, que Casterman ha previsto publicar a un ritmo de dos volúmenes por año , se ha ordenado cronológicamente, un criterio tan obvio como esencial para aproximarse a la realidad del dibujante en el momento en el que aparecieron las historias de sus personajes. Con esta edición definitiva se podrán ver tal y como fueron publicadas las aventuras, tanto las primeras versiones dibujadas en un blanco y negro de gran modernidad, como las posteriores coloreadas , en las que participaron Edgar Pierre Jacobs y luego Bob de Mor. A pesar de la dificultad añadida, no se ha prescindido en esta búsqueda de las primeras versiones de las aventuras editadas en formatos diferentes como «Las siete bolas de cristal», «El templo del sol» y «El asunto Tornasol», aparecidas en planchas italianas, es decir, horizontales.

En el «Feuilleton», del que se acaba de editar un primer volumen, no solo se incluirán los episodios de Tintín sino también los de Quick y Flupke (Quique y Flupi), «Monsieur Bellum» o Jo, Zette y Jocko, todos ellos una suerte de primos del audaz periodista, que completan el universo de Hergé. Los responsables del proyecto «Le Feuilleton Intégral», un verdadero «joint-venture» editorial, son los franceses Jean-Marie Embs y Philippe Mellot, encargados anteriormente de la edición de otro proyecto imposible como el de los «Archivos Moulinsart», a los que se ha unido Benoît Peeters, quizás el más conocido de los «hergéologos» oficiales.

Un tupé rebelde

Ahora, con la publicación de la primera entrega, aunque no lo sea ni cronológica ni editorialmente, se puede decir que Hergé y Tintín han llegado al Parnaso de la mano de Gallimard y Casterman -esta última también parte del grupo de la «rue» Sébastien Bottin-, aunque desde 1953 ya nos miraban desde la Luna. Así lo señala Antoine Gallimard, quien significativamente se ha referido al proyecto del «Feuilleton» como «La Pléiade de Hergé», en alusión a la mítica colección gallimardiana, reservada para los autores que han alcanzado el indiscutible canon de clásicos . Una iniciativa que seguro hubiera aprobado su famoso abuelo Gaston, a quien Pierre Assouline, otro tintinófilo destacado y autor de una imprescindible biografía de Hergé, le ha dedicado un libro.

Gallimard se ha referido al proyecto del «Feuilleton» como «La Pléiade de Hergé»

Probablemente por razones comerciales, el volumen que ha inaugurado la publicación del magno «Hergé. Le Feuilleton Intégral» ha sido el penúltimo, el undécimo, que como indica en el título abarca el periodo 1950-1958. En sus páginas se han reunido la última aventura de Jo y Zette, «El valle de las cobras» , y cuatro de los más destacados álbumes de Tintín: ni más ni menos que los dos dedicados a la Luna, «El asunto Tornasol» y «Stock de Coque» , y que llevaron a Tintín a la categoría de mito. Todas estas historias constituyen tanto el periodo de definitiva consagración de las aventuras del periodista del tupé rebelde, como su penúltima y quizás más brillante etapa .

La Historia que viene

Se trata de unas obras de madurez, de un contenido literario más complejo, en las que dominan las referencias a la «guerra fría» y los escenarios exóticos . Unos álbumes en los que la vocación documental y el interés por la actualidad, en la que el dibujante sabe distinguir lo que se va a convertir en Historia, son elementos esenciales. A comienzos de 1950, quedaban lejos los días complejos de la Ocupación, de la Bruselas de los años negros, en los que Tintín aparecía en «Le Soir», el periódico «collabo», buscando el tesoro de Rackham el Rojo o rumbo a un meteorito convertido en isla integrado en una extraña expedición que reunía a la Europa del Nuevo Orden hitleriano.

Con la aventura que tiene como escenario la Luna , aunque sea en el cohete X-FLR6 donde se desarrolla gran parte de la trama, publicada en 1950, Hergé supera poéticas viajeras anteriores -la del desierto, de la montaña, de la selva, de Oriente y del mar- que podían remitir a Pierre Benoit, Paul Morand o Henry de Monfreid. Ahora, decididamente julioverniano y con una más moderna inclinación tecnológica, envía al periodista a la Luna en una odisea que sorprende por su realismo documental y su premonición de la carrera espacial , el espionaje y la rivalidad entre Estados Unidos y la URSS, que tendría lugar poco después y que apenas ocultan syldavos y bordurios.

Los responsables de la iniciativa, un verdadero «joint-venture», son Jean-Marie Embs y Philippe Mellot

Otra cosa es « El asunto Tornasol» , un álbum aparecido en 1954 en el que, tras la Borduria gobernada por el mariscal Pleszky Gladz -que a pesar de recordar al polaco Pilsudsky en realidad es una recreación de Stalin -, presenta con trazos certeros el totalitarismo soviético, la «guerra fría», el miedo al átomo y a los agentes secretos, así como la apocalíptica estrategia de Destrucción Mutua Asegurada que guiaban las dos potencias. Todo contemplado desde el pacifismo que siempre acompañó a Hergé y su rechazo al tráfico de armas, que reaparecerá en «Stock de coque»; por cierto, una de las mejores portadas de sus álbumes.

Oro negro

También en esta aventura, publicada en 1958, que cierra el undécimo volumen del proyecto «Hergé. Le Feuilleton Intégral», el dibujante recupera viejos personajes de su etapa más folletinesca como el malvado Roberto Rastapopoulos, y en la que debutan otros nuevos como el simpático piloto estonio Piotr Pst. Una entretenida trama de tráfico de esclavos y de armas en la que aparecen submarinos que recuerdan a los U-boote alemanes, un destructor americano, aviones De Havilland «Mosquito» y el exótico Oriente Medio, la región del oro negro, convertida en el escenario conflictivo que continúa siendo, en la que ya antes había estado Tintín.

El volumen de «Le Feuilleton» se completa con unos textos que analizan las aventuras del tomo, firmados por los responsables de la edición, y con un apartado titulado «Hergé au jour le jour», en el que se incluye la producción gráfica que acompaña a las historias realizadas en estos años: cubiertas, viñetas aisladas, postales y en general todo tipo de dibujos y diseños producido por la factoría Hergé.

A partir de ahora, con la edición de «Hergé. Le Feuilleton Intégral», es previsible que se haya puesto fin a uno de los asuntos habituales de debate entre los tintinófilos : la contraposición de ediciones, de versiones en blanco y negro y en color, de formatos apaisados o verticales, de conflictos de atribuciones o de contenido, de añadidos y supresiones, que los hubo, pues Hergé siempre pecó de una complacencia más que notable.

Solo hay un elemento que afea este alarde editorial: la reproducción en dos páginas completas de las viñetas de formato horizontal, «a la italiana», correspondiente a la primera versión de «El asunto Tornasol», de manera que aparecen divididas, impidiendo su visión de manera correcta. Quizás Casterman debería haber buscado alguna solución más ingeniosa para reproducir el formato apaisado, pues el precio del volumen y la categoría de la empresa lo merecen.

Fijados para siempre

Con la publicación de «Le Feuilleton», las aventuras de Tintín -sus míticos veinticuatro títulos-, y de los otros personajes hergeianos, podrán ser leídas en todas sus versiones, en la original y en la editada en álbum, de manera que el entorno y los planteamientos de su autor a la hora de dibujar las peripecias del periodista quedan fijados diríamos que casi definitivamente. Algo que resulta especialmente importante, sobre todo en relación con los volúmenes más conflictivos.

Desde ahora, los interesados, es decir, los tintinófilos, una raza de exigentes y entregados hasta el delirio, tienen todo el material para trabajar más allá del teléfono de la carnicería Sanzot. Esperemos que esta unción de Hergé como un clásico del siglo XX sirva para mantener el interés y estrechar el enlace con las nuevas generaciones del mundo de la red . Para que, como diría Pessoa, Tintín siga siendo lo mejor del recuerdo de una infancia que, afortunadamente, nunca acaba de desaparecer.

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