ARTE

Helga de Alvear: «¿Se puede separar la labor de galerista y coleccionista?»

Helga de Alvear es una de las mayores coleccionistas en Europa. En junio, Cáceres tendría que celebrar la ampliación de su museo, lo que es probable que tenga que esperar. Ella acaba de donar un millón de euros para luchar contra el Covid

Helga, durante la presentación de parte de los fondos de su colección en Córdoba Álvaro Carmona

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La galerista –y también coleccionista– Helga de Alvear (Alemania, 1936) es un buen ejemplo de que el confinamiento no ha parado al mundo del arte: desde casa, ha seguido trabajando. Desde casa, coordina la apertura de la ampliación de su museo en Cáceres. Desde allí ha realizado una generosa donación de un millón de euros para la vacuna del coronavirus... «Como te puedes imaginar, yo quiero retomar la normalidad cuanto antes, pero va a tocar que esperar. Tampoco pasa nada. Aunque ya tengo 83 años…». Toda una vida dedicada al sector, que ahora desgrana al teléfono. El mismo día que ha cerrado su donación y esta aún es un secreto.

La primera pregunta es inevitable: ¿Cómo está pasando estos días confinada?

Pues no he parado. Pero estoy en mi casa, feliz. ¡Fíjate! Yo podría haberme infectado en ARCO . ¡Allí nos besamos tanto! He tenido una suerte loca. El último día me fui a Austria, como todos los años, a una clínica-balneario en Innsbruck. A los quince días lo cerraron, lo que nos asustó, sobre todo porque no sabíamos cómo volveríamos a España. De hecho, desde Múnich nos volvimos en el último avión con destino Madrid.

¿Retrasará la crisis sanitaria la inauguración de la ampliación del Museo en Cáceres?

Eso es. Se barajó junio antes de todo esto. Luego se habló del 10 de septiembre para que coincidiera con el Día de Extremadura. A mí no me importaba, pero ahora no creo ni que esa fecha sea buena. Es cierto que el museo está terminado, pero hay que acondicionarlo. José María Viñuela será el encargado, dado que él es arquitecto-interiorista. No veo a nadie más competente. Pero ahora hay que ver cómo se pueden desarrollar las obras en la situación actual.

Retrasar a septiembre les ayudará a conocer cómo será entonces la «nueva normalidad».

¡Ya verás como será enero o febrero! Pero no pasa nada… Ya cuando se inauguró la Fundación en 2010 el acto congregó a muchísima gente, también del extranjero. Ahora me gustaría que viniera incluso más. Pero para eso hay que hacer las cosas bien. Sobre todo, porque Extremadura se lo merece. Gracias a su dinero, Tuñón+Arquitectos han podido construir el museo. Estoy muy contenta.

Detalle de la ampliación del museo de Tuñón+Arquitectos

Este espacio ya cambió en enero su denominación de centro de arte a museo. ¿Significa eso que la ampliación transforma también su filosofía?

En realidad no cambia mucho. Solo que ahora museo y fundación comparten sede en un edificio ampliado.

La idea es pues seguir haciendo temporales, solo que ahora de manera permanente se podrán ver algunas otras obras.

Eso es. Piensa además que yo tengo piezas muy grandes, como la lámpara de Ai Weiwei. Emplazarla en un lugar significa quince días de trabajo. Esta región también se merece disfrutar de este tipo de creaciones. Por eso, en su día, le pedí al Rey el tren para Extremadura… [ríe] .

¿Y le hizo caso?

El pobre, me respondió: «¡Si tienes toda la razón!». Él no puede hacer nada. Pero estaba toda la prensa allí, y mi reivindicación la oyó todo el mundo. Yo no soy mujer de salir a la calle a gritar. Eso no me gusta nada.

A día de hoy, ¿qué la define más, su labor como galerista o su labor como coleccionista?

No creo que se puedan separar. Me encantan las dos cosas. Ahora mismo tenemos en la galería una exposición con nueve jóvenes creadores alemanes que acaban de terminar la carrera, y el resultado es estupendo, lo digo como amante del arte. A mí me encantan, como me encantan Thomas Locher o Thomas Demand . Tengo mucho artista alemán, eso es verdad. Y por eso los alemanes me dieron una medalla, porque creen que promuevo su plástica. Pero no lo hago con ese fin.

¿Y qué colecciona, además de arte alemán?

Hace muchísimos años, otro periodista me preguntó por mis dos autores favoritos. Le respondí, que entre Fra Angélico, por La Anunciación , y Barnett Newman, por Who Is Afraid of Red, Yellow and Blue? , me gusta todo lo que queda en medio. Mi interlocutor se me quedó mirando como si estuviera loca… Pero es que están Judd, el minimal… Ahora en ARCO he comprado un larry bell fantástico, pero también me he quedado con obra de Roy Lichtenstein...

Hablando de Fra Angélico, ¿vio la restauración que hizo el Prado de la obra?

Sí. Me gustó muchísimo. Y la expo con los dibujos de Goya. Maravillosa. ¿Sabes que yo tengo una primera edición de Los caprichos ? Me la vendieron porque sabían que no saldría de España. Es la pieza más cara que he comprado nunca. Siendo anterior a Picasso, Goya es el primer pintor contemporáneo. Es increíblemente bueno. Por eso con él arranca mi colección de «arte contemporáneo»… Y se acabará cuando yo me muera.

Detalle de los nuevos interiores de la ampliación

Sí que ha confesado que ha habido dos modelos en los que se ha inspirado siempre: Juana Mordó y el matrimonio Panza di Biumo.

Juana Mordó ha sido muy importante en mi vida. Estuve cuatro años sentada delante de ella mientras me decía: «No abras la boca. Solo aprende». Me ponía verde, pero claro que aprendí. Aprendí. Recuerdo un sábado que uno de sus asistentes entró en su despacho y le dijo: «Juana, tenemos en la sala a una pareja dándose el lote. ¿Los echo?». Juana le respondió: «¡Mira que reloj lleva!». Era un rólex impresionante. El individuo tenía un avión particular. ¡Yo no recuerdo la cantidad de obra que pudo adquirir! ¡Vaya que si aprendí! Sobre todo, a que no te juzguen por tu apariencia.

¿Para quién se colecciona cuando se tiene un museo?

Yo colecciono para mí, pero tengo que tener en cuenta la «funda». Se enfadan muchísimo cuando me refiero al museo como «la funda», pero ya me contarás si no que es un museo...

Su primera pieza fue un zóbel, en 1967, del que luego se desprendió. ¿Cuándo es consciente de que lo que está haciendo es una colección?

Creo que en 1984, cuando Juana Mordó fallece. Entonces hicimos limpieza en la galería. Al abrir uno de los cajones del despacho, me encontré, en papel de seda, un kandinsky. Lo entendí como un regalo de Juana animándome a coleccionar.

¿Se ha equivocado mucho comprando? Lo digo por lo del zóbel.

Pasa con todo, ¿no? A veces te compras un par de zapatos porque te encantan y luego te das cuenta de que no te entran bien. Pero he de reconocer que no. Hoy día tengo muchísimos amigos que me asesoran bien. Pero, aún así, tienes que poner atención. Tengo una norma que es la de no gastar más de 400.000 euros de una tacada. Y eso que esta última vez, me he pasado un poco… Tengo que parar, sí. De forma que lo del coronavirus, por ese lado, me ha venido bien. Encerrada no caigo en tentaciones.

¿Qué se guarda Helga en casa?

Lo que cabe. Tengo un barnett newman en el cuarto de invitados. Y en mi cuarto, un kandinsky, uno de color que compré hace años en ARCO, dos paul klee, un twombly… Pero esta es una casa normal, sin los techos altos de la galería. Aunque sí cambio obras de vez en cuando.

Obra de Juan Muñoz de la colección de Helga de Alvear

Usted es un ejemplo que anima a otros a comenzar a coleccionar, teniendo en cuenta que empezó acumulando piedras…

Es que yo tenía cerca de casa, en Alemania, un importantísimo yacimiento de piedras semiduras, lapislázuli, cuarzo… Eso genera toda una industria en la región. Y los restos, los tiraban al río. Cuando me casé me encontré con dos maletas llenas. Las terminé regalando.

Sí que le leído que esas piedras, sus tonos y formas, le enseñaron a entender o iniciarse en la abstracción artística.

¡Ya lo creo! La abstracción en sí es un conjunto de colores, y piensa que yo no estudié Historia del Arte... Estos días me ha dado por acordarme de mi infancia: en muchas de mis fábricas, ahora estamos fabricando mascarillas. Sin embargo, en el colegio, a mí me enseñaron a ponerme una máscara de gas, por si nos bombardeaban. Nací en 1936. Cuando acabó la IIGM tenía 9 años. Me recuerdo en gimnasia con la máscara…

Cuándo salgamos a la calle: ¿lo van a tener peor los galeristas que antes?

Yo lo voy a hacer igual. Continuaré con la expo que tengo hasta julio. Pero, entre tú y yo, me da a mí que la gente no está ahora para comprar arte. Vamos a tener que esperar. Está todo el mundo muy asustado. Pero vas a tener una noticia mía en estos días…

Me enteraré por los periódicos si no me lo cuenta.

Será una bomba. Ya sabes que lo mío son siempre bombas…

¿No se fía de mí?

Bueno, venga. Esta mañana doné un millón de euros para la vacuna del coronavirus en España. Hay mucha gente con dinero en este país, pero no son capaces de levantar un dedo. ¿Sabes cuál es el presupuesto del CSIC ? ¡Cuatro millones! ¡No hay derecho! Para otras cosas soy menos generosa, pero para esto ni me lo he pensado. Y hasta gestionar la ayuda me ha costado lo mío. Todo son trabas.

Vista de las estancias actuales del Museo Helga de Alvear

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