ARTE

Haciendo (jóvenes) amigos

Museos como el Prado o el MNAC apuestan por jóvenes creadores para enriquecer sus propuestas

Varias pantallas reproducen el «Jardín infinito» de Perdices y Sanz en el Prado
Javier Díaz-Guardiola

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No es novedad que el arte actual entre de forma, cada vez más natural, en museos históricos . Es más, en los últimos años, esta inercia se ha convertido en tendencia (por no decir moda), lo que no implica que no haya dado pie a ricas relecturas de conjuntos artísticos.

Míticos fueron, en este sentido, los primeros pasos del Louvre (donde Jan Fabre golpeó dos veces) o el Palacio de Versalles (que este verano recibe a Olafur Eliasson ), a los que se sumaron después en España instituciones como el Prado ( Cy Twombly, Ruff , Barceló ), hasta llegar a interesantes programas como el de la Lázaro Galdiano (donde en septiembre recalará David Trullo ), que en 2014 fue una de las cinco instituciones «clásicas» madrileñas que colaboraron con Mateo Maté .

Cartas blancas

Lo que no es tan habitual es que este tipo de cartas blancas a artistas vivos se otorgue a jóvenes creadores . Es lo que han favorecido ahora dos grandes centros: el Museo del Prado, con Álvaro Perdices (en colaboración con el cineasta Andrés Sanz y los músicos Santiago Rapallo y Javier Adán ) y el MNAC, que apuesta por David Bestué (1980).

Comienzo con este último (que ya había trabajado con este espacio, por el que también pasó Perejaume ), cuyo proyecto (en el museo no se atreven a llamar a lo suyo exposición) se titula «Sala 83», justo la siguiente a aquella en la que acabaría el recorrido por su colección, de la que el artista propone una lectura loca, pero efectista .

Así, y en sintonía con su humor habitual, Bestué retoma a Picabia , que en los años veinte realizó unos «collages» que situaban en el mismo plano la Barcelona contenida en los mil años de la colección del MNAC con la de su época, la de las prostitutas del Raval. El joven creador pone ahora en igualdad de condiciones obras auténticas con objetos falsos para triturar ese milenio y ofrecérselo en «grandes hitos» a los turistas, solapando tiempos y materiales.

Otra vista del «Jardín infinito»

Álvaro Perdices y Andrés Sanz. «Jardín infinito»

Museo del Prado. Madrid. Paseo del Prado, s/n. Patrocina: Fundación BBVA. Hasta el 2 de octubre

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