CINCO MINUTOS DE GLORIA
Ya está bien de ciencia ficción
Este momento reclama una vuelta a las humanidades tal y como las entendían los clásicos
«No estaría mal que nos gobernara un programa informático» , clamaba el titular de una entrevista publicada en este suplemento cuando la pandemia y el encierro casero no habían hecho más que mostrar la patita. Lo dejé escrito en el cuaderno de notas para dar vueltas a un argumento que me empezó a incomodar desde el minuto uno. Carlos Sisí , un escritor español de ciencia ficción de cierto predicamento en el género, soltaba esta sentencia sabedor de que no deja indiferente. La clave de un buen titular. Supongo que en el razonamiento da a entender que los humanos albergamos un alto índice de equivocaciones , de errores (tropezar dos y tres veces con la misma piedra...), y que mejor sea una máquina con todos sus cables, chips y demás zarandajas tecnológicas la que dirima nuestros destinos. Ordenadores cuyos programas, por cierto, configuran unos seres humanos con un amplio catálogo de virtudes y defectos en el currículum. La pescadilla que se muerde la cola.
Ahora me viene a la memoria una serie de hace unos años, titulada Halt and Catch Fire , que narra los comienzos de la industria informática en Estados Unidos . La mítica de unos friquis encerrados en un garaje dándoles vueltas a la genialidad de ser geniales: diseñar una computadora que cambie nuestro futuro. Y vaya si lo ha cambiado... Pero de ahí a dejarlas el campo libre media un abismo de contradicciones. Como las que apunta Yuval Noah Harari en sus ensayos superventas. O las que vivimos en esta realidad que me niego a relacionar con cualquier distopía o utopía de ciencia ficción venida a menos. ¿Qué me dicen de los mil y un dispositivos tecnológicos que reclaman nuestra atención y nos permiten hablar con todo quisque mientras estás encerrado entre cuatro paredes y, sin embargo, no puedes ir a ver a tus padres tres calles más allá? Esto es una aberración con todas las letras. No nos pongamos estupendos. Si algo reclama este momento es una vuelta de las humanidades tal cual las entendían los clásicos.