ARTE
Furgonetas y siluetas en la galería Ivorypress
Primeras (y desiguales) comparecencias en Madrid de Gavin Turk y Guillaume Bruère
Gavin Turk (Reino Unido, 1967) pertenece a esa generación de bad boys ( and girls… ) que irrumpieron en la escena artística inglesa a finales de los ochenta con el nombre de Young British Artists (YBA). Años después ha seguido desarrollando una interesante carrera, formalizada a través de diversos mecánicos de expresión y centrada en la indagación y reflexión de determinados factores inherentes a la creación artística contemporánea como pueden ser los conceptos de originalidad, autoría, autorreferencialidad, procesos, apropiación o identidad , así como el propio estatus del artista.
White Van Man , su primera exposición en Madrid gira alrededor de la compleja escena social y política que vive hoy el Reino Unido a raíz del controvertido Brexit, y que genera un preocupante dibujo de violencia, desajustes laborales y problemas con los emigrantes y las clases trabajadoras. Para ello, emplea fundamentalmente el icono de un tipo de furgoneta, una Ford Transit blanca , que da título a su proyecto, y que convierte en símbolo de este cambio de tiempo y de estructura social. Utilizando un modelo de sintaxis plástica directamente «apropiada» de la serie de Warhol Death and Disaster , Turk despliega un conjunto de serigrafías inspiradas en el artista pop americano en las que igualmente los accidentes de tráfico, la destrucción, la muerte y la violencia operan como agentes discursivos primordiales.
Junto a estas obras presenta una escultura formada por un bloque prismático de chatarra prensada, resultado de comprimir y aplastar una de esas furgonetas-símbolo, que inevitablemente nos recuerda a ciertos trabajos de Chamberlain , e incluso al Azor de Sánchez-Castillo , anteriores en el tiempo, así como una serie de sugestivas piezas en acrílico, óleo y técnicas mixtas, que llegan a superar a los grabados en calidades plásticas y capacidades evocadoras.
La misma galería ofrece en su otro espacio el proyecto de Guillaume Bruère (Francia, 1976), I Have Nothing Left for You , también su primera muestra en nuestro país. Un conjunto de obra reciente en la que el principal hilo conductor es la omnipresencia del dibujo y sus diversos procesos técnicos. Tras una serie de visitas al Museo Lázaro Galdiano de Madrid , realizó un total de 50 dibujos interpretando diferentes obras, de los que pueden verse expuestos aquí diez, a los que acompañan cuatro piezas escultóricas pintadas. Su mecánica de trabajo no se somete a ninguna concepción previa, sino que deja que sea el mismo proceso dibujístico el que marque sus reglas. Una propuesta correcta sin más, bastante menos interesante que la que plantea Turk.