LIBROS

«Los golpes», suciedad en la inocencia

La literatura francesa del género negro tiene en Jean Meckert a un maestro. Su prosa es como un fogonazo

Jean Meckert se anticipa al cine de Clouzot. En la imagen, una secuencia de su filme «Las diabólicas»

MARINA SANMARTÍN

Jean Meckert se convirtió en la década de 1950 en uno de los máximos exponentes de la novela negra francesa. Había nacido en 1910, en un París que aún no imaginaba los horrores de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, y había debutado en la ficción con «Los golpes», recientemente recuperada por la interesantísima editorial Las afueras.

Bajos fondos

En esta historia ambientada en los bajos fondos de la capital, durante el segundo cuarto del siglo XX, seguimos los pasos de Félix el Andrajoso, un buscavidas que intenta reformarse entrando a trabajar en un taller de coches, donde se enamora de una manera tan sucia como inocente de Paulette, la humilde secretaria vegetariana, responsable del papeleo y, en teoría, felizmente casada. Sobre el enamoramiento entre Félix y Paulette, a medio camino entre la ingenuidad y la violencia, se levanta una trama que, más que interesarse por la acción, se centra en describir un paisaje sensorial , cargado del ruido que ya se nos sugiere en el título y reflejo de una época proclive al hedor de la miseria.

Considerado por muchos a la altura de Céline y reconocido por Gide y Queneau, Meckert se anticipa al cine de Clouzot y Chabrol , a «La ceremonia«, «Las diabólicas» y «El salario del miedo». Escribe en blanco y negro. Su prosa, idéntica al fogonazo provocado por el disparo de una pistola, luce una sobriedad que, paradójicamente, deslumbrará al lector.

«Los golpes», suciedad en la inocencia

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