EXPOSICIÓN
Fernanda Fragateiro nos pide un favor
La última muestra de la escultora portuguesa en Elba Benítez encierra un homenaje a la diseñadora Otti Berger
Es cierto que la relación entre el texto y el tejido no es tan sólo etimológica. Desde la mítica Penélope de La Odisea , que tejía de día lo que destejía por las noches, para construir con ello una espera y una esperanza en el retorno de su añorado Ulises, la escritura y el relato se han ido entramando tradicionalmente según el modelo del tejido. Roland Barthes gustaba de insistir en este parentesco al hablar de la escritura y de los diversos sentidos entretejidos en los textos. Hay, sin embargo, una tercera relación entre ambas cuestiones que ha pasado algo más inadvertida y que resulta esencial para muchos artistas contemporáneos: se trata del encuentro entre el texto y la textura, en la que lo decisivo no son ahora los sentidos (los significados), sino más bien las cualidades hápticas o táctiles del texto, del tejido y de la obra.
Escribir con libros
Como muchos otros creadores, Fernanda Fragateiro (Montijo, Portugal, 1962) se ha interesado por las cualidades visuales y formales del libro, construyendo a partir del mismo buena parte de sus piezas e instalaciones. Por un lado, la mera forma evoca directamente historias o relatos allí encerrados, olvidados o todavía no leídos. Pero, por otro, es cierto que también presenta una estructura constructiva elemental, a partir de la que es posible apilar, disponer, exponer y construir. Desde hace ya varios años, la escultora portuguesa viene componiendo con libros y a partir de libros formas y dispositivos que pueden sugerir tanto la idea de cuadros como de construcciones arquitectónicas.
Especialmente, sin embargo, se ha interesado en esta ocasión por la textura de sus piezas, pues ha dedicado su exposición en Madrid a conmemorar la obra de la diseñadora textil Otti Berger , judía de origen croata, que fue profesora de diseño textil en la Bauhaus y que murió en Auschwitz en 1944.
Compone así, con libros entelados, superficies táctiles y cromáticas , que yuxtapone a materiales como el acero y el cemento, para conmemorar la triste historia de una mujer casi olvidada, que con sus manos tejía y componía la Historia del arte de vanguardia.
Ramo de nomeolvides
No me olvides es el título en inglés de esta exposición. Nomeolvides es también el nombre de una delicada flor que simboliza el amor desesperado y el amante eterno. La flor fue escogida en 2015 como símbolo del centenario del genocidio armenio. Fernanda Fragateiro compone sus instalaciones y sus esculturas recreando la composición y el equilibrio cromático de los tejidos de Otti Berger, como si se tratase del delicado equilibrio del colorido de la propia flor del nomeolvides.