CÓMIC
En el fondo, todos somos galos
La muerte de Albert Uderzo cierra una era en el cómic europeo. Astérix y Obélix han marcado a varias generaciones de autores
A finales del pasado año se publicaba en España « Generaciones Astérix » (Salvat), un álbum homenaje que conmemoraba el 60 aniversario de los personajes creados por René Goscinny (1926-1977) y Albert Uderzo (1927-2020) dejando que dibujantes de cómic muy diversos (la mayoría franceses, pero también de otras nacionalidades, entre ellos españoles) dibujasen a su manera a Astérix, Obélix y demás habitantes de la aldea más famosa de Bretaña.
Veteranos como Milo Manara o Derib , renovadores que dieron el paso a la novela gráfica como Guy Delisle, Terry Moore o Lewis Trondheim , algún nombre conocido de los cómics de superhéroes estadounidenses como Frank Cho , y jóvenes en alza como Julie Maroh coinciden en señalar cómo estas historias les atraparon desde el primer momento, por la viveza de los personajes de Goscinny y porque uno puede perderse en los dibujos de Uderzo, cuajados de detalles en cada rincón.
Alma y cuerpo
Y cada uno lo refleja a su manera: en el álbum encontramos dibujos que podrían salir de cualquiera de sus historias clásicas (Fabrice Tarrin, Belén Ortega), versiones caricaturescas (Anouk Ricard, Tebo), heroicas (Kim Jung Gi, Ian Churchill), dulces (Valérie Vernay, Oriol Malet) o modernas (Charles Barberian, Jean-Yves Ferri). Cada uno tiene su propio Astérix, pero para todos es fundamental .
Para sus coetáneos, las historias de los irreductibles galos fueron un deslumbramiento. Para los que vinieron después, son el hogar, la chispa de la que nació una pasión . «Con Bruguera me hice lector, pero creo que con los álbumes de Astérix me hice dibujante. De niño copiaba en mi bloc de dibujo esas maravillosas viñetas. Se podría decir que Uderzo fue mi profesor de dibujo . Y no pude tener uno mejor», cuenta a ABC Cultural uno de los referentes del cómic español actual, Paco Roca . «Si el alma de los personajes de Astérix era obra de Goscinny, el cuerpo dinámico y expresivo donde habitaba era creación de Uderzo, uno de los grandes maestros de la historia del cómic», afirma.
«Para mí, Uderzo es la encarnación pura y simple del dibujo», afirma Juanjo Guarnido
Otro autor de renombre, Juanjo Guarnido –dibujante de la serie « Blacksad » y de « El Buscón en las Indias »– recuerda que «alguien regaló a mi hermano nuestro primer Astérix cuando yo rondaba los diez años. No podía creer cómo dibujaba aquel hombre: todo era perfecto . Incomparable a ninguno de los tebeos que se amontonaban en nuestra habitación. Desde entonces, para mí, Uderzo es la encarnación pura y simple del dibujo».
Algo parecido nos dice el ilustrador Oriol Malet : «Para un chaval de extrarradio sin entorno artístico ni posibilidades de formación como yo, los cómics eran una fuente inagotable de influencia. Los libros de Astérix eran de mis preferidos. Copiaba páginas enteras». Goscinny y Uderzo formaron parte de una generación que cambió para siempre el cómic europeo , junto a otros como Hergé, Morris, Peyo, Franquin o Tabary.
En todos los géneros
Lo más impresionante, quizá, es que su influencia no se deja sentir solo en el cómic comercial o entre los devotos de la «línea clara» francobelga. La huella de Goscinny y Uderzo asoma en autores de lo más variopinto . Por ejemplo, en uno de los tebeos más descarados y rompedores de los últimos años: « ¡Cuidado, que te asesinas! ». Su autor, Lorenzo Montatore , colocó a un Astérix sin casco, pero de inconfundibles bigotes, tras la barra del garito al que va su protagonista.
«Recuerdo que los cómics estuvieron ahí durante toda mi infancia gracias a mi padre, y posiblemente el primero que me leyera fuera de Uderzo. Gracias a ese primer contacto con el medio y a mi pasión por el dibujo estoy aquí hoy», dice Belén Ortega , dibujante granadina cuya carrera empezó en el «manga» y que ha tomado derroteros tan variados como una adaptación al cómic de la saga « Millenium » de Stieg Larson. Álvaro Ortiz , autor de excelentes novelas gráficas como «Cenizas», «Murderabilia» o « Rituales », confiesa que nunca fue un gran lector de Astérix; aún así, «la primera vez que leí un tebeo del tirón de niño fue '' Astérix en Hispania '', y me sentí tan mayor y me hizo tanta ilusión que salí de la cama a contárselo a mis padres». A la ilustradora y dibujante de cómic Bea Tormo –una de las mejores autoras jóvenes de tebeo humorístico–, Astérix también le lleva a pensar en sus padres: «Para mí tiene un valor sentimental . Cuando era niña, los primeros cómics que empecé a leer eran los que encontraba en la biblioteca. Cada semana me llevaba uno de Astérix a casa porque mi padre estaba deseando que terminase de leerlo para poder cogerlo él. Era algo que compartíamos».
Atemporales
Con tantos recuerdos ligados a estos tebeos, no es de extrañar que la muerte de Albert Uderzo –que pone el cierre definitivo a una era del cómic en Europa– fuese tan sentida. Nada más conocerse la noticia, dibujantes de todo el mundo empezaron a colgar en redes sociales sus homenajes . Incluso en la prensa, la noticia llegó a desplazar por un momento a la pandemia. En ABC, sin ir más lejos, tanto J. M. Nieto como Puebla dedicaron sus viñetas del día al francés. «El carácter de Astérix se lo daba el guión de Goscinny. Pero la calidad del trabajo de Uderzo se ve en que mi generación, con solo ver una viñeta de un cómic de Astérix, podemos adivinar a qué álbum pertenecía . Nunca era rutinario ni repetitivo», dice Nieto. «Con ellos empecé a disfrutar de lo que significaba contar historias a través de dibujos. El arte de Uderzo expresaba muchísimo, sus dibujos eran muy divertidos y, unidos al ingenio de Goscinny, creaban obras que son atemporales», remarca Puebla.