LIBROS
Eduardo Blanco Amor, la novela de Orense
Si Oviedo tiene una novela, «La Regenta», Orense cuenta con «La catedral y el niño», gran obra de un gran escritor
![Eduardo Blanco Amor (Orense, 1897-Vigo, 1979)](https://s1.abcstatics.com/media/cultura/2018/06/29/blanco-k0AG--1248x698@abc.jpg)
La reedición de esta novela, publicada en Buenos Aires en 1948, es un hecho de justicia con dos vertientes. La primera es la literaria, a la que iré enseguida, pues es novela sobresaliente por su calidad entre las publicadas a mitad del siglo XX. Pero hay otra razón, que podríamos calificar de justicia cívica, pues no la tuvo Eduardo Blanco Amor en vida. Fue uno de tantos exiliados que cuando regresó a España experimentó marginación y olvido. Claudio Guillén escribió que, además del destierro, el exilio implicaba destiempo, lo que Max Aub, otro gran exiliado, literaturizó soberbiamente.
Que Blanco Amor sea gallego, perfectamente bilingüe también literariamente , no es detalle menor, tampoco con relación al exilio, que compartió con otros muchos de esa tierra y no solo políticos. Buenos Aires llegó a ser la población con mayor número de gallegos. Blanco Amor convivió con Rafael Dieste, Vicente Risco y otros muchos. También tienen mucha relación con Galicia la temática y atmósfera de «La catedral y el niño», un novelón de Orense semejante, según advierte ya Andrés Trapiello en el Prólogo a esta edición, a «La Regenta».
Regusto arcaico
Si Vetusta es trasunto de Oviedo, Auria que es la ciudad donde transcurre casi toda la novela, es el Orense natal del autor , lo que le lector advierte de inmediato pues reconoce ciertas descripciones de los que la novela es pródiga, como lo eran las anteriores durante el siglo XIX y ya no se hacia tanto en la época en que fue escrita. Por el lenguaje, pero también por la morosidad de los detalles descriptivos «La catedral y el niño» requiere de un lector que no tenga prisa , que acepte demorarse en el deleite de una prosa muy elaborada, más modernista que realista, que se ha llenado de hallazgos, pero también de un cierto regusto arcaico.
La recuperación de esta historia, publicada en su origen en 1948, es un hecho de justicia
Así como «La Regenta» es novela para una trama de amor prohibido adulto en unos contextos sociales muy definidos, en «La catedral y el niño» también hay ambientes sociales, pero derivados a lo que más importa a su autor, que es el mundo de la infancia . Aunque ha metamorfoseado la suya, pues Blanco Amor era de familia humilde al contrario que el protagonista de la novela, Luis Torralba, no cabe duda de la impronta autobiográfica que tiene, pues presta el autor al personaje vivencias que seguramente fueron suyas, especialmente el nacimiento de la conciencia de una homosexualidad sugerida y no declarada, que se percibe en escenas con los amigos adolescentes, que el narrador disimula en esa confusa parcela del nacimiento de las vivencias románticas.
Es casi al final cuando emerge este mundo de los afectos de la pubertad , puesto que la primera mitad tiene dos pivotes centrales en el mundo familiar roto y en el mundo social provinciano, clerical y hostil tanto a su madre como a su padre, quienes se rebelan contra él. La novela proporciona todo un cuadro en que la catedral es espacio metonímico del dominio de una sociedad por parte de los prejuicios, que seguramente el propio autor, hijo de padres separados, vivió en su propia carne. Desde luego la Orense previa a la Guerra Civil es la gran protagonista colectiva.