MÚSICA

Federico Maria Sardelli: «Vivaldi se ha salvado de milagro»

Federico Maria Sardelli, máximo especialista en Vivaldi, relata en forma de novela las aventurosas peripecias de los manuscritos del músico veneciano a lo largo de dos siglos

Federico Maria Sardelli, en la Semana de Cuenca del año pasado Santiago Torralba
Stefano Russomanno

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Musicólogo, director de orquesta, flautista, compositor y dibujante de cómics, Federico Maria Sardelli (Livorno, 1963) tiene la polivalencia de un espíritu renacentista . A todas las facetas antes mencionadas se añade ahora la de novelista como autor de «El caso Vivaldi» , que Turner acaba de publicar en versión española. Considerado uno de los máximos especialistas del músico veneciano, Sardelli relata en estas páginas la rocambolesca odisea de los manuscritos vivaldianos tras la muerte del compositor.

En los últimos treinta años, la música de Vivaldi ha experimentado un auge espectacular. ¿A qué razones cree que se debe?

Vivaldi es excelente, potente, profundo, comunicativo. Bastaba con que se le diera a conocer al público. No es culpa suya si durante doscientos años ha permanecido olvidado. A lo largo del siglo XIX se creyó que el siglo XVIII era Bach, Haendel, Scarlatti y nadie más. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial se ha comprendido que también existía Vivaldi. Un retraso cultural inmenso, que todavía estamos pagando.

Usted es autor de varios ensayos sobre Vivaldi. ¿Por qué en este caso ha elegido el género de la novela?

Ante el asunto de la desaparición de Vivaldi y de su olvido secular, me he dicho: esta historia no puede quedar circunscrita a un centenar de musicólogos, debe ser conocida por un público más amplio. Entonces, he renunciado al ensayo científico y he elegido la forma de la novela histórica. Sigo contando hechos verdaderos, pero hago llegar a muchas más personas una historia increíble que merece ser conocida.

Tras la muerte de Vivaldi, ¿qué es lo que ocurre con sus manuscritos?

Desaparecen. Centenares de composiciones -sonatas, conciertos, óperas, motetes, cantatas- se vuelven ilocalizables: pasan de un coleccionista a otro como mercancía anticuaria, pero nadie se interesa ya por el contenido de aquellos papeles. Corren el riesgo en más de una ocasión de perderse para siempre, desmembrarse, destruirse. Es un milagro que hayan llegado hasta nosotros.

Aunque la odisea de los manuscritos de Vivaldi parece una novela, todos los protagonistas de su libro son rigurosamente auténticos.

Cuando contaba esta historia en conversaciones y conferencias, siempre había alguien que no se la creía. He escrito este libro con el rigor de un ensayista pero con el espíritu de un novelista, sin que el lector tenga que reparar en el montón de documentos que apoyan la narración.

Si hoy en día los manuscritos de Vivaldi se conservan en la Biblioteca Nacional de Turín, ¿gracias a quién ha sido?

Se lo debemos, en particular, a Alberto Gentili y a Luigi Torri. Gracias a estas dos personas -desconocidas para la mayoría de la gente- tenemos hoy a Vivaldi. No es un mérito baladí. Gentili fue un gran director de orquesta, compositor e historiador de la música de inicios del siglo XX: fue el primero en comprender la importancia de Vivaldi, en catalogarlo, en encontrar a los mecenas que desembolsasen las altas sumas de dinero necesarias para poner a salvo sus manuscritos en la Biblioteca Nacional de Turín (y por ende hacerlos disponibles para toda la Humanidad). Luigi Torri, en cambio, fue el director de aquella biblioteca, excelente musicólogo también y tenaz partidario de la causa vivaldiana. Sin estos dos hombres, Vivaldi sería hoy solamente una miríada de hojas dispersas en colecciones privadas, inasequibles para la mayoría.

«He escrito este libro sobre Vivaldi con el rigor de un ensayista y el espíritu de un novelista»

¿Cómo se les recompensaron estos méritos?

Torri murió en 1934, poco antes de la catástrofe. Gentili, al ser judío como los dos mecenas que donaron el dinero para salvar las dos partes de la gran colección vivaldiana, sufrieron los golpes del régimen fascista: las infames «leyes raciales» afectaron a Gentili y pusieron fin a su carrera universitaria, obligándolo a huir. También los dos mecenas, Foà y Giordano, tuvieron que abandonar Italia para no ser perseguidos o deportados como tantos judíos de aquellos años.

En su novela, hace una breve aparición Mussolini.

El llamado «Duce», figura ridícula si no fuera trágica y funesta, tiene una pequeña intervención en la historia del renacimiento vivaldiano. En 1930, los dos descubridores de Vivaldi, Gentili e Torri, son recibidos en audiencia privada por Mussolini junto al mecenas Giordano. En aquella ocasión, le donan algunas primeras ediciones musicales y también el que se creía haber sido el violín de Vivaldi. Este preciado instrumento, un Amati II de finales del siglo XVII, pasó luego a manos del hijo de Mussolini -el jazzista Romano- y en 2013 ha sido vendido a un anónimo coleccionista en una subasta de Christie’s. Perlas a los cerdos.

En el libro, menciona varias veces una pieza: «In memoria aeterna», del «Beatus vir RV 597». ¿Es su pieza vivaldiana preferida?

Esta pieza es una «summa» de profundidad espiritual y refinada belleza. Representa -simbólicamente- el testamento espiritual de Vivaldi: «en memoria eterna estará el justo», dice el versículo bíblico, y sin embargo el cura Vivaldi, fuera justo o no, ha corrido el riesgo de ser olvidado para siempre. Esta música sublime la aconsejaría a todos: ¡dejad por un momento las «Cuatro estaciones» y escuchad «In memoria æterna!»

«El caso Vivaldi» es también una amarga parábola sobre el desinterés de la clase dirigente italiana por la música y la cultura en general. ¿Hoy las cosas van mejor o la historia se repite?

La historia se repite: si la gran colección de manuscritos de Vivaldi saliese hoy a la luz sería todavía más difícil encontrar mecenas dispuestos a donarla al Estado.

Usted es músico e investigador. ¿Cómo ha sido la experiencia de escribir una novela?

Un gran divertimento. Me pesa cada gota de fantasía (que en mí es desenfrenada), porque creo a pesar de todo en la primacía de la verdad histórica. Pero la forma funciona, satisface e interesa. No quiero vender cuentos o invenciones. Me alegra que la gente disfrute de esta historia como si fuese inventada, pero me consuela el que sea absolutamente cierta.

¿Ha pensado escribir en algún momento la vida de Vivaldi en forma de novela?

No, en un futuro escribiré una vida de Vivaldi completa y rigurosamente apoyada en los documentos, y será un ensayo. Estoy planeando una nueva novela, pero de otro tipo. Hablará de Modigliani; más no puedo decir.

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