ARTE

Gabriela Bettini: «El arte es una nota al pie de la realidad, sirve para hacer ver cuestiones intangibles»

Tras un breve parón a causa de su reciente maternidad, la creadora vuelve al estudio para continuar con sus nuevos proyectos. Desde la pintura, está revisando cómo se ofrece la Naturaleza bajo la ilustración y cómo se presenta al público

La artista Gabriela Bettini junto a una de sus obras Juan Millas/Sabrina Amrani

Marta Martínez

Al hablar de arte, Gabriela Bettini (Madrid, 1977) se recuerda con un lápiz en la mano dibujando. A su lado está su abuelo. Desde siempre tuvo claro que estudiaría Bellas Artes y se especializaría en ello. Sus primeros pasos en el mundo del arte los dio junto a la Fundación La Caixa, donde trabajó cinco años, hasta que notó que se estaba alejando de su sueño: ser artista. Aquel paso lo rememora como un «salto al vacío lleno de ingenuidad», pero finalmente, gracias al apoyo de su padre y mucho esfuerzo, ha logrado consolidar una carrera.

¿Influyen sus raíces argentinas y su experiencia personal en su trabajo?

Constantemente. En mi primer proyecto se ve. Argentina, la dictadura, el exilio, las desapariciones... Yo siempre lo planteo como el pistoletazo de salida a mis intereses y mi carrera, y se sigue viendo ahora, aunque no lo parezca. Esa historia siempre está ahí, subyaciendo. Las dictaduras se implementaron para instalar un sistema económico y para acceder a los recursos naturales acabando con todas las voces opositoras, incluidos miembros de mi familia, y hoy lo que observo en la naturaleza tiene que ver con ese extractivismo y esa forma de entenderla como un recurso económico.

¿Cuál es la esencia de su obra?

Mi trabajo tiene mucha investigación, siempre me muevo en un marco teórico donde destaca cómo se ha mirado la naturaleza desde Europa históricamente, desde la colonización hasta ahora. A través del arte, me hago preguntas como qué responsabilidad tiene la pintura a la hora de conformar una mirada hegemónica sobre la naturaleza. Ahí es donde me muevo y, después, cada proyecto se desprende de ahí. Hay veces que me centro más en los dioramas de los museos de ciencias naturales y otras en un artista viajero que me parece interesante analizar en relación al presente.

¿Influye el arte en la historia y la política o el arte se nutre de ellas?

Yo diría que ambas. El arte para mí es esencialmente político. Hay mucho arte que no quiere ser político, pero en esa voluntad ya está asumiendo un posicionamiento. El arte es siempre una nota al pie de la realidad y sirve para hacer ver cuestiones intangibles y llevarlas a su terreno. Obviamente tienen que pasar cosas para que como artista tengas material con el que trabajar. Funciona en ambas direcciones.

¿Está por encima el mensaje o la técnica?

Están a la par, investigo mucho con lo cual el peso del mensaje no es que sea como el 50 por ciento de la obra, que lo es, sino que la obra no existiría si no estuviera toda esa investigación previa. Últimamente, estoy referenciando a otros pintores y, en ese sentido, trato de respetar el estilo, el preciosismo y la forma de plantear las ilustraciones. Luego está mi aportación. Yo siempre utilizo la belleza como trampa, como una especie de gancho por quiero que quien vea mi pieza le resulte suficientemente atractiva y bella, que no le genere demasiadas dificultades a la hora de descodificar la imagen, pero que después haya cosas que no encajen o, por ejemplo, ausencias. Ahí es donde residen las preguntas y eso es lo que a mí me interesa, que no sea una pieza que la miras, la consumes y punto, sino que te genere preguntas.

'Coyote' de Gabriela Bettini, 2020 Sabrina Amrani

Mujer y artista. ¿Más difícil?

Sí, no hay duda. He llegado a tener conversaciones con algún galerista al que le he preguntado '¿Por qué no tiene artistas mujeres?', y que te conteste '¡Ah! Pues no sé, pero no es por nada', y ese 'no es por nada' es porque ni te lo has planteado. Creo que es una actitud que está super instalada y los feminismos han venido a revolucionarlo todo. Me alegro un montón. El mundo de las galerías está incorporando muchas más mujeres y se está asumiento mucho el discurso de los feminismos y otras cuestiones de género. No obstante, cuando piensas si las cosas están ya encarriladas en una dirección de género, de repente hay un certamen donde los premiados todos son hombres, y eso va fortaleciendo ese techo de cristal por el que poco a poco las mujeres quedan fuera del sistema. Es una lucha que las mujeres no podemos abandonar por mucho que pensemos que está todo solucionado porque creo que la cultural en la que vivimos, y especialmente el mercado en el ámbito del arte, es sumamente conservador y le gusta que las cosas no cambien.

¿Se puede vivir del arte?

Es una situación muy fluctuante. Yo puedo decir que ahora vivo como artista, pero he tenido que hacer mucho recorrido un poco a pulmón y muchísimos artistas que conozco lo compaginan con otros trabajos. Yo no lo he hecho, he tenido la suerte de poder no hacerlo y dedicarme a esto totalmente. No es una trayectoria nada fácil, me parece que en general los artistas raramente pueden o podemos vivir exclusivamente de nuestro trabajo.

¿Cómo ha cambiado su día a día con la pandemia?

El cambio ha sido importante. Mi trabajo antes era de mucho esfuerzo, pero tenía la satisfacción de ir a las inauguraciones, disfrutar de toda la vida social del arte. Sin embargo, tampoco he notado ese parón de actividad porque la pandemia ha coincidido con la última etapa de mi embarazo y los primeros meses de crianza. Siempre digo que su voy a detener mi actividad para ser madre y el planeta entero está detenido por una pandemia, mejor que coincidan. Y luego Sabrina Amrani , la galería con la que trabajo, se adaptó muy rápido a trabajar virtualmente. Por otro lado, justamente en el confinamiento he recibido las ayudas de la Comunidad de Madrid, las del ministerio de Cultura, me han comprado obra el CA2M y el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. Ha sido un momento de recibir muchos resultados.

¿Han sido suficientes las ayudas?

Respecto a las ayudas de autónomos, como mis ingresos son tan fluctuantes, no me he podido acoger porque no he podido demostrar que los míos hayan bajado por la pandemia. Respecto a las demás, no sé si han sido suficientes, pero sí que nos han supuesto un balón de oxígeno.

¿Sigue habiendo prejuicios y estereotipos sobre los artistas?

Siguen estando en la sociedad y peor aún, siguen estando en mucha gente del mundo de la cultura. Infinidad de lugares todavía no están dispuestos a pagarte tus honorarios como artista porque piensan que, por el hecho de figurar, te ayudan a construir currículum. Eso crea una idea de que el artista está tan apasionado con su trabajo que no lo hace por dinero, sino porque ama el arte. Está muy instalada la idea romántica del artista que vive del aire.

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