Series de TV
Delirios mexicanos, (alguno «trémens»)
Producciones como «La casa de las flores», «Luis Miguel» (ambas en Netflix) o «Chavela» (Movistar), entre los éxitos del verano, aupando la producción mexicana a lo más alto
México ha conquistado este verano al público con dos hijas bastardas del culebrón, un éxito incomprensible al ojo vago. Después de exponer sus narcomiserias con la mirada interesada del vecino de arriba, La casa de las flores y Luis Miguel (ambas en Netflix) han reforzado el potencial del gigante con el que compartimos lengua. No está de más recordar también el documental Chavela (Movistar). María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas nació en Costa Rica, pero fue en la patria de Frida Kahlo -su relación con ella fue apasionante- donde creció.
Famosa a la vejez
Chavela Vargas fue famosa a la vejez, en España impulsada por Almodóvar , pero más allá de apreciar los hermosos estragos que hizo el alcohol con su voz pocos conocen la tortuosa existencia de esta pionera. De niña sus padres la escondían de las visitas, pese a lo cual desarrolló una autoestima de galán omnívoro. Que el tequila no rematara el trabajo hasta los 93 es otro milagro, que disfrutamos en sus discos y en la cinta de las estadounidenses (vecinas buenas) Catherine Gund y Daresha Kyi.
Lo que hizo el padre de Luis Miguel fue peor. Explotó al crío de manera indecente, relato que agiganta Óscar Jaenada, aquí un mediocre artista agraciado en la lotería genética. En La casa de las flores brilla la hipnótica dicción de Cecilia Suárez , por encima de Verónica Castro y la estéril polémica con Paco León . Se olfatean aromas de Mujeres desesperadas , una movida mexicana (otra vez Pedro) y la acumulación de talentos del creador, Manolo Caro. A Cecilia le han prohibido hablar como Pau-li-na-de-la-Mo-ra. Nada frenará al público.