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Dieciocho de julio
Sobre el odio y el rencor no se construye nada sólido
Un joven que, el 18 de julio de 1936, tuviera 20 años, habría cumplido cien hace cuatro: por desgracia, no quedan muchos. Lo que pasó en esa fecha es ya historia de España . Querer cambiar lo que realmente sucedió es una práctica habitual de los regímenes totalitarios.
Al margen de las ideas de cada uno, es fácil informarse de lo que sucedió durante la Segunda República y el comienzo de la guerra civil con testimonios periodísticos, obras históricas y de creación literaria. Por ejemplo, La velada en Benicarló , de Manuel Azaña ; Madrid, de corte a checa , de Agustín de Foxá; A sangre y fuego , de Chaves Nogales; Plaza del Castillo , de Rafael García Serrano ; San Camilo, 1936 , de Camilo José Cela … (Cito a escritores de uno y otro bando, o de ninguno). También se debe conocer la decepción de los intelectuales que inicialmente defendieron la República: Ortega y Gasset, Marañón, Pérez de Ayala.
Ahora mismo, el 18 de julio es ya sólo San Federico. Pero no se debe olvidar la Historia ni cambiarla
La «memoria histórica» que trajo Rodríguez Zapatero es sectaria, tendenciosa: supone idealizar una República que, entre otras cosas, condujo a una situación del orden público calamitosa, insostenible; también, pretender, muchos años después, que ganaron la guerra los que la perdieron. Un dislate. Lo ha continuado Pedro Sánchez : creía realizar una hazaña democrática trasladando los restos de un dictador por el que muy pocos sentían nostalgia. Otro craso error.
Sobre el odio y el rencor no se construye nada sólido. En la transición democrática, muchos españoles, de uno y otro bando, eligieron la reconciliación . La gran mayoría no se ha dedicado a educar a sus hijos y nietos contándoles lo que su familia sufrió durante la guerra civil. El único lema debe ser el de Azaña, el 18 de julio de 1938: «Paz, piedad, perdón» . Ahora mismo, el 18 de julio es ya sólo San Federico. Pero no se debe olvidar la historia ni cambiarla.
