ARTE
Ficciones y fricciones entre arte y ciencia
La LABoral de Gijón se plantea con «Deus ex Machina» las posibilidades creativas de la Inteligencia Artificial
En una excelente película de Spike Jonze , Her (2013), Joaquin Phoenix da vida a Theodore, un hombre solitario que compra un nuevo sistema operativo basado en un modelo de Inteligencia Artificial que, entre otras cosas, le permite iniciar una sorprendente «relación» romántica y sentimental con Samantha, la voz femenina que lo encarna… Prometo no hacer spoiler pero sí que les recomiendo su visión. Esta interacción amorosa entre un hombre y una máquina es sólo una de las innumerables -y embriagadoras- posibilidades que ofrece el imparable, y aún embrionario, universo de la IA (para los legos, es decir, casi todo el mundo, la Inteligencia Artificial).
Con criterio
La exposición Deus ex Machina. Arte e Inteligencia Artificial aborda desde un planteamiento crítico y creativo algunas de las plausibles regiones de interrelación, ficción y seguramente también fricción entre la esfera del arte y la de esta vertiginosa y apasionante tecnología . Y lo hace desde una posición analítica y reflexiva, tratando de mostrar esos campos de tangencia y, al tiempo, los evidentes puntos de cuestionamiento y las distintas vertientes positivas y negativas que este fenómeno puede conllevar. El encabezado de la muestra ( «Dios desde la máquina» ), hace referencia a un recurso, aparecido ya en el teatro clásico griego, que permite encontrar una solución artificial e inesperada para resolver un problema o evento. De esta forma, introduce un importante factor de reflexión y cuestionamiento crítico que, a mi juicio, supone uno de los logros del proyecto.
Un proyecto que presenta trece instalaciones de otros tantos artistas y que, a su vez, se articula en cinco áreas que merece la pena mencionar. La primera, cuestiona aspectos sobre la originalidad o la autoría (tan candentes en el arte actual). Destacaría a Harold Cohen, pionero en la creación de algoritmos para obras de arte , y a Patrick Tresset , que convierte al espectador en sujeto y objeto de estudio por parte de un robot. Las opciones de control y vigilancia de la IA (uno de sus posibles pliegues críticos) conforma el segundo apartado. Guido Segni sugiere una irónica solución a la siempre precaria y difícil problemática de la producción artística, y Pinar Yoldas una peculiar alternativa a las de gobierno habituales. La aparente imparcialidad y objetividad de la IA, que puede dar lugar a juicios preestablecidos y a aumentar las desigualdades sociales, es puesta en cuestionamiento por el tercer apartado, como, entre otros, muestra el proyecto Feminist Data Set , de Caroline Sinders .
De cháchara
El cuarto grupo implementa la capacidad de diálogo entre el visitante y un sistema de IA, bien por medio del lenguaje corporal o gestual, o a través de una conversación tal como propone Lynn Hershman creando a DINA , un personaje femenino (interpretado por la actriz Tilda Swinton ) con el que podemos dialogar y que, a diferencia de ejemplos como Siri o Alexa, ofrece una presencia física y visible. Finalmente, el último conjunto de obras plantea uno de los rasgos más inquietantes de la IA: la capacidad de las máquinas para comunicarse entre sí, como sugiere Félix Luque (único español presente) con Nihil Ex Nihilo , o también Jenna Sutela, quien reflexiona sobre la fascinante interacción de posibles sistemas naturales y artificiales.