ARTE

La escritura de la imagen

El uruguayo Torres-García creía fieramente en que el arte propiciaba la mejora del género humano. Ideas que subyacen en su muestra actual en la Fundación Telefónica, en Madrid

«Construcción en blanco y negro», lienzo de Torres-García pintado en 1938

JOSÉ JIMÉNEZ

Después de su presentación en el MoMA de Nueva York, y antes de que viaje al Museo Picasso de Málaga , podemos ver en Madrid una magnífica exposición del pintor uruguayo Joaquín Torres-García (1874-1949).

Pintor entre dos mundos –América y Europa–, Torres-García va mucho más allá del tópico reductivo que tantas veces se aplica a las culturas latinoamericanas. Es, sin fronteras, una de las figuras centrales de la primera mitad del arte del siglo XX , algo que se plasma en su concepción del universalismo constructivo, con la que él mismo caracterizó el sentido y los objetivos de su trayectoria.

En la muestra de Madrid se presentan 175 piezas, principalmente pinturas, pero también dibujos, «collages», esculturas de madera pintada, juguetes y documentos, que permiten recorrer en plenitud todas las dimensiones del proceso creativo de Torres-García , desde sus inicios en Cataluña, adonde llegó en 1891, hasta sus últimos años en Montevideo, su ciudad natal, a la que volvió en 1934, después de haber pasado por Nueva York, Italia, París y Madrid.

En el interior

En «Lo que yo sé y lo que hago por mí mismo», una publicación de 1930 de dibujos con texto en francés, Torres-García indica que el itinerario de la expresión exige mirar en el interior de cada ser, de cada cosa y de nosotros mismos . Y subraya que se trata de algo universal, ya que todo el mundo puede expresarse, en mayor o menor medida, a través del grafismo geométrico, que implica una misma vía, ya se utilicen las palabras, la escritura, o el dibujo. Se trataría, por tanto, de « una geometría que nos es propia, que es nuestro alfabeto ».

Esta es, en síntesis, la idea del universalismo constructivo , que tiene su raíz en la interioridad de todos los seres humanos , y que Torres-García despliega de forma deslumbrante en sus obras. En ellas, los planos de color, las estructuras geométricas y las líneas negras de grueso trazado superpuestas se articulan como un lenguaje que dialoga con las letras convertidas en figuras, en poesía visual inscrita en la obra plástica; buscando un reflejo especular, desde el interior de sí mismo –de Torres-García– hasta el interior de todos los que miramos sus creaciones.

«Guitarra», pieza creada por Torres-García en 1924

Joaquín Torres-García. «Un moderno en la Arcadia»

Fundación Telefónica. Madrid. C/ Fuencarral, 3. Comisario: Luis Pérez-Oramas. Hasta el 11 de septiembre

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