Arte
La fiesta de los 15 de Foto Colectania
La Fundación Foto Colectania, una de las iniciativas privadas de fotografía más sólidas en España, se muda y amplía sus espacios en Barcelona. Su nueva sede en el Born coincide con una nueva etapa en la que también se mimará la vertiente digital
![Antiguas estancias de La Guarnicionería son ahora la tienda](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2017/03/27/m275_arte_colectania_2-U10107476060wjF--620x349@abc.jpg)
Recuerda Mario Rotllant , presidente y principal promotor de Foto Colectania , que esta entidad privada «pero con gran vocación pública», nacida en el año 2002 con el ánimo de difundir la fotografía española y portuguesa y su coleccionismo desde Barcelona, de una forma natural, cada siete años, ha puesto sobre la mesa el replanteamiento de su filosofía . Sin serle infiel a sus esencias, sus ciclos han pretendido siempre lograr el mejor encaje del proyecto en la sociedad.
El fin del segundo -o comienzo del tercero, según se mire- coincide con el décimo quinto aniversario de la fundación. Una efemérides perfecta para intentar, si cabe, ser más rigurosos desde una firma que reúne más de 3.000 obras de ochenta autores de la Península Ibérica , de los años cincuenta a la actualidad (de Cualladó a García-Alix, Fontcuberta , Jorge Molder, Helena Almeida o Javier Vallhonrat), y donaciones tan importantes como la del archivo del madrileño Paco Gómez (1.000 obras y unos 25.000 negativos), o fondos de coleccionistas privados como Juan Redón. Lo que comenzó siendo una necesidad basada en ampliar la cámara para conservar sus tesoros se tornó en la posibilidad asimismo de aumentar el espacio expositivo, y, con ello, potenciar el siempre cuidado programa de actividades y su nada desdeñable biblioteca.
Y la materialización de ese deseo se ha llevado a cabo pensando a lo grande, reubicando la anterior sede de Foto Colectania de la calle Julián Romea (en la parte alta de la ciudad) en el corazón de Barcelona, en el Paseo Picasso, muy cerca del museo del pintor malagueño en la Ciudad Condal y del Parque de la Ciutadella, en el Born, hacia donde están convergiendo otros equipamientos culturales, lo que supone un cambio de estrategia en cuanto a visibilidad y acercamiento a otros públicos por parte de la firma.
Pasado ecuestre
En su nuevo emplazamiento en los conocidos como Porches de Fontseré funcionó hasta hace bien poco la Comercial de Guarnicionería, una empresa centenaria que en el pasado se espacializó en artículos ecuestres, y que, reconvertida hacia otros negocios, se ha visto obligada a buscar un nuevo inmueble ante la imposibilidad de afrontar la subida exponencial de los alquileres de renta antigua.
Vista de la espectacular biblioteca- Mahala Nuuk La nueva Foto Colectania no gana tanto en paredes como en metros cúbicos. Casi 500 metros cuadrados en los que la sala expositiva aumenta en un 40 por ciento con respecto a la anterior (ahora ocupa 200 m2) y que crece en altura (hasta cuatro metros) para contener obra de gran formato. Pero lo más importante es casi lo que no se ve: esa sala de conservación que aún ajusta su temperatura para albergar sus fondos y que en el futuro incluso permitirá las visitas de profesionales e investigadores.
Ahora, claro, resulta mucho más goloso recrear la vista en todo lo que renuncia a la neutralidad de las paredes impolutas y que reconvierte el mobiliario de la vieja Guarnicionería en instalaciones para el actual visitante: como su fachada restaurada, antiguo escaparate, donde se han localizado las puertas de entrada originales; o la recepción, vieja garita del local, ahora pequeña tienda-café y espacio de consulta; o el altillo, reconvertido en oficina, donde el suelo de madera es el primigenio... Pero, sobre todo, la nueva biblioteca, que se descubre orgullosa a la calle, para la que se ha remozado todo lo que fue el mobiliario del anterior comercio. Por su parte, una nueva sala multimedia permitirá la exhibición de videoarte.
Lo más importante es lo que no se ve: esa sala de conservación que dio pie a todo el proyectoSin embargo, es obligado mencionar que, en ese deseo de la nueva Colectania de potenciar todo lo alcanzado hasta ahora (a saber: 30.000 visitantes en 2016; 45 exposiciones en su sede, la última, la dedicada a la niñera Vivian Maier, junto a otras tan memorables como «El artista como coleccionista» -comisariada por Fontcuberta- o las dedicadas a la colección Martin Z. Margulies o a Pieter Hugo; cien itinerancias; 500 actividades paralelas sobre prácticas fotográficas; colaboraciones con entidades privadas y públicas en un fructífero modelo de sinergias; premios como el de la Fundación ARCO de 2006...), todos estos ámbitos se vuelven polivalentes para remar a una. De esta forma, la biblioteca se convierte en sala de reuniones. La de exposiciones cuenta con un sistema de paneles que seccionan las muestras o generan dentro de ellas un auditorio de hasta 200 personas... Y no sólo eso: la nueva Colectania tiene además en cuenta el entorno «on line», esto es, lo que ocurre más allá de sus muros, con dos programas en red («DONE» y «Correspondencias») independientes de la programación del espacio físico e iniciados en 2016, año en el que también se decidió que las programaciones anuales se vieran abrazadas por una misma temática.
Donde vive la foto
Tras responder el pasado año a la pregunta «¿Qué es fotografía?», el lema con el que se arranca en el Born es «Photography In Print / On line», en el deseo de señalar los ámbitos en los que habita la fotografía, ya sean estos virtuales o físicos, sin olvidar los del pasado reciente: diarios, anuarios, carteles... Y, cómo no, los libros. Es otra forma de valorar la nueva biblioteca, y que se deja a un grande en la materia: Horacio Fernández, comisario de «La biblioteca es el museo», que conversa con algunos ejemplos de la selección de los mejores fotolibros según Martin Parr (gran coleccionista de los mismos, además de fotógrafo), y que son sólo dos de los capítulos de un proyecto mayor («Fenómeno fotolibro»), que se continúa y crece en el CCCB. La nueva Foto Colectania, que desde su arranque dirige magistralmente Pepe Font de Mora, es una caja de resonancia.